martes, 26 de julio de 2016

Liras a Santa Ana

Óleo de una imagen tricéfala de Santa Ana en la catedral de Tudela

Santa Ana bendita
de esta ciudad insigne bienhechora
que nuestras penas quita.
Celestial mediadora,
de sus nietos perenne protectora.

El fervor que Tudela
siente por su patrona, la “abuelica”
que tanto la tutela,
a la ciudad implica
de la ermita del Cristo a la Peñica.

Es en la procesión
donde con gran cariño proclamamos
nuestra veneración.
A ti nos acercamos
y como nuestra guía te aclamamos.



Felipe Tajafuerte. (2015)



viernes, 22 de julio de 2016

... pregunta por la Dolores


Museo de La Dolores. Calatayud
No te cortes un pelo. Puedes preguntar tranquilamente por esta señora porque los habitantes de la antigua Bílbilis ya no se encocoran  por ello. Han comprendido que esta leyenda destaca por la magia que desprende, vibra como la jota, trasmite el morbo de una canción equívoca y proclama a los cuatros vientos el nombre de Calatayud, unido indefectiblemente al de la Dolores.

Si vas a Calatayud
pregunta por la Dolores,
que es una chica muy guapa
y amiga de hacer favores.

Esta copla que compuso un ciego agradecido a una hermosa muchacha bilbilitana que, en el Mesón de San Antón de Calatayud, se interesó amablemente por él y le entregó una inusual cantidad de dinero, fue la causa de la infamante fama de la Dolores, que así le llamaba la chica.

Mesón de la Dolores, antiguo de San Antón
Años más tarde, en la penúltima década del siglo XIX, el escritor catalán José Feliu y Codina la escuchó cantar a otro ciego en la estación de Binéfar y vio sus posibilidades para escribir un drama de ambiente aragonés, Interpretando a su albedrío la palabra "favores", escribió la historia de una joven caritativa y honrada seducida por un guaperas. A partir de aquí la cosa vino rodada.

Portada del drama de José Feliú Codina
El drama se estrenó con gran éxito en Madrid el 19 de marzo de 1983 y la copla se popularizó. Luego Tomás Bretón compuso una ópera basada en el mismo tema y la fama de la Dolores se propagó como el humo de las hogueras. Debido al enojo, más bien cabreo, de los habitantes de la ciudad del Jalón, su ayuntamiento quiso reparar la injusticia de su vecina y convocó un concurso de coplas populares para enaltecer la virtud de la mujer bilbilitana que, a pesar del número de las presentadas, quedó desierto. Como suele suceder, fue peor el remedio que la enfermedad y un poeta jocoso parió esta jota:

Dicen que en Calatayud
están que echan las muelas
porque no hallan un cantar
que eche al honor medias suelas.

Más tarde, el diario ABC reabrió el concurso y la jota ganadora, que tampoco arregló mucho la cosa, fue la siguiente:

La copla de la Dolores
todo el mundo la cantó
y entre tantos cantadores
ni uno solo la creyó.

Hasta aquí lo que relata el escritor tudelano José Maria Iribarren en El porqué de los dichos, extractado del extenso trabajo de 1945 del periodista aragonés Gregorio García, titulado Cómo nació la canción de la Dolores.



La novela de Feliú y Codina

Otros cuentan que la copla la hizo un pretendiente despechado que se encaprichó de su belleza y al que Dolores le negó sus encantos. Gracias a la mala baba de este individuo, una chica guapa de buena familia tuvo que largarse lejos de su ambiente para vivir con algo de tranquilidad.



Libreto de la ópera de Tomás Bretón
Poco tienen que ver estos dimes y diretes con la verdadera historia de La Dolores. Como sucede habitualmente, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. María de los Dolores Peinador Narvión, nació en Calatayud el 13 de mayo de 1819. Su padre fue un apuesto militar y abogado gallego y su madre pertenecía a una de las más distinguidas familias bilbilitanas. El padre fue nombrado alcalde de Daroca. Dos años después falleció en esta ciudad su esposa, dejando una cuantiosa herencia a Dolores y a sus hermanos encargándose el padre de la administración de la herencia. Contrajo éste nuevas nupcias, le nombraron alcalde de Gerona y, posteriormente, juez de Primera Instancia. Al parecer se despreocupó de los hijos de su primer matrimonio; iban pasando los años, y no les entregaba la herencia. Cuando Dolores alcanzó la flor de la vida, un militar andaluz, conocedor de la fortuna, la enamoró y se casaron en secreto. Tras pleitos y más pleitos, el militar consiguió los caudales de Dolores quien, dotada de una excepcional hermosura y una desenvoltura poco frecuente entre las mujeres de su tiempo, concitó la morbosa curiosidad de sus paisanos y fue puesta en coplas anónimas que pronto se convirtieron en uno de los principales referentes legendarios del entorno local. Más tarde, debido a la vida licenciosa del marido, al que algo acompañaría Dolores, tuvieron que ir vendiendo todos los bienes y quedaron poco menos que en la miseria, por lo que se trasladaron a Madrid huyendo del asfixiante entorno provinciano que les rodeaba. Abandonada por el ambicioso marido y con ocho hijos, tuvo que ejercer, para sacarlos adelante, ciertos menesteres que contribuyeron a acrecentar la mala reputación que arrastraba desde su ciudad natal. Tuvo una vejez penosa y murió en el verano de 1984, siendo enterrada en el cementerio de la Almudena. 

La popularidad: Una marca de anís
Lo cierto es que esta mujer, por más que fuese protagonista de hechos tan singulares, por su falta de significación histórica, hubiese pasado desapercibida y su recuerdo se hubiera diluido con el tiempo. Pero, como he dicho antes, José Feliu y Codina, a partir de una copla anónima, montó en 1892 el drama La Dolores en la que cuenta la azarosa vida de una moza honrada, honesta y piadosa que sirve en el Mesón de San Antón, a donde ha ido a parar después de ser seducida por un barbero. Dada su singular hermosura, se enamoran de ella un comerciante ricachón, un militar engreído  e incluso un seminarista, sobrino de la dueña del mesón. Como en todo drama que se precie, en una disputa violenta por el amor de la joven, salen a relucir las navajas y el barbero pierde la vida a manos del seminarista.

Película protagonizada por Concha Piquer

Con estos mimbres nació un nuevo personaje, "La Dolores", promovido por la fantasía y el arte de escritores, poetas, compositores, libretistas, cineastas y, sobre todo, amparado por la receptividad popular, alcanzó la dimensión de un mito legendario, generador de un patrimonio cultural universal de primera magnitud, auspiciado por su incorporación al mundo de la lírica.



La película de Imperio Argentina
Además de la ópera de Tomás Bretón, compuesta a partir del texto dramático de Feliu y Codina, se han producido seis óperas más, seis piezas musicales, cinco películas, seis obras de teatro y zarzuelas y cuatro novelas. 

Comedia damática
Quizás una de las composiciones más conocidas sea el pasodoble, publicado en Argentina en 1944, Si vas a Calatayud, con letra de Salvador Valverde y música de Ramón Zarzoso. Pienso que se trata de una obra que reivindica la figura de La Dolores mejor que las malogradas coplas del ayuntamiento de su ciudad o que la del ABC de Madrid. En ella figura esta copla como refrán o estribillo:

Si vas a Calatayud
pregunta por la Dolores
que una copla la mató
de vergüenza y sinsabores...

No quiero terminar esta entrada sin facilitar un par de enlaces ilustrativos para todo el que esté interesado en ello. Se trata de la Jota de la Dolores, de la ópera de Bretón y el pasodoble Si vas a Calatayud. Deseo que los disfrutéis.


Placido Domingo y Ángel Cárdenas. Jota de La Dolores


Margarita Sánchez. Si vas a Calatayud



Bibliografía:
José María Iribarren. El porqué de los dichos.
Ayuntamiento de Calatayud. La Leyenda de "La Dolores"

Entrada relacionada: Si vas a calatayud...


sábado, 16 de julio de 2016

Si vas a Calatayud...


Plaza del Fuerte
Ni se te ocurra la preguntica de marras. En todo caso, pregunta por el Mesón de la Dolores. Es algo más sutil. Aunque, tengo entendido que, de un tiempo a esta parte, a los bilbilitanos ya no les molesta que se inquiera por esa moza a la se tildó de amiga de hacer favores. Más bien todo lo contrario. Cosas del márketing. Nosotros no tuvimos que preguntar por nadie puesto que nuestra guía local ya estaba contratada.

La visita a Calatayud, en un día soleado aunque un tanto fresco para tratarse del mes de julio, resulto cuando menos ameno. Iniciamos el recorrido en la Plaza del Mercado, una plaza algo desangelada por los huecos producidos por el derribo de varios edificios, circunstancia recurrente en todo el casco antiguo de la ciudad.

San Juan el Real
De allí nos dirigimos a la iglesia de San Juan el Real, originariamente dedicada a la Virgen del Pilar, regentada por los jesuitas hasta su expulsión de España en que se le dio la nueva advocación. Destacan en las pechinas del crucero unas oscuras pinturas de un Goya principiante y en el coro, sobre la puerta de entrada, un hermoso órgano barroco, según dicen de muy buena calidad.

La torre inclinada de San Pedro de los Francos

Continuamos hacia la iglesia de San Pedro de Los Francos con su torre amenazadoramente inclinada hacia la calle Dato, razón por la que en el siglo XIX fue derruido el cuerpo donde se ubicaban las campanas. Tiene una portada magnífica de estilo gótico levantino.

San Pedro de los Francos
El interior mantiene la estructura mudéjar de tres naves y tres ábsides, con altos pilares y bóvedas de crucería. Está pintada en unos tonos rosáceos que resultan algo extraños. En esta iglesia se celebraron las cortes que designaron príncipe heredero a Fernando el Católico en 1461. En la nave de la derecha, colgado del muro hay un pequeño órgano con unas bonitas filigranas de madera.

Colegiata de Santa María
Fuimos paseando por las estrechas calles hasta llegar a la Colegiata de Santa María donde todavía persisten las obras de rehabilitación. Nos recibió una alta torre octogonal mudéjar, setenta metros, del siglo XVI, así como una extraordinaria portada plateresca en alabastro, a modo de retablo, con un amplio tejaroz policromado. Tampoco pudimos acceder al claustro del siglo XIV con arcadas de ladrillo apuntadas.

Torre de San Andrés
Nos acercamos después a la iglesia de San Andrés, cercana al barrio judío, cuyo interior tampoco pudimos contemplar debido a las mismas causas que la Colegiata. Sí pudimos admirar en el exterior una esbelta torre mudéjar octogonal de tres cuerpos con unas muy interesantes decoraciones en ladrillo.

El Mesón de la Dolores
Continuamos por las estrechas calles de la ciudad constatando el deterioro manifiesto de su centro histórico con solares vacíos por derribo de casas, edificios en ruina inminente, vetustos comercios cerrados a cal y canto y feas edificaciones modernas sustituyendo el antiguo caserío.


Un rincón del mesón
Terminó nuestra visita guiada en la misma plaza donde había comenzado. Allí nos esperaban las terrazas de los bares. No acerté cuando, a última hora, cambié mi habitual cerveza por un pésimo vino de la tierra.


Galerías en el mesón
Teníamos contratada la comida en el Mesón de la Dolores, un lugar típico que me recordó, salvando las distancias, al Cándido de Segovia. Causa impresión su alegre tipismo y, por añadidura, su cocina guarda una muy buena relación calidad-precio. Salimos satisfechos por el buen yantar.

Puerta de Terrer

Unos cuantos aprovechamos el tiempo libre de la tarde para acercarnos hasta el Museo de Calatayud, dejando atrás la Puerta de Terrer y la Fuente de los ocho caños.

Fuente de los ocho caños
Además de los numerosos objetos extraídos del vecino yacimiento de Bílbilis, origen del gentilicio  de bilbilitanos con el que se denomina a los habitantes de esta ciudad, pudimos contemplar una completísima colección de mariposas de todo el mundo.

Museo de Calatayud

Volvimos al lugar donde habíamos comido para inspeccionar el Museo de la Dolores que revive la historia de este personaje con una gran recopilación de documentos cinematográficos, musicales y teatrales, además de valiosa información sobre joteros locales ilustres y de poetas bilbilitanos. Se encuentra aquí también el baul de Concha Piquer, protagonista de una de las películas sobre la Dolores, donado por la familia.

Museo de la Dolores
En el hermoso paseo de las Cortes de Aragón nos tomamos unas cervezas en una de sus terrazas haciendo hora para volver a casa. Tema obligado de conversación: La Dolores.  Yo me había informado antes del viaje de la vida de este personaje y algo conté sobre ello.  Pero este es otro tema que dejo para una nueva ocasión.


Entrada relacionada: ... pregunta por la Dolores

martes, 12 de julio de 2016

Donde se cuenta la verdadera causa de una negativa



Te niegas en redondo a ir conmigo al cine. No protestas del perfume de mi aftersawe, ni te molesta la untuosidad de mi crema de manos. Ni siquiera la intensidad de mi desodorante hiere tu pituitaria. La película no es violenta y tampoco te arredra lo recóndito de nuestras butacas, ni te enfada mi mano tonta debajo de tu falda. Simplemente: aborreces las palomitas.



Felipe Tajafuerte. (2016)

martes, 5 de julio de 2016

Sumar es fácil


Os muestro ahora una de esas tonterías, pavadas decimos en Tudela, que sirven de pasatiempo para ejercitar un poco la mente, pues es sabido que la estimulación cognitiva es cada vez más importante para el tratamiento contra la demencia y también para la prevención de enfermedades como el alzeimer. Se trata de un ejercicio de endecasílabos blancos. En esta ocasión quise complicar más las cosas y compuse una docena de estos versos que a la vez son una retahíla doble de números. 

Ya comprendo que esto no lleva a ninguna parte, que no tiene ningún interés. Más o menos como las declaraciones de los políticos después de las elecciones. Y ahí están, como la cantada Puerta de Alcalá, dando la turrada, buscando no se sabe si los tres o los cinco pies del gato, que ambas cantidades de patas se rastrean, tratando de encontrar la recóndita piedra del inventario o el insólito nivel de bolas. 

En fin, yo, para soslayar la modorra postelectoral, me he entretenido utilizando los números al principio y al final de cada verso, teniendo en cuenta las sinalefas y otras licencias métricas, además de la distribución de los acentos, completando once sílabas que mantengan algún sentido. Podéis aplicar con toda tranquilidad lo del viejo refrán: cuando el diablo no sabe qué hacer, con el rabo mata moscas. No obstante, os puedo asegurar que tiene su aquel esta pavada.  
  
         Sumar es fácil

  1 más cero sin dudarlo es uno.
  2 Sumando uno más uno son dos.
  3 Si sumas al uno el dos, dan tres.
  4 También dos más dos suman cuatro.
  5 Cuatro más uno suman cinco.
  6 es muy fácil: tres más tres son seis.
  7 Si a cuatro añades tres dan siete.
  8 Cuatro más cuatro suman ocho.
  9 Si sumas cinco al cuatro: nueve.
10 Suma cinco más cinco: son diez.
11 Mira, seis más cinco son once.
12 Tratamos cual docena al doce.



Después de esta exhibición de facundia y verborrea con tan erudito desparrame de guarismos y de léxico, además de tan concienzuda introducción en las ciencias matemáticas, puedo asegurar que no se me ha gripado el cerebro, no me han salido ampollas en las meninges ni se me han recalentado las neuronas. Tampoco me he quedado herniado ni preñado. Así que os animo a que hagáis algún ejercicio similar a este. Intentadlo, probablemente lo lograréis con mejor fortuna que yo.



viernes, 1 de julio de 2016

El sexto


No, no me refiero al mandamiento, sino al ordinal de los años que este blog lleva pululando en la blogosfera, esperando el milagro de que un simple click lo haga presente en cualquiera de vuestras pantallas. Y esto produce vértigo. Porque, aunque siempre he mantenido que mis escritos están realizados para mi satisfacción personal, en todo momento tengo muy presente que es una ventana abierta a la que se asoman gran número de personas, lo atestigua el contador de visitas, con diversos estados de ánimo: unos con indiferencia, otros con curiosidad, algunos por aburrimiento y, probablemente, los menos con agrado por lo que aquí se contiene. Es difícil no defraudar a nadie. Me conformo con no hacerlo a estos últimos y que el resto sienta la tentación de volver a intentarlo.

Debo reconocer que cada día me cuesta un poco más mantener el ritmo. Últimamente estoy más próximo al pecado capital de la pereza que a su antónima, esa virtud a la que se llama diligencia. A pesar de ello, he logrado consolidar el promedio de poco más de cinco días de espacio entre mis publicaciones. Para este nuevo ciclo tengo otros proyectos en mente y deberé distribuir mi tiempo para cumplir alguno de ellos. No obstante, no abandono y continuaré dando el tostón a todo aquel que ose abrir esta página.

No quiero terminar esta entrada sin dedicar un recuerdo al que fue uno de mis primeros amigos virtuales. Lo conocí a través de su blog y, de inmediato, empaticé con él. Dejó su bitácora un tanto abandonada al comenzar la aventura de la publicación de sus libros, tengo un par de ellos, pero siguió en contacto con sus lectores a través de facebook.  Se trata de Alberto Boutellier Caparrós que falleció el día 19 del pasado mes de mayo, a los 83 años de edad, en El Puerto de Santa María, su querida ciudad de adopción. D.E.P. Sus amigos virtuales tampoco le olvidaremos con facilidad.

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