No, desde luego que yo no soy Charlie Hebdo,
con todos mis respetos para quienes sí se sienten identificados con esa
revista. Una cosa es no estar de acuerdo y condenar unos viles asesinatos y
otra muy distinta respaldar las ideas y el comportamiento de unos personajes,
por muy respetables y buenos profesionales que
sean, cuya ocupación ha sido la de hacer mofa, befa y escarnio de los
sentimientos de otras personas en nombre de una sacrosanta libertad de
expresión. Sin justificar lo injustificable, hay que tener presente el refrán
de quien siembra vientos recoge tempestades. Los dibujantes de Charlie Hebdo
sembraron vendavales hiriendo la sensibilidad de muchas personas de distintas
confesiones religiosas que merecen la misma consideración que ellos exigían
para su dedicación y terminaron desatando la caja de los truenos de unos fanáticos
integristas. A pesar de ello, nada disculpa que les fuera arrebatada la vida ni de ésta, ni de ninguna otra forma.
No me hacen gracia los chistes de gangosos,
tartamudos, cojos, mancos, discapacitados o de cualquiera que tenga algún
defecto; tampoco soy amigo de los de putas o maricones. Me siento incómodo
por haber sonreído en ocasiones ante algunas situaciones ridículas de otros. Me
desagradan las actividades que atentan contra algo tan íntimo como las
creencias de las personas, a pesar de ser un laxo practicante. En mi modesta
opinión, el agnosticismo, el laicismo y el ateísmo no están en contraposición
con la tolerancia, la educación y la deferencia hacia quienes practican
cualquier religión, aunque ésta no sea la mía, ni de mi agrado. Ni siquiera se
opone a ello la tan jaleada libertad de expresión que, como todas, acaba donde comienza la del vecino. A eso se le suele llamar respeto.
Por otra parte, quiero dejar meridianamente claro que
con ésto no sólo no justifico que unos fanáticos hayan transformado en huracanes los
vientos esparcidos cometiendo tamaña iniquidad; sino que ni siquiera aspiro a que quienes actúan del mismo modo que los
dibujantes exterminados, dejen de hacerlo por mi forma de pensar. En todo caso, debieran ser los jueces quienes tuvieran la última palabra. Tampoco pretendo que otros modifiquen su opinión por la mía, allá cada cual con sus convicciones; simplemente manifiesto
que, aun cuando lamento y condeno su asesinato, no me siento reflejado ni representado por ellos como podría hacerlo con
otras muchas víctimas. En otras palabras, a pesar de todas las pancartas que se exhiban diciendo que todos lo somos, yo no soy Charlie Hebdo. Por muy
políticamente incorrecto que ello sea: a mí que no me busquen en esa lista.
Con alguna pequeña diferencia, me identifico contigo, creo que las creencias o no creencias de todo el mundo deben ser respetadas igual que pedimos y queremos que sean respetadas las nuestras Fefa
ResponderEliminarEl respeto muto por encima de todo.
EliminarTirale piedras a un avispero y de que te pican, te pican.,,,,
ResponderEliminarY más wi en lugar de avispas son cafres.
EliminarYo pienso lo mismo y el avispero es muy peligroso si decide instalarse en nuestra casa.
ResponderEliminarLo tenemos ya instalado.
EliminarEl Papa Francisco, sobre Charlie Hebdo: "Es una aberración matar en nombre de Dios. Pero no se puede insultar la fe de los demás"
ResponderEliminarParece ser que, en esta ocasión, he coincidido bastante con esta persona a quien muchos dicen admirar.
Complicado tema.
ResponderEliminarTengo claro que no se debe jugar con las sensibilidades de la gente, pero ante tal barbarie no cabe ninguna justificación, ni tan siquiera la anterior. Ante los dos actos, pintar muñecos y matar por ello, es muchísimo más grave lo segundo, por muy desafortunado que sea el dibujito y por muchas sensibilidades que hiera.
¿Qué hacer? que la ley se imponga, que sea la ley la que dé un toque de atención a quien se dedica a herir sensibilidades religiosas o culturales, y por supuesto que prevalezcan, en el mundo occidental en el que vivimos, los valores que son seña de nuestra identidad.
Un abrazo Felipe.
Indudablemente las prioridades son las que apuntas. A pesar de ello yo no me identifico con quien va insultando por la vida.
EliminarTocamos un tema delicado Felipe, admiro tu sinceridad, te has mojado, guste o no to posición que difiere un poco de la mía, ante todo está la vida, no se puede justificar de ninguna manera, solo los extremistas actúan así, que hacer, lo primero no provocarlos, eso está claro, pero como yo estoy en el otro lado y con la democracia, pues como te decía no pienso igual que tú y eso del respeto mutuo es lo que nos diferencia de ellos
ResponderEliminarSaludos