Te recordamos, Dorita,
con esa sonrisa fresca
que rebosaba tu rostro
y siempre llevabas puesta.
Nos dejaste muy deprisa,
sin señales de pereza
y nos quedamos nosotros
con nuestras vidas y penas.
Ha pasado todo un año
con esta tu muerte a cuestas,
tratando de arrinconar
el sinvivir de tu ausencia.
Pero estamos hoy aquí,
otra vez la misma fecha,
recordando esa mirada
de exuberante entereza.
Dorita, descansa en paz;
que sea leve la espera
hasta que lleguemos otros.
Que llegaremos, no temas.
Felipe Tajafuerte. 2024
Se nota su ausencia, pero hay que seguir con entereza, muchos besos
ResponderEliminarFelipe, he sentido no poder acompañaros. Qué bonito y con cuánto sentimiento y verdad lo que dices de Dorita
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