Mire usted, señor juez, le dijo el letrado a su amigo con discrección, vamos a ver si ultimamos de una vez este asunto tan vidrioso que tenemos entre manos; de lo contrario, como ya sabe su señoría, la cuestión puede enmarañarse y pasar a ser materia reservada. Todo va a depender de lo que nos demoremos en llegar al domicilio de autos para encontrarnos con la testigo de cargo.
Sin mediar más palabras, ambos se deshicieron del cuerpo del delito de un solo trago y salieron del bar despidiéndose hasta una nueva comparecencia.
Felipe Tajafuerte. 2025
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