Tengo un mar encendido en la cabeza
que mece mis angustias de mañana
cuando los sueños rotos desperezan
y las opciones negras se barajan.
Tengo el candil de las ideas seco
y las razones claras se marchitan
al estar ofuscado mi cerebro
con gin tonic rompiendo las espitas.
Resucitan remisos mis despojos
con la luz que atraviesa la ventana
diluyendo en sus rayos la espesura.
Amanece en mi mente, que no es poco.
Se infecta la pradera de mis sábanas
de una creciente, nítida, cordura.
Felipe Tajafuerte
2015
Interesates versos.
ResponderEliminarAsi me gustaria a mi tener la mente, en un amanecer constante de nitida cordura, pero la mente se nos gasta y apaga poco a poco, anhelando sobremanera, poder conservar al menos la dosis necesaria de cordura para no errar en el camino y en la decisiones.
Encantada de saludarte. Un abrazo.
Para eso será necesaria una reparadora ducha. Gracias por tu visita con ese abrazo al que correspondo.
Eliminar¡Cuidado con el vaso, y más aún con la botella, que luego pasa lo que pasa! ¡Ánimo, Felipe, tú puedes con todo!
ResponderEliminarUn abrazo.
Ejem, ya sabes, Paco, que todo esto son licencias poéticas. Je,je..
EliminarUn abrazo
Que nos quiten lo "bebido" y lo disfrutado mientras se bebe. Dices que es una licencia poética, pues los versos parecen tener vida y verdad. Un abrazuco
ResponderEliminarBueno, es una situación que hemos padecido en algunas ocasiones. Abrazos
EliminarCuando desapareci de los blogs solo hacias pinitos con algún que otro poema, pero ahora te encuantro hecho todo un experto . Adelante que la botella no podrá contigo, Un abrazo
ResponderEliminarDicen que algunas veces el alcohol ha sido el vehículo transmisor de la inspiración. A mí, si en alguna ocasión me paso, sólo me produce dolor de cabeza. Gracias por tus palabras, Chelo. Un beso
EliminarEsa es gracia, Felipe. Infectar las praderas de tus sábanas.
ResponderEliminarGran verso.
Sobre todo si es de cordura. Tengo ahora a mi hija en Perú, muy cerca de tu país. Un saludo.
Eliminar