La abandoné
sin mediar palabra. Una sucesión de viajes por lugares fascinantes me distrajeron y la relegué al olvido. Luego, condenada al ostracismo, otros afectos ocuparon su lugar:
la lectura, la música… y, ¿por qué no decirlo?, este afán por escribir que me
trae a mal traer.
Ha permanecido silenciosa allí donde la confiné y, mientras duró mi desdén, nunca se quejó por sentirse desplazada. Siempre fue consciente de no ser la niña de mis ojos, ni la preferida; sin embargo, ha guardado mis ausencias sin echarme nada en cara.
Alguna vez, sentí la tentación de acercarme
nuevamente a ella y reanudar nuestra
relación; mas la rutina, la abulia, y hasta cierta pereza, hicieron que los días, los meses, y aún los años, pasaran inexorables sin
que se produjera esa aproximación.
Hoy, ¡por fin!, he extendido los brazos
y mis manos la han asido con cierta ternura. Me ha resultado extraño acoplarme a ella como antes, pero he vuelto
a notar, otra vez, su agitación acompasada a la de mis piernas, y juntos hemos emprendido, de nuevo, un insólito baile de ritmos, de cadencias y de jadeos hasta llegar al clímax.
Me he
sentido satisfecho pero extenuado. Tan agotado que me he dicho: tengo que
hacerlo más a menudo, de lo contrario, si no entreno, la puta bicicleta acabará conmigo.
Felipe Tajafuerte
2016
Jaja. Notable Felipe y absolutamente inesperado. Antes del final, me estaba figurando próximos trastornos en tu vida conyugal.
ResponderEliminartrastornos en tu vida conyugal
Ya me figuro que tu imaginación iba por otros derroteros. Debo reconocer que esa era, precisamente, mi intención. Saludos.
EliminarMuy insinuante,y sabes que, te recomiendo que practiques
ResponderEliminarEs bueno sugerir algo y luego rematar de otra forma. Invita a releer el relato porque ves que todo cuadra con la nueva solución.
EliminarEnhorabuena, Felipe, por este relato que llevaba desde la primera línea a la bicicleta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Efectivamente lleva a la bicicleta, pero por unos derroteros distintos a los habituales. Lo presenté a un concurso pero no salió.
Eliminar¡¡Capullo!!me has dejado mal, pensaba que habías dejado a la mejor chica del mundo para luego salir por peteneras. :-))
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que, Emilio, siempre nos vamos por los cerros de Úbeda. La cabra no siempre tira al monte. Abrazos.
EliminarEsa es la mejor amiga que te has podido encontrar !!
ResponderEliminarSi pero, después de unos años de dejarla abandonada, cuesta hacerse de nuevo con ella.
EliminarTodo es cuestión de ponerse aunque eso es lo más difícil...
ResponderEliminarAbrazo!
Si que cuesta un poco retomar las buenas costumbre, sobre todo si nos causas algún esfuerzo. Un abrazo
EliminarJajajajajaaja... pero que mal pensado somos... y era la bicicleta, pobrecita tantos tiempo abandonada y triste sin sentir la caricia de tus manos en su manillar ni el roce de tus piernas sobre ella... ¿Y no se había pinchado una rueda de tanto abandono y tristeza como la habías hecho Felipe...?
ResponderEliminarNo la tengas tan abandonada, o cualquier día te la birlan, que aquí en Madrid, se esta poniendo de moda, ir a todos lados con la bicicleta, lo hace hasta la señora alcaldesa para dar ejemplo.
Un abrazo con cariño.
Ángeles
La tengo a buen recaudo, pero aún así tendré mucho cuidad que, a pesar de que no sea la niña de mis ojos, le tengo mucho aprecio. Abrazos.
Eliminarjajaja esperaba otro final ...
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