¡Por fin! Desconozco si las dos agrupaciones se pusieron de acuerdo o bien cada una por su cuenta decidió celebrar el ágape en distinta fecha e imperó la cordura. Esta solución siempre me pareció la más adecuada: iniciar el viernes una semana dedicada a la Boina y a la Elástica con el pregón del homenaje conjunto a ambas prendas tudelanas; el viernes primero celebrar la cena de la boina y el último la de la Elástica. De esta manera nadie tiene que optar por una o por otra. Todavía se podría mejorar manteniendo la oferta de los bares, vino y chistorra, durante toda la semana.
Oportuno como de costumbre, a la vuelta de mi viaje a Barcelona, me despisté y se me pasó acudir a escuchar el sexto pregón que este año pronunciaba José Luis Zardoya Molinos, con quien mantengo una buena relación desde que era el letrado asesor de la entidad bancaria en la que yo prestaba mis servicios, en aquellos tiempos en que los asuntos de reclamación de deudas se dilucidaban en las oficinas locales.
Pepe Zardoya ya fue pregonero del Volatín el año 2013, en aquella malhadada ocasión en que la policía foral interpuso una desafortunada querella por una interpretación sesgada de su alocución. Naturalmente la querella fue archivada por el juez que no vio ningún fundamento en ella. Me alegro, por tanto, de su designación para este evento y lamento no haberle podido acompañar, no solo en el pregón, sino también a la hora del yantar.
Para resarcirme de este imperdonable olvido, el próximo viernes acudiré a la cena de la Elástica, durante la cual se rendirá homenaje al Banco de Alimentos de Tudela. Allí daremos cuenta de las tradicionales sopas de ajo y demás viandas que las acompañan.
Pepe Zardoya me ha facilitado amablemente el texto de su discurso que esta vez ha desarrollado mediante unas quintillas que a continuación reproduzco:
Amigas y amigos todos
que habéis venido a escuchar
lo que cuente el pregonero,
¡veremos si está certero!
hasta la hora de cenar.
Precedido por poetas,
escritores y un juglar,
unas palabras me piden,
en verso libre o que rimen,
y que paso a recitar.
que habéis venido a escuchar
lo que cuente el pregonero,
¡veremos si está certero!
hasta la hora de cenar.
Precedido por poetas,
escritores y un juglar,
unas palabras me piden,
en verso libre o que rimen,
y que paso a recitar.
y a la elástica, por igual,
hermosas y diferentes,
que llevamos los presentes
en esta noche otoñal.
Aquí en la Plaza San Jaime
de recuerdos sin final,
con el kiosko, tiendas, bares,
y al fondo de estos lugares,
el Palacio Decanal.
Adosado a un monumento
del gótico principal,
el Claustro, Puerta del Juicio,
¡que se cuide sin prejuicio!,
de la insigne Catedral.
Calles, plazas y rincones,
acervo patrimonial,
llenas de gentes cristianas,
judías y musulmanas.
Historia intemporal.
Casi cuatrocientos años
las tres religiones, verdad,
conviviendo con altura,
creando riqueza y cultura,
legadas a la ciudad.
Hablando ya de la boina,
en Tudela no nació.
En una figura fue hallada,
dos mil años, casi nada,
cuya cabeza cubrió.
En la etapa musulmana
no la he podido encontrar,
ni Muza, del Ebro Rey,
ni el Ciego, Poeta de ley,
boina pudieron llevar.
Nuestros ilustres judíos
de renombre y de postín,
tampoco boina llevaban,
pues kipá es lo que portaban
Jehuda y Benjamín.
En varios siglos cristianos,
ni aun buscando con tesón.
No llevan boina los reyes,
ni obligaba con sus leyes
el Dean de Villalón.
Tiene distintos colores
y formas de colocar:
policía, parisina,
carlista y campesina,
y boina del militar.
La llevó Pío Baroja,
Martín Lutero y su fe,
Pablo Neruda el poeta,
y un mito en este planeta,
Ernesto Guevara, el Ché,
En Navarra gusta negra,
y sirve con ilusión
a celebrar la victoria,
ya justa o bien notoria:
¡Txapela del campeón!
La elástica es una prenda
de suma utilidad,
es chaqueta y es abrigo,
muy elegante ya os digo,
con lana de calidad.
Recuperemos la elástica,
es seña de identidad,
como el balón encalado
o un líquido ya esbafado,
hablamos en vecindad.
Ya se perdió la mandarra,
y hasta el agua de ruciar;
nos queda la revoltosa,
y la expresión tan curiosa
cuando digo “regalar”.
Los versos van terminando,
pregunto y ya pongo fin:
¿sería suerte fantástica
vestir con boina y elástica,
al querido Volatín?
Pepe Zardoya
18 de noviembre de 2016
del gótico principal,
el Claustro, Puerta del Juicio,
¡que se cuide sin prejuicio!,
de la insigne Catedral.
Calles, plazas y rincones,
acervo patrimonial,
llenas de gentes cristianas,
judías y musulmanas.
Historia intemporal.
Casi cuatrocientos años
las tres religiones, verdad,
conviviendo con altura,
creando riqueza y cultura,
legadas a la ciudad.
Hablando ya de la boina,
en Tudela no nació.
En una figura fue hallada,
dos mil años, casi nada,
cuya cabeza cubrió.
En la etapa musulmana
no la he podido encontrar,
ni Muza, del Ebro Rey,
ni el Ciego, Poeta de ley,
boina pudieron llevar.
Nuestros ilustres judíos
de renombre y de postín,
tampoco boina llevaban,
pues kipá es lo que portaban
Jehuda y Benjamín.
En varios siglos cristianos,
ni aun buscando con tesón.
No llevan boina los reyes,
ni obligaba con sus leyes
el Dean de Villalón.
Tiene distintos colores
y formas de colocar:
policía, parisina,
carlista y campesina,
y boina del militar.
La llevó Pío Baroja,
Martín Lutero y su fe,
Pablo Neruda el poeta,
y un mito en este planeta,
Ernesto Guevara, el Ché,
En Navarra gusta negra,
y sirve con ilusión
a celebrar la victoria,
ya justa o bien notoria:
¡Txapela del campeón!
La elástica es una prenda
de suma utilidad,
es chaqueta y es abrigo,
muy elegante ya os digo,
con lana de calidad.
Recuperemos la elástica,
es seña de identidad,
como el balón encalado
o un líquido ya esbafado,
hablamos en vecindad.
Ya se perdió la mandarra,
y hasta el agua de ruciar;
nos queda la revoltosa,
y la expresión tan curiosa
cuando digo “regalar”.
Los versos van terminando,
pregunto y ya pongo fin:
¿sería suerte fantástica
vestir con boina y elástica,
al querido Volatín?
Pepe Zardoya
18 de noviembre de 2016