Después de mi reciente viaje a Grecia, me apetecía volver a leer algo de Homero. Por supuesto, no tanto como para releer toda la Ilíada o la Odisea, de cuyos textos cogí un buen empacho en mi juventud, esa época en la que me propuse conocer, de primera mano, con mis propios ojos, algunas de las obras clásicas de las que todos hablaban mucho y, me temo, que pocos leían. Y comencé, de nuevo, aquel canto primero de la Odisea:
"Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio las poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria. Mas ni aún así pudo librarlos, como deseaba, y todos perecieron por sus propias locuras. ¡Insensatos! Comiéronse las vacas del Sol, hijo de Hiperión; el cual no permitió que les llegara el día del regreso. ¡Oh diosa, hija de Zeus!, cuéntanos aunque no sea más que una parte de tales cosas."
Volvieron a aparecer ante mis ojos los adjetivos y epítetos épicos que tan poderosamente habían llamado mi atención en aquellos años. Aquellos: "Zeus, que amontona las nubes", "Atenea, la diosa de ojos de lechuza", "Aquiles, el de los pies ligeros", el "prudente Telémaco", la "discreta Penélope", el "ingenioso Ulises", la "funesta Caribdis"... Epítetos que se repiten en sus obras con una constancia imperturbablemente machacona.
Una cosa llevó a la otra y recordé, no sé si por lo de Hiperión, uno de los ejercicios de nuestra clase de Escritura Creativa. Se trataba de un relato geométrico en sesenta palabras. Ni una más, ni una menos. Al poner manos a la obra, me vino a la memoria un párrafo leído en algún lugar: Según los himnos homéricos, Eos, Helios y Selene (la Aurora, el Sol y la Luna) son hermanos, hijos de Titán (Hiperión) y de su hermana Tea (Eurifaesa). Entre los tres cierran el círculo del día.
Vi que el tema tenía posibilidades y, en el desarrollo de este asunto, eché mano, sin apercibirme de ello, de ese poso que van dejando en nuestro subconsciente las lecturas de las que nos vamos alimentando a lo largo de nuestra vida. A pesar de que ésas fueron realizadas cuando contaba diecisiete años, aparecieron con frescura y lozanía en esta edad en la que estoy a punto de invertir las cifras.
Así surgió este relato recordando al legendario y novelesco poeta ciego, pilar de la literatura occidental, cuyas principales obras, la Iliada y la Odisea, son conocidas, en la actualidad, más por las versiones cinematográficas realizadas que por su lectura:
Triángulo circular
Eos, la aurora de dorados cabellos, voló
anunciando la llegada de su hermano Helios, el de la brillante aureola,
conduciendo su carro tirado por los cuatro toros solares en busca del proceloso
Océano. Cuando, cansado, llegó al ocaso, su hermana Selene, la de blanca tez,
ocupó su lugar hasta reunirse con Eos y así, una vez más, iniciar el nuevo
día.
Felipe Tajafuerte
2015
Me gusta mucho tu breve relato "Triángulo Circular". En pocas palabras has descrito estupendamente la relación existente entre Eos, Helios y Selene y la función desempeñada por cada uno.
ResponderEliminarPero sobre todo me gusta el contenido del post y esa referencia que haces del “poso que van dejando en nuestro subconsciente las lecturas de las que nos vamos alimentando a lo largo de nuestra vida". Es innegable la influencia que ejercen las lecturas en nuestro pensamiento y forma de ver las cosas. A mejores lecturas mayor riqueza pensamiento.
Un afectuoso saludo.
Era una de mis intenciones con este post: recomendar la lectura; si es posible la buena literatura mejor que mejor. Un abrazo
EliminarGracia, lugar que me gustaría ir a visitar.
ResponderEliminarSaludos
Me ha despistado un poco, pero he comprendido que el lugar que deseas visitar es Grecia. Procura cumplir ese deseo. Un abrazo
EliminarMagnífica tu publicación, Felipe. Volver a los clásicos es como abrir las ventanas y oxigenarse, siempre una garantía de calidad. Como bien subrayas, los epítetos que usa son deslumbrantes y muy descriptivos de cada uno de los personajes míticos. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Te puedes creer que casi me apetecía enfrascarme otra vez en la lectura de estas obras? Por otra parte tengo tantas cosas pendientes de lectura, que lo dejo para alguna otra ocasión más propicia. Un fuerte abrazo
EliminarEs cierto que la literatura antigua nos alegra, y nos hace
Eliminarrecordar los tiempos felices de estudiante. Ha corrido mucho tiempo. Me alegro que la estancia en Grecia, haya culminado tus deseos. Esa meta para mí es completamente imposible por mi deficiente estado de salud. Los lunes, miércoles, y viernes, tengo diálisi.
Estoy muy condicionado.
Abrazos
Para todo hay un tiempo en la vida. Lo importante es que te encuentres bien contigo mismo porque el apoyo de tu familia ya lo tienes. Un fuerte abrazo
EliminarMira, ese es uno de los libros que tengo pendiente: nunca lo he leído completo, solo fragmentos.
ResponderEliminarMagnífico microrrelato, como siempre.
Abrazo!
Hubo una época en que me dediqué a todos los clásicos, incluidos los nuestros, por supuesto. Hay tiempo para todo, aunque tú ahora tengas un poquito menos. Veo que tu padre sigue en la brecha y me alegra. Un abrazo
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