Sí, Dorita, te fuiste de improviso.
Sin pensarlo dos veces. Con premura.
Harta de internamientos y subidas
al hospital. Hastiada de unas pruebas
que nada traslucían, descubriendo,
más tarde, lo que nunca imaginaste.
Transcurridos tres meses, continuamos
recordando tu vívida presencia.
Tu pausada sonrisa permanente
convive con tu ausencia en paralelo,
unida a la memoria amortiguada
de tu rostro. Descansa en paz, Dorita.
Felipe Tajafuerte. 2023
Así te recuerdo yo, con esa sonrisa, lanzo mi beso al cielo
ResponderEliminarGracias, Cris. Un beso también para ti.
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