Inmóvil, tras
la agonía,
se muestra
el Cristo yacente,
con
mirada transparente
de una
vida en sintonía.
Un esbozo
en simetría.
Cálida imagen
doliente
de una
idea sugerente
con
plenitud y armonía.
Ahí, tendido
en el lecho,
inclinada
la cabeza,
hendido
el torso maltrecho,
turba la
delicadeza
de ese
silente clamor
que
aletea en derredor.
Felipe Tajafuerte. 2021
Precioso y delicado poema, Felipe👏👏👏👏👏
ResponderEliminarAhora que ha resucitado, seguro que al mismo Jesús le gusta, Felipe. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Está dedicado a un Cristo yacente articulado con el que probablemente en tiempos pasados se realizaba la escena del descendimiento. Tras la restauración de la catedral tudelana, está ubicado en una capilla lateral, junto con la imagen de la Dolorosa. Justo al lado se encuentra la capilla de Santa Ana.
EliminarUn inspirado soneto dedicado al Cristo tudelano, que leo está guardado en su catedral.
ResponderEliminarUn saludo.
Así es. Gracias por la visita y el saludo.
EliminarLa imaginería en España es muy rica, quien no presume de tener un Salzillo, un Barbero o un Benlliure.
ResponderEliminarSaludos
Sí, y hay obras que, sin ser de esos artistas, también merecen la pena, aunque no sean tan reconocidas. En todas partes hay imágenes que, sin figurar en ninguna antología, tienen su aquel. Un fuerte abrazo, Manuel. No sé si algún día podré aparecer por Granada y juntarnos para tomar una cervecica.
EliminarBueno e inspirado soneto . Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Chelo, por el comentario y el abrazo.
EliminarUfff, me ha emocionado, gracias por compartir tan preciosa inspiración
ResponderEliminarUn saludO
Carmen