No sale la Patrona.
Las calles mueren huérfanas
de la albahaca y la cera
del estío.
No bailan altaneros los
gigantes
encauzando la sierpe
blanquirroja.
No acompaña el tamboril a
los chistus,
ni la cruz a los cirios.
Desprovistos de jotas con arraigo,
los aleros se olvidan del incienso.
Suenan bronces esquivos, carentes
de alborozo,
solapando nostalgias de resol.En los ojos se asoma
la turbia brillantez de arcaicas emociones.
A la espera de un tiempo más propicio,
Santa Ana reposa en su hornacina
añorando solanas callejeras.
Hoy, veintiséis de julio
del año dos mil veinte,
la Abuela, también, se ha quedado en casa.
No sale la Patrona.
Felipe Tajafuerte. 2020