El pasado mes de noviembre hicimos una excursión para visitar el castillo de Javier y el Monasterio de San Salvador de Leyre, lugares sobradamente conocidos pero no por ello menos atractivos. Antes pasamos por la población de Aibar para conocer el Aula de Energías Renovables, donde quizás nos entretuvimos demasiado y esto hizo que fuésemos ya con un cierto retraso durante toda la jornada. Tanto es así que se nos echó la noche encima contemplando el pórtico de la iglesia del monasterio en un atardecer verdaderamente espectacular.
Atardecer en San Salvador de Leyre |
En la Sierra
de Leyre, llamada también la sierra de Errando, los ríos Salazar e Irati han
excavado en la roca caliza los cañones más espectaculares de Navarra: las foces
de Arbayún y de Lumbier, cuyas dimensiones son únicas en España. Las cumbres
más importantes de esta sierra son Escalar y Arangoiti con 1.302 y 1.353 metros de altura sobre el nivel del mar
respectivamente. En las faldas de éste último se encuentra situado el Monasterio de San
Salvador de Leyre, cuna del reino de Pamplona, precursor del de Navarra, y
mausoleo de sus primeros reyes.
La foz de Arbayún desde el mirador de Iso |
Detalle de un capitel de la cripta |
La cripta de Leyre |
La iglesia consta de tres naves con bóveda de cañón, muy altas, la central más ancha que las otras dos, sin guardar simetría ya que la izquierda es más estrecha que la derecha. Los tres ábsides son de planta semicircular. En el altar principal se encuentra la Virgen de Leyre y, cercano al crucero, un coro en madera de estilo plateresco.
Santa María de Leyre |
A destacar también, en el exterior, la Puerta Speciosa, pórtico construido durante la primera ampliación de la iglesia. En el tímpano circular hay seis imágenes, la más importante la del Salvador de quien toma nombre el monasterio. Cuatro arquivoltas, embellecidas con figuras de seres reales y fantásticos, descansan sobre seis columnas, tres a cada lado, coronadas por capiteles decorados con una variada temática. Sobre las arquivoltas está el friso en el que se representan, entre otras, escenas del martirio de las santas Nunila y Alodia.
La Puerta Speciosa ya de noche |
Como no
podía ser de otra manera, Leyre también tiene su leyenda: la de San Virila. Cuentan que
en este monasterio vivía un monje llamado Virila que albergaba grandes dudas
sobre el misterio de la eternidad y rogaba a Dios para que le hiciera
comprender dicho misterio.
San Virila echando un sueñecito |
Un día que
salió a dar un paseo por los bosques de la sierra se sentó a descansar junto a
una fuente y quedó tan absorto con el canto de un ruiseñor que perdió la
noción del tiempo y se quedó traspuesto. Cuando despertó ya anochecía. Regresó
al cenobio donde habitaba y se percató de que ningún monje le era
familiar y en el monasterio se habían introducido algunos cambios.
Apesadumbrado, se dirigió al prior, al que tampoco conocía, exponiéndole
su extrañeza y juntos en la biblioteca descubrieron asombrados que hacía tres
siglos había existido un abad llamado Virila que fue canonizado años más tarde de su
desaparición durante uno de sus paseos primaverales.
Comprendió
que él mismo era el abad mencionado en ese escrito y que, al someterle a esta
prueba, Dios había escuchado sus súplicas. Todavía hoy puede visitarse la
fuente citada en este relato siguiendo un sendero por el bosque.
Esta leyenda no es exclusiva de Leyre. Yo la he escuchado, con muy ligeras variaciones, en el monasterio gallego de Armenteira, cerca de Pontevedra, atribuida a San Ero. Tengo entendido que se reproduce también en una de las Cantigas de Alfonso X el Sabio.
San Salvador de Leyre, a sus pies el embalse de Yesa |
El actual gobierno cuatripartito de Navarra, poniendo como excusa y motivo el hecho de que inicialmente estos galardones se entregaban en Olite, en una decisión innecesaria y no demandada, acordó unilateral e inopinadamente, sin contar con la anuencia de la mayoría de los navarros, trasladar la ceremonia de entrega de los mismos a esa ciudad, excluyendo a la familia real de dichos actos, contribuyendo así al esperpento manteniendo el principesco título para esos premios. Quizás la Sra. Barkos pretende adquirir el prestigio internacional del que goza el monarca, ya que nuestra presidenta, fuera de Navarra y el País Vasco, pinta menos que Caramba en el Bocal. Para tomar esta decisión no digo que se hayan encomendado al diablo, pero a Dios tampoco. Sea como fuere, parece que el prestigio de este galardón ha caído en picado, cosa que no ha sorprendido ni a propios ni extraños.
Hace unos años estuve por allí. Tuve que optar entre visitar e monasterio de Leyre o el castillo de Jacier; y opté por aquél, visité la cripta, la iglesia, vi el pasillo de San Virila, y acabe publicando una entrada. El lugar lo merece y me impresionó. Y ahora he vuelto a recordar aquella visita. Por cierto, recuerdo que comí entonces muy bien, en el restaurante de la hospedería.
ResponderEliminarUn saludo.
A mi entender optaste bien. El castillo de Javier también merece la pena, pero con unas connotaciones distintas. Comer bien en Navarra es lo habitual, lo contrario es lo extraño. Saludos
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