Abrió la puerta del salón con mucho cuidado para no despertar a sus padres que todavía dormían. Sobre el sofá, vio recostados los regalos que le habían traído aquellos tres señores barbudos que había visto llegar la tarde anterior rodeados de una multitud de pajes acompañando sus carrozas. Descubrió el triciclo y la muñeca casi de inmediato. Sin hacer el menor ruido, fue apartando uno a uno todos los paquetes buscando con impaciencia.
- Aquí está, musitó bajito, Baltasar no me ha fallado, hace ya casi un año que los abuelitos se fueron a aquel viaje del que aun no han vuelto, los papás me dijeron que el autobús se los llevó derechicos al cielo, ese sitio de donde vienen también los Reyes Magos, me parece que esa cajica es lo que le dije en la carta que pidiera a la yaya, la medalla que siempre llevaba puesta, esa tan guay que me gustaba mogollón y no encontraban, me la había prometido muchas veces, me dijo que sería para mí, estoy segura de que es este paquetico.
Continuó rebuscando con obstinación entre los regalos, repasándolos uno a uno con minuciosidad mientras se lamentaba:
- También le pedí la foto que llevaba el yayo en la cartera, esa tan chula que nos hicieron juntos cuando me llevó a despedir a los gigantes el último día de fiestas, pero no la encuentro, igual se le ha olvidado, como lleva tantas cosas en la cabeza...
Volvió a su habitación en silencio, se metió en la cama y, arrebujándose en las sábanas, trató de coger el sueño de nuevo. Dejó escapar un suspiro al tiempo que susurraba:
- A lo mejor me la trae mañana algún paje rezagado.
- Aquí está, musitó bajito, Baltasar no me ha fallado, hace ya casi un año que los abuelitos se fueron a aquel viaje del que aun no han vuelto, los papás me dijeron que el autobús se los llevó derechicos al cielo, ese sitio de donde vienen también los Reyes Magos, me parece que esa cajica es lo que le dije en la carta que pidiera a la yaya, la medalla que siempre llevaba puesta, esa tan guay que me gustaba mogollón y no encontraban, me la había prometido muchas veces, me dijo que sería para mí, estoy segura de que es este paquetico.
Continuó rebuscando con obstinación entre los regalos, repasándolos uno a uno con minuciosidad mientras se lamentaba:
- También le pedí la foto que llevaba el yayo en la cartera, esa tan chula que nos hicieron juntos cuando me llevó a despedir a los gigantes el último día de fiestas, pero no la encuentro, igual se le ha olvidado, como lleva tantas cosas en la cabeza...
Volvió a su habitación en silencio, se metió en la cama y, arrebujándose en las sábanas, trató de coger el sueño de nuevo. Dejó escapar un suspiro al tiempo que susurraba:
- A lo mejor me la trae mañana algún paje rezagado.
Felipe Tajafuerte
2015
(Relato dedicado al amigo Pepe Martínez Navarro, eterno Rey Baltasar de Tudela)
Preciosa y entrañable historia.
ResponderEliminarUn saludo.
Con algo de realidad en el fondo. Saludos
EliminarEmotiva y enternecedora historia. Su mejor regalo, los recuerdos de los abuelos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Justa compensación de los desvelos de los abuelos por los nietos. Abrazos
EliminarJo Felipe, me has emocionado.
ResponderEliminarFeliz día de Reyes.
Un abrazo.
Quedo entonces satisfecho. Es un feliz día de Reyes porque tengo aquí a mis cuatro nietos. Deseo que para ti también lo sea. Abrazos.
EliminarPrecioso y muy tierno relato, Felipe. Has logrado meterte en el papel de ese niño de pies y manos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Una conversación con mis nietas me sugirió la idea para este relato. Abrazos
EliminarTierno y emocionante relato. Hoy me saltaban las lágrimas al ver la ilusión de mi nieta y no estaba su abuelo para verla ... aunque yo creo que estaba allí.
ResponderEliminarSeguro que sí, Angelines, seguro que sí. Un abrazo
Eliminar¡Qué bonito, Felipe!
ResponderEliminarAbrazo!
Gracias por tu opinión.
EliminarFelipe, un relato muy bueno, pero vamos a lo material, ¿que te han traído los Reyes Magos?, ¿como te has portado a lo largo del pasado año?, espero que lo cuentes en tu próxima entrada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por lo menos he tratado de portarme bien. No sé si los Reyes o quien ha sido me han traído unas nuevas ilusiones de que esto comience a funcionar. Espero y deseo que no se queden sólo en eso: ilusiones. Un abrazo
Eliminar¡Tierno relato!. Los niños (la inocencia) y los abuelos (la ternura) son un tesoro humano que no siempre se valora. Es bueno también recordar también a los que ya "ascendieron en el autobús".
ResponderEliminarTe deseo lo mejor.
Hay una muy especial comunicación entre abuelos y nietos. Un abrazo
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