sábado, 30 de abril de 2016

A dos velas

Después de de cumplir con mis compañeros del taller de escritura creativa publicando en primer lugar sus composiciones ganadoras del II Premio de poesía "Alcachofa Blanca de Tudela" y "Aceite Virgen Extra de Navarra", voy a difundir las octavas reales que presenté a dicho concurso y que no merecieron el beneplácito del jurado, formado por componentes del grupo literario Traslapuente.

Este premio fue convocado nuevamente por la Federación de Sociedades Gastronómicas "El hortelano" y patrocinado por la D.O. Alcachofa Blanca de Tudela y Aceites Urzante. Está enmarcado dentro de los actos de las XXII JORNADAS DE EXALTACIÓN Y FIESTAS DE LA VERDURA, que ahora tienen lugar en nuestra ciudad y parece ser que se está consolidando.

A pesar de haberme quedado a dos velas, estoy satisfecho con mis trabajos. Nuestro mentor, Pepe Alfaro, nos anima a participar en cuantos certámenes se nos pongan por delante, entre otras razones, dice, porque nos proporciona una buena dosis de humildad, puesto que lo habitual es no ser el vencedor.  Tan sólo me presento en tres ocasiones en el año, en mi pueblo y coincidiendo con el tiempo de nuestras clases del Taller de Escritura Creativa, por deferencia a nuestro profesor que nos incita a ello. Lo tomo como un ejercicio de esas clases, y no tengo inconveniente en divulgarlos a continuación, quedando invalidados para cualquier otro evento. 


Diversos aceites navarros
Esto no es óbice para sentir un enorme regocijo cuando se gana, sería estúpido negarlo. He logrado estar entre los elegidos en algunas ocasiones y conseguido dos premios, uno de poesía y otro de microrrelatos, de los cuales me siento altamente complacido. No obstante, ya he comentado reiteradas veces que no está en mi ánimo el presentarme a concursos literarios, ni juegos florales, sino satisfacer mi afición siguiendo el lema que adopté para esta bitácora: Ni límites ni metas, solamente el placer de escribir por escribir.

Nuestras alcachofas en un escaparate. Significativo lo de primer año
Como ya informé en mi entrada anterior, en las bases del concurso se indicaba que en esta ocasión la modalidad poética era la octava real, es decir, ocho versos endecasílabos con la estructura ABABABCC. Y aquí están las mías:


Como un zorcico

Un aceite sin trampa ni cartón.

Así es el Virgen Extra de Navarra.
Frutal calidoscopio. La pasión 
de verdes sensaciones nos amarra 
y una vez en la boca, la explosión 
de un vergel de sabores nos desgarra. 
El aceite del Viejo Reyno es rico, 
con fundamento. Tal como un zorcico. 

Felipe Tajafuerte. 2016


Con un poco de jamón 

Es la Alcachofa Blanca de Tudela 
ambrosía de dioses. Infinito 
vergel donde el aroma nos revela 
dulce amargor que engrana el apetito. 
Su verde eucaristía es acuarela 
de luz, de terciopelo exquisito. 
Compuestas con un poco de jamón 
y aun sin él, causarán satisfacción.


Felipe Tajafuerte. 2016

viernes, 29 de abril de 2016

Compañeros galardonados

El pasado sábado, dentro de los actos de las jornadas y fiestas de la verdura, se entregaron, en la Sociedad Gastronómica Topero, los galardones del II Premio de Poesía "Alcachofa Blanca de Tudela" y "Aceite Virgen Extra de Navarra", convocado por la Federación de Sociedades Gastronómicas "El hortelano", patrocinado por la D.O. Alcachofa Blanca de Tudela, junto con Aceites Urzante, y resuelto por un jurado de componentes del grupo literario Traslapuente.

La primera de las bases de este concurso decía lo siguiente: "Podrán concurrir escritores de cualquier nacionalidad, siempre que envíen trabajos propios, originales e inéditos, en lengua española. El tipo de composición será obligatoriamente, en esta segunda edición, la Octava Real (estrofa con rima consonante y conformada por ocho versos endecasílabos. El esquema de esta forma poética es. ABABABCC). Deberá constar expresamente entre los versos "alcachofa de Tudela" (o tudelana) y "aceite de Navarra" (o navarro), según se refiera a una u otro".

Los galardonados esta vez fueron mis compañeros de clase en el Taller de escritura creativa José Antonio Antón Baigorri y Gloria Giménez Carreras. El pasado año, este certamen lo ganamos Lourdes Arilla y yo, también alumnos del mismo taller, por lo que da la impresión de que los discípulos de Pepe Alfaro le hemos tomado la medida a este concurso y acaparamos los premios, claro que solamente ha habido dos ediciones.

De izda. a dcha.: Pepe Alfaro, Gloria Giménez y José Antonio Antón

De Gloria ya divulgué en otra ocasión un microrrelato que resultó vencedor en Castel Ruiz el día del libro. Antes de publicar las octavas reales que yo compuse al efecto, con las que no he conseguido ningún premio, voy a hacerlo con las que han alcanzado la condición de vencedoras, en homenaje a mis compañeros. 

ACEITE DE NAVARRA

Se derrama la luna en el trujal
en hilillos que cuelgan por la prensa,
aceite con aromas de trigal,
con ecos de sudor y niebla densa.
Aceite navarro de porte real,
manjar que mana de esta tierra inmensa
donde tienen sus templos y santuarios
nuestros nobles olivos centenarios.

José Antonio Antón Baigorri


ODA A LA ALCACHOFA DE TUDELA

De Tudela, alcachofa ¡ay que tierna!
Frita, asada, cocida o rebozada,
con jamón y ajetes ¡sempiterna!
Todo un lujo comerla bien dorada
o con ricas almejas en taberna.
¡Suculenta alcachofa si trufada!
Como proclama la presente estrofa:
es placer de los dioses la alcachofa.

Gloria Giménez Carreras


martes, 26 de abril de 2016

La borraja, una verdura exquisita




Se están celebrando estos días en Tudela las XXII jornadas de exaltación y fiestas de la verdura. Quiero contribuir para hacer boca con este aperitivo: una octava real dedicada a la


Borraja

Es verdura exquisita la borraja.
Acumula excelentes cualidades
y a muchas hortalizas aventaja
porque detenta excelsas propiedades.
Quien la degusta siempre se agasaja
disfrutando de todas sus bondades.
Dicen los hortelanos: con azada
de plata deberá ser trabajada.


Felipe Tajafuerte
2016

miércoles, 20 de abril de 2016

¡Ah...! Paris, Paris...

He cumplido un viejo deseo: visitar la Ciudad de las luces. Llevaba mucho tiempo suspirando por este viaje, pero unas veces por una cosa y otras por otra, nunca se presentaba la ocasión idónea.

El emblema de la ciudad
Esta vez sí. Albea, nuestra asociación privada de jubilados y pensionistas, programó un viaje en autocar, con pernocta, a la ida, en Tours para conocer esta ciudad y los castillos del Loira de Chenonceau y Chambord, cuatro días en la capital gala, y nuevo descanso de una noche, de regreso, en Burdeos con visita de la ciudad incluida.

La colza en flor muy abundante

Durante el recorrido he podido constatar la verdad que siempre había escuchado: que Francia era una inmensa planicie, con los Pirineos y los Alpes en dos esquinas de esa llanura. He podido observar el caudal de sus ríos, entre ellos el Sena, el Loira y el Garona. Contemplar la brillante extensión del amarillo impregnando el verde del paisaje con la colza en flor. 

Chenonceau

Chambord
Maravillarme con la magnificencia de sus castillos, con unas techumbres insólitas, tan distintos de los defensivos españoles. Y sufrir el handicap del intenso tráfico para entrar en una ciudad  que es el destino turístico más popular del mundo; más de una hora con la silueta de la torre Eiffel vigilando nuestro acercamiento desde los trescientos veinticuatro metros de altura de su antena. Y admirar París; sobre todo, París. Su arquitectura, sus calles, sus plazas, sus monumentos, sus rincones, sus jardines, sus barrios, sus terrazas... Hollar con mis propios pies los lugares míticos largamente imaginados: los Campos Elíseos, el Arco de Triumfo, los Inválidos, las plazas de la Vendome y de la Concorde con el obelisco de Luxor, Notre Dame, el Panteón,  la Ópera Garnier, la Madelaine, Montmartre, el Trocadero, el Sacre Coeur, el Louvre... 

El Arco de Triunfo, al final de los campos Elíseos

El nombre de Tudela plasmado en el Arco de Triunfo
Disfrutar de los jardines de Luxemburgo, de las Tullerías o del Campo de Marte con la torre Eiffel al fondo; corroborar que, efectivamente, el nombre de Tudela figura en el Arco de Triunfo; degustar una cerveza o un vino en una brasserie del barrio Latino; caminar desde la Ópera a la Vendome por la comercial Rue de la Paix, cuyo nombre no es el de una letra, y endulzar los sentidos con unos macarons en una pâtisserie cercana; percibir los aromas de las pinturas en un paseo multitudinario por Montmartre, viendo como el artista trata de plasmar la belleza de un anónimo rostro femenino, y recalar en su mirador, a los pies del Sacre Coeur, para apreciar una espectacular panorámica de París. 

En Montmartre
Placeres tan intensos como penetrar en el Louvre, bajo la pirámide de cristal, poder ver in situ las obras de arte que estudiamos en nuestra juventud: la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, Amor y Psique, y la pequeña Gioconda en contraste con unos enormes cuadros como, por ejemplo, La coronación de Napoleón, Las bodas de Caná, La muerte de Sardanápalo o La libertad guiando al pueblo. 

En el Louvre, bajo la pirámide de cristal
Alcanzar la satisfacción de lograr entenderme, reencontrándome con el idioma que nuestra generación estudió en lugar del inglés. Gozar de un día de emociones, subir esos altísimos trescientos metros de la Torre Eiffel venciendo la aprensión, aguantando el cosquilleo del vértigo al estar en lo más alto, tratando de lograr esa fotografía tan codiciada.

La torre desde la base
Desde este lugar hice la fotografía siguiente

París desde las alturas de la torre Eiffel en un  día que salió gris
Deleitarse con un paseo por el Sena en uno de los bateaux-mouches en busca de la perspectiva soñada, a pesar de una llovizna pertinaz, y culminar la jornada con un increíble espectáculo en el Moulin Rouge donde el vestuario, los decorados y las vedettes parisinas te dejan con la boca abierta. 

En las puertas del Moulin Rouge antes de entrar

Y, ¿por qué no?, en la Plaza de la Concordia, indignarse al contemplar el Obelisco de Ramses II, que debiera estar en Luxor, con la vergonzosa acción de Mehemet Ali entregándolo a los franceses a cambio de un reloj que nunca funcionó. Ese reloj es el que se encuentra en la Mezquita de Muhammad Ali, en El Cairo, que visité durante mi viaje a Egipto. La ciudad de las luces también tiene sus sombras.


Si, además de todo esto, podemos desmentir, por propia experiencia, la creencia tan generalizada, difundida por numerosos viajeros, de que en el país vecino se come mal, ¿qué más se puede pedir?

Otro incono de París: Notre Dame

Después de todo esto, debo decir que he podido constatar que, verdaderamente, París es mucho París y, además, bien vale, no una, sino unas cuantas misas; rosario incluido. Mejor en Notre Dame.


sábado, 9 de abril de 2016

Un día diferente


Se había preparado cuidadosamente pero, al ser un tipo de excursión que nunca habíamos realizado, manteníamos cierta reserva sobre el resultado de esta nueva experiencia. Salir a las ocho y media tampoco es madrugar en exceso, las nubes amagaron mañana y tarde , más no pasaron de ahí; sin embargo el viento, nuestro familiar cierzo, continuó haciendo acto de presencia durante todo el día.

Javier, uno de los dueños de Hípica Zahorí, nos vino a recoger a la entrada de Falces y, siguiendo su estela, llegamos a la finca. A un tiro de piedra el pueblo, en un promontorio la ermita del Salvador del Mundo y muy cercano el barranco por donde discurre el famoso encierro del pilón.

ermita del Salvador del Mundo
Un breve descanso para reponer fuerzas y otras necesidades perentorias y de nuevo al autobús, gozando esta vez de su compañía como cicerone, con el fin de cumplir con nuestro primer hito del día: la visita a Bodegas Inurrieta. El Arga, río que junto al Ega y Aragón hacen al Ebro varón, dibujaba meandros en los terrenos donde se estaba trabajando para la concentración de regadíos del nuevo Canal de Navarra, mientras Javier desgranaba su explicaciones. A derecha e izquierda, en el llano del valle y en las laderas, las vides de Inurrieta nos mostraban sus bien cuidadas hileras de cepas.

Bodegas Inurrieta
Nos recibe Antonio, uno de los propietarios, para guiarnos por las instalaciones. Antes de comenzar ésta, nos puso al corriente del proyecto y la filosofía de Inurrieta. Sólo producen caldos de sus propios viñedos y con sus propios medios, sin ingerencias externas. La tierra dedicada a la vid alcanza las doscientas cuarenta hectáreas, con seis variedades: Sauvignon Blanca, setenta y cinco hectáreas, y las ciento sesenta y cinco restantes conformadas por Merlot, Cabernet Sauvignon, Garnacha, Graciano y Syrah. Las paredes del habitáculo donde nos hallamos se encontraban llenas de diplomas excepto los ventanales por los que divisábamos las plantaciones en las laderas del monte cercano.

Sala de barricas bordelesas

Comenzamos la visita y quedamos sorprendidos por la resplandeciente limpieza de todos y cada uno de los lugares por los que íbamos pasando. Las barricas bordelesas, los depósitos de acero inoxidable, las máquinas de todas clases, los pasillos, escaleras, paredes, techos... todo estaba impoluto. Más parecía un laboratorio que una bodega. Me recordó la fábrica de Chocolates Valor que recorrí algunos años en Villajoyosa.

Sala de depósitos de acero inoxidable

Después de haber fisgoneado la bodega, pasamos a la parte práctica, a la degustación. Bien acomodados, confortablemente sentados ante unas mesas bien provistas de chorizo, salchichón y quesos y las correspondientes botellas de blanco, tinto y rosado para acompañar tan ricas viandas. Pasamos un ratico entretenidos en esos menesteres de tal manera que dimos fin a todo, más que nada por no hacer un desaire. Tan satisfechos salimos y tanto nos gustaron los caldos, que todos compramos algunas botellas.

Las vacas bravas se nos acercan
Con un poco de retraso volvimos a la Hípica Zahorí. En primer lugar, un caballista nos acercó las vacas bravas, mientras permanecíamos silenciosos para no espantarlas.

Javier en su espectáculo
Más tarde, Javier nos mostró los caballos, pasando seguidamente a la arena donde pudimos presenciar su espectáculo de doma de los mismos.

Con otro de sus caballos
Algo más de una hora estuvimos disfrutando de las evoluciones y carreras de unos animales verdaderamente preciosos.

Otro de los números
No nos cansábamos, pero la hora se nos echaba encima. Mientras la mayoría se encaminaban al autocar, unos pocos pudimos dar un corto paseo en una calesa a un trotecillo retozón. 

Eran las tres y cuarto cuando entrábamos en el comedor de restaurante de Calahorra. Bien comidos y bebidos, nos trasladamos hasta la plaza de la catedral, situada en la parte baja de la ciudad, junto al río Cidacos. Allí nos estaba esperando nuestra guía para mostrarnos sus encantos, los de la catedral, digo.

Catedral de Calahorra
La fachada principal es de estilo barroco la parte inferior y la superior renacentista. En la fábrica del interior se alternan también dos estilos, el gótico y el renacentista. Me llamaron la atención una pila bautismal gótica y la sillería del coro plateresca. Hay numerosas capillas de un barroco casi insultante, entre ellas la de Santa Ana de la que me traje la fotografía de su titular para mi colección. 

Retablo mayor
A continuación dimos un paseo por una judería sin pena ni gloria, dejando atrás el palacio arzobispal. En el casco antiguo de esta ciudad no vi ningún edificio digno de mención. Por destacar algo,  la llamada casa de los curas, hoy sala de exposiciones; en la plaza, la iglesia de Santiago, y pare usted de contar.

Casa de los curas
Aun tuvimos un poco de tiempo libre para conocer alguna cafetería calagurritana. Por no irnos a casa sin comprobar los precios.   

miércoles, 6 de abril de 2016

Javierada 2016

A un mes vista retrospectiva de la Javierada de este año, hago uso de las notas que fui tomando durante estos días que compartí, de un modo muy sui generis, con mis compañeros del grupo Tudelanos por Javier. Como mi pie sigue dándome problemas, esta Javierada ha sido muy diferente a la del pasado año en la que me encontré pletórico de fuerzas tanto físicas como mentales.


Los pronósticos del tiempo no eran nada halagüeños. Estaban previstas lluvias muy generalizadas a lo largo del camino y de los días. La realidad se encargó de desdecir en parte algunas de estas previsiones. El agua no fue ni tan abundante ni tan generalizada. Tan sólo el sábado por la tarde-noche, que incluso nevó, y el domingo fueron pasados por agua


Jornada del 3 de marzo

La salida neutralizada tuvo lugar en la puerta del Casino Tudelano pasadas las tres y media de la tarde. Una tarde ventosa, amenazadora de una lluvia que no llegó. Tras los rezos habituales en el puente del Ebro, se inició la marcha de parte del grupo, cada año más numerosa, que inician este día la peregrinación.

Así se mostraba Tudela el día de la partida
Me adelanté con mi coche y les esperé en el primer punto de avituallamiento de Murillo de las Limas. Caminaban a buen paso sin que el viento ni el frío hicieran mella en ellos. Les esperé nuevamente hacia la mitad de la subida al Yugo donde se hacía necesario otro breve avituallamiento para afrontar las últimas rampas. Eran ya las siete y cuarto cuando llegaban los más adelantados, sudorosos por el esfuerzo a pesar de la baja temperatura provocada por la caída del sol.

El pistoletazo de salida

Les acompañé en el refrigerio preparado en el albergue. Allí se quedaron los que pernoctaban en él, el resto nos volvimos a Tudela a descansar.

Jornada del 4 de marzo

Un amigo que tiene problemas y no puede caminar se me ofreció para acompañar a los peregrinos en este día. Mi compañero conducía un pequeño Suzzuki Jimny que nos vendría de maravilla por los caminos de la Bardena. Acudimos al almuerzo en el Yugo después de hacer unas cuantas fotos a los peregrinos en la recta de Arguedas. 

Descanso después de la cuesta de las mulas
Después de un contundente refrigerio y de cantar la jota tras la correspondiente bendición, comenzaron el camino hacia el Plano atravesando los nuevos regadíos de Valtierra y Landazuría para llegar a la cuesta de las Mulas, cercana al Vedado de Eguaras, e iniciar el recorrido de la planicie.

Por el Plano
El día estaba muy agradable para los caminantes y disfruté con las esperas y adelantamientos logrando buenas instantáneas.

Marta atendiendo a un "paciente"
Luego, previo paso por el consultorio médico, comida en la paridera engalanada, donde dimos cuenta de los aperitivos y del tradicional calderete, para ponernos en marcha de nuevo. 

La paridera engalanada para el ágape
La acostumbrada visita a Nuestra Señora de la Oliva nos indicó que estábamos ya cerca de Murillo El Fruto, al que llegamos tras los últimos refrescos en el bar de Carcastillo. Aquí me despedí de mi voluntarioso chófer. Aseo general antes de la misa y, después de ésta, la cena. Me vine a pernoctar a Tudela aprovechando la vuelta a nuestra ciudad de Amaya, la esposa de un compañero.

Jornada del 5 de marzo

En este día mi conductor particular fue Teófilo Serrano, ex Secretario General de la FSM, con quien pasé unas horas muy agradables. Nos presentamos en Murillo El Fruto a la hora del desayuno: huevos fritos, con salchichas y papada para todos. Nos adelantamos para hacer las fotos de rigor de los peregrinos a la salida del pueblo y los abandonamos cuando dejaron la carretera de Ujué y se internaron en el camino que, bordeando el Aragón, conduce a Gallipienzo.

Salida de Murillo el Fruto
Los forales nos dijeron que con el coche era imposible pasar. Ante esto, dimos la vuelta y tomamos la carretera que de Carcastillo conduce a Cáseda. Hice de cicerone de Teófilo y visitamos la ermita de San Zoilo y luego Gallipienzo Antiguo. El día había empeorado y se escapaban algunas gotas. Nuestro grupo descendía ya de "La liviana" cuando nos topamos con ellos. Los adelantamos de nuevo con la intención de esperarlos a la entrada de Gallipienzo Nuevo para comer. Mucho frío y viento en el improvisado comedor del Polideportivo, en el que unas esplendorosas alubias rojas nos pusieron a tono para caminar.

En Gallipienzo Nuevo, al fondo el antiguo
Me despedí de Teófilo Serrano porque, ante mi buen estado de ánimo, decidí hacer a pie el resto del camino hasta Sangüesa. Apenas sentí dolor en el talón y llegué sin novedad al puente férreo que da paso a la ciudad. Antes habíamos cumplido la tradición cantando unas jotas en el descanso de los almendros. Nueva parada para el repostar en el primer bar que vimos abierto antes de llegar al hotel. Aperitivo chacinero después de las duchas y antes de la cena. 

En el puente de Sangüesa
Dejé a mis compañeros después de la colación y me volví a casa otra vez con Amaya. A mitad de camino de la autovía de Sangüesa a Noain, antes de enlazar con la autopista a Tudela,  comenzó a nevar copiosamente, Era cerca de la una cuando llegaba a casa.

Jornada del 6 de marzo

A las seis de la mañana ya estaba en la estación de autobuses para tomar el autocar que nuestro grupo había contratado para el regreso. Cuando, cerca de las ocho de la mañana, llegué al Hotel Yamaguchi, mis compañeros estaban ya en la puerta esperando a que diera comienzo el Víacrucis. Al poco de su inicio, comenzó a caer una llovizna fina. A pesar de la nieve en las cumbres cercanas, no había una gran sensación de frío. Caminé sin ningún problema los ocho kilómetros de la carretera a Javier, incluso me permití adelantar a mis compañeros para hacerles las fotos de la llegada al castillo. Antes de la visita al Patrón navarro, unos bocatas de chistorra para aguantar el chaparrón, y el paso por las tiendas de recuerdos. 

Muchos huecos en la explanada del castillo
Apenas llovía durante la misa en la explanada, en la que se veían muchos huecos. Muy poca gente en esta ocasión, posiblemente acobardada por los pronósticos meteorológicos. Tras la ceremonia, nos dirigimos hacia nuestro autobús para retornar a Tudela. En la bodega de Murchante nos esperaba el reparador y tradicional cocido de Topero. Después del fin de fiesta, las despedidas y los buenos deseos para el año que viene. 

En resumen, una Javierada con mejor tiempo que el pronosticado, con menos gente en los caminos y en el castillo que otros años y en la que, inesperadamente, pude caminar dos tramos; unas cinco horas en total. Mejor de lo esperado.    

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