Ayer tuvo lugar, en la recoleta plaza de San Jaime, el VIII pregón en homenaje a la elástica y la boina tudelanas. En esta ocasión, a mi juicio, se ha obrado con cordura y se han separado las cenas de las dos celebraciones. Ambas, como es lógico y natural, tienen sus defensores y detractores. Esto no lo podemos evitar, porque de todo tiene que haber en la viña del señor. No obstante, anoche, los partidarios de la boina pudieron reunirse sin renunciar a nada y disfrutar de la tradicional cena. Lo mismo ocurrirá el próximo viernes: los acérrimos de la elástica podrán degustar su cena, también tradicional, sin que nadie les haga sombra. Quienes son indiferentes a estas tradiciones seguirán absteniéndose y los que somos gustosos de participar en ambas, podemos hacerlo sin tener que optar por una u otra.
El honor de hacer el pregón de este acto, así lo consideramos los que hemos sido pregoneros, recayó, de nuevo, en una mujer: Blanca Aldanondo, una fotógrafa profesional como la copa de un pino, a quien vemos recorrer los rincones de Tudela para dar noticia gráfica de cualquier acontecimiento. Como es habitual, hizo la presentación el polifacético Pepe Alfaro ante un numeroso público entre el que nos encontrábamos Isidro López, primer pregonero, Milagros Rubio, la última y yo que fui el cuarto. A los tres nos hicieron la correspondiente foto junto a la protagonista de este año y el presentador.
De izquierda a derecha: Isidro, Milagros, yo, Blanca y Pepe |
Blanca estuvo muy amena y emotiva en su discurso un si es no es nostálgico. Le agradezco la mención que hizo de quienes la hemos precedido, pero tengo que hacerle una pequeña corrección: Si no recuerdo mal, la "alucinante puerta giratoria" no era la del Diamante, sino la de un bar contiguo, ubicado entre éste y el Arbella: el Amaya. Estos dos últimos desaparecieron y han sido sustituidos por otros.
Blanca Aldanondo leyendo su pregón, junto a ella Pepe Alfaro |
Como en ocasiones anteriores, transcribo íntegro el pregón, que amablemente me ha facilitado Blanca Aldanondo, para quienes no tuvieron oportunidad de escucharlo. Dice así:
VIII PREGÓN DE LA BOINA Y LA ELÁSTICA TUDELANA
Y digo yo…
¿Qué hace una fotógrafa como yo en un escenario como este?
Un lugar por donde han pasado poetas, escritores y gentes de
mucho saber. Isidro, Fermín, El Jabonero, Felipe, Inma, Pepe, Milagros. ¡¡¡Qué
vértigo!!!
Yo no sé hacer maravillosas rimas ni bellos relatos. Solo
puedo mirar. Mirar y ver. Usar mi cámara y perpetuar nuestro día a día.
Y ahora vamos a mirar juntos unas imágenes que todos
guardamos en la memoria colectiva. Os invito a ‘fototransportarnos’ juntos a
momentos de la Tudela de los últimos años en los que la Elástica y la Boina son
protagonistas.
Mi primera foto.
Cerrad los ojos. El paseo
de Invierno. El quiosco del señor Andrés. El parque infantil. La imprenta Muskaria.
Y el Colegio Lestonac. Esta es la foto de
mi infancia. Por aquel entonces, eso era Tudela para mí.
¿Veis el quiosco del señor Andrés? El olor pegajoso de los
pepinos y cebolletas en los dedos. Aquellos regalices rojos, y los kilos y
kilos de pipas y maíces.
Ahora bajamos un poco. Al parque infantil de hierros
oxidados. El tobogán, las barras paralelas
donde dábamos volteretas suicidas. Aquellos columpios con un gran charco
de agua debajo. Y la reina del parque: la bola del mundo con una barra vertical
en su mismísimo núcleo para poder bajar…, o evitar despeñarse de cabeza. Solo
unos pocos valientes se atrevían con ella. Y aquel suelo cubierto con una
alfombra de piedras.
La imprenta Muskaria, con un pequeño escaparate que contenía los mayores tesoros. Las gomas de
borrar, lapiceros, bolígrafos, cuadernos y sobre todo, cromos…
Y para terminar, el Colegio Lestonac. Allí crecimos e
hicimos amigos.
Aquí comienzan mis primeros recuerdos de la boina y la
elástica. Esa imagen de mi padre o de mi abuelo cuando venían a buscarme. Con
sus txapelas, como las llamaban ellos. Podía verlos acercarse desde la otra
punta del parque. ¡¡¡Blanca!!! ¡¡¡Te llama tu madre!!!
Otra foto, la de mi adolescencia.
Mirad esta otra imagen. Tudela se hacía más grande para mí. Descubrí
la plaza Nueva.
Vamos a recorrerla juntos. En la esquina, el Banco Bilbao.
La zona de los bares, inaccesibles para mí en aquella época. La alucinante
puerta giratoria del Diamante. Allí jugábamos girando y girando hasta que algún
adulto te lanzaba un par de gritos. Y aquel olor que salía a la calle de los
legendarios calamares a la gabardina del Arbella.
Y lo más importante de todo: los carricos de chucherías en
los porches de la plaza. El paso previo a la sesión de primera hora de la tarde
del cine Versalles.
Allí discurría nuestra adolescencia y comenzamos a fijarnos
en las cuadrillas de amigos con elásticas y boinas que chiquiteaban por los
bares de la plaza. Aquellos que te miraban con sorna y te preguntaban: “¿Y tú…,
de quién eres?”.
La foto de juventud
Tudela crecía y crecía;
el Paseo del Prado, el Corazón de Jesús, la Torre Monreal. La
experiencia en el grupo de danzas….
Quién de vosotros no se coló en la Torre Monreal para
encontrar el pasadizo hacia la catedral… Y quién no se refugió en cuadrillas en
el paseo del Prado para fumar a
escondidas aquellos cigarros que comprábamos de uno en uno…
Y aquella música que salía desde las ventanas abiertas de la
Casa del Reloj y que te invitaba a entrar. Allí viví mi experiencia con el
Grupo Municipal de Danzas. Boinas rojas, negras, elásticas. Los txistularis y
los danzaris. Los primeros chicos…
Y el mayor de los descubrimientos: Cocorico. Aquella primera vez que conseguí entrar sin
la edad exigida después del enésimo intento. Aquello era el paraíso; enorme,
azul, con chicos y la mejor música… Boinas no había; creo…
Y por último, la foto
de hoy
Aquí y ahora mismo. En esta noche de otoño en la que homenajeamos
a estas prendas tan nuestras.
Y en la plaza de San Jaime, un lugar entrañable de Tudela en
el que casi se pueden escuchar los siglos de historia. Cerrad los ojos un
momento. ¿No oís el repiqueteo tozudo de los canteros que construyen la Catedral?
A casi todos os he
conocido por mi trabajo de fotoperiodista. Con boinas, con elásticas, en el
trabajo, dedicando vuestro tiempo a Tudela o disfrutando de nuestras tradiciones.
Así que congelo también este instante y lo guardo para siempre en mi memoria. En
nuestra memoria…
Pero os voy a pedir un pequeño favor. Aquello que os pido
siempre cuando os apunto con mi cámara: Mirad hacia aquí y, sobre todo…, ¡SONREID!”.
Y ahora, que suene la música de los gaiteros con sus
txapelas y elásticas. Vamos, que ya huele a tostadas de ajo y se nos van a
socarrar…
¿Qué linda labor de la fotoperiodista! Aquí en Chile sería llamada Reportera Gráfica.
ResponderEliminarSaludos.
También aquí se utiliza el que dices, pero ella ha utilizado ese otro. Saludos
EliminarFeliz Navidad y Año Nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo
Enhorabuena, Felipe, por tu pregón y por plasmarlo aquí para que podamos disfrutarlo en diferido. Creo que debemos conservar nuestras tradiciones, a condición de que no comporten malos tratos para las personas u/o los animales. Todo mi reconocimiento y mi afecto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.