Con esta última entrega, Dolores Redondo concluye su trilogía del Baztán. Y lo hace de una manera brillante, sorprendente, manteniendo la tensión hasta el último momento ya que el desenlace se comienza a intuir cuando faltan muy pocas páginas para el final.
En las novelas anteriores nos fueron presentadas las figuras mitológicas de Basajaun y de Tártalo. En ésta se nos muestra un nuevo personaje mitológico: Inguma, genio maléfico que aparece de noche en las casas, cuando sus moradores está dormidos, y tiene la costumbre de apretar la garganta de alguno de los durmientes dificultándoles la respiración. Este es un leimotiv que se impone a lo largo del relato.
El fallecimiento en Elizondo de una niña, con la apariencia de una "muerte de cuna", en extrañas circunstancias y la peculiar actuación del padre de la criatura, da pie a la inspectora de la policía foral navarra, Amaia Salazar, a investigar una serie de fallecimientos de este tipo en localidades cercanas al río Baztán acaecidos durante un dilatado periodo de tiempo.
A mi juicio, Ofrenda a la tormenta es, si cabe, todavía más brillante e intensa que las anteriores. La ambientación en Baztan es magnífica, donde las mujeres, con gran carácter, tienen una importancia predominante. Los diálogos continúan siendo naturales y muy fluidos. Las situaciones de intriga se suceden unas a otras de tal manera que cada capitulo pone ante nuestra imaginación un nuevo hecho sorprendente. Página a página, se va tejiendo una red que, al mismo tiempo que nos encamina hacia el desenlace final, nos descubre los vínculos existentes entre los crímenes que se describen en ésta y los narrados en las anteriores novelas de El guardián invisible y Legado en los huesos, formando un todo, una historia única, tal como anunció la escritora donostiarra afincada en Cintruénigo.
Según nos cuenta Dolores Redondo, el germen de la trilogía está en unos hechos ocurridos treinta años atrás. Un grupo de personas participaron en el asesinato ritual de una niña de catorce meses en un caserío de una localidad navarra, en el que sus propios padres la entregaron como sacrificio, haciendo desaparecer después el cadáver, uniéndose al riguroso pacto de silencio que todos los miembros de la secta han respetado hasta la actualidad, puesto que la investigación todavía continúa abierta.
Dolores Redondo presentando Ofrenda a la tormenta |
Al inicio de la obra, en la página de dedicaciones, figuran tres. La última, muy emotiva, dice lo siguiente refiriéndose a la niña sacrificada:
"Y sobre todo para Ainara.
No puedo darte justicia, pero al menos recordaré tu nombre".
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La trilogía la terminé no hace ni una semana, el conjunto me encantó, creo que sería capaz de visitar el valle del Baztan y no me perdería, las descripciones son fantásticas, además como antropólogo toda la mitología que envuelva a los tres libros me ha servido para bucear un poco en ella.
ResponderEliminarCreo que la inspectora Salazar tiene largo recorrido para otras posibles historia, es un personaje perfectamente dibujado, con sus defectos y virtudes, estaré esperando otras novelas de Dolores Redondo.
Un saludos
Lo sabía. Sabia que te iba a gustar al conocer tu afición a la novela negra. Y más esta trilogía que es algo más que eso. También yo espero la nueva publicación de Dolores Redondo. Un abrazo
Eliminar¡Qué buenas son tus reseñas, Felipe! Incitan a leer como propio del género, pero lo haces especialmente con el acento que pones en tus descripciones que no llegan a desvelar, sino a sugerir meternos de lleno en el libro recomendado.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro que digas que he logrado mi pretensión: incitar a la lectura sin desvelar nada importante de la novela. Te la recomiendo porque el algo más que novela negra. Un fuerte abrazo
EliminarLa apunto. Gracias Felipe. Besicos.
ResponderEliminarRecuerda que no es una trilogía a uso sino una misma historia, por lo tanto hay que comenzar por la primera. Creo que te resultará muy entretenida a poco que te guste la novela de intriga. Besos
EliminarPensé amigo Felipe que aquel tipo aprieta la garganta de sus víctimas hasta dejarlas sin respiración, al contrario de nuestros contemporáneos con cuchilla que los dejan sin cuello...y lo peor es que eso no es novela.
ResponderEliminarSí, las cosas todavía pueden ser peon.
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