Aguas puras cristalinas
descienden entre guijarros
forjando nuevos destinos
por la senda de castaños.
Alas de plata en los ruejos
conjugan del sol los rayos.
Oscuros troncos dibujan
viejas leyendas de prados
y los ripios de granito
murmuran de claro en claro.
Al discurrir de las aguas,
camino del puente bajo,
las raíces renegridas
florecen junto a peñascos.
El concierto de unos grillos
se escucha no muy lejano.
Larga tarde de canícula,
de siesta, cerveza y baño,
sombrero, gafas de sol,
brisca y tinto de verano.
Mientras los niños, con risas,
se bañan en los remansos,
se bañan en los remansos,
ninfas y gnomos silvestres
se ocultan en los meandros.
río lento acompasado,
cauce que al fluir repite
romanzas vivas de antaño.
Del poemario Auras de mejana. Felipe Tajafuerte. (2016)
¿Aguas claras?, no se, no se; según estudios de distintos grupos ecologistas, nuestras aguas de interior son las más contaminadas de Europa, solo nos preocupamos de las banderas azules de las playas y nuestra vista no va más allá.
ResponderEliminarDe todos modos y pese a la realidad, tu poema me gusta y ayuda a pensar en otros tiempos en los que uno hasta podía beber del agua del río.
Saludos
Te aseguro, Emilio, que el agua estaba pura y cristalina. No había suciedad en el río y la contaminación podría venir del número de personas bañándose en ellas. Se trata de una piscina natural en Acebo, cerca de Hoyos, en la Sierra de Gata cacereña. Con mi saludo los deseos de que hayas tenido una buena vuelta de vacacionesde
EliminarMuy bien por ese romance , Felipe, sigue con ello y no lo dejes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Chelo, de vez en cuando me entretengo.
EliminarSiesta, cerveza y baño. El ideal de muchos.
ResponderEliminarMe resulta exótico eso de la Sierra de gata cacereña.
Saludos chilenos.
En esos días el calor era agobiante, incluso en la sierra de Gata.
EliminarAguas claras. Hermosos versos.
ResponderEliminarGracias, Esteban. Un saludo desde este otro lado
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