sábado, 29 de noviembre de 2014

Pregonero de noche



Me solicitaron hace un par de meses para realizar el pregón del día de exaltación de La Elástica y la Boina que se celebra en Tudela el último viernes del mes de noviembre. Acepté con satisfacción pensando que no podía desairar a quienes habían reparado en mí para tal menester y puse manos a la obra. 

Desde el inicio tuve claro que debiera tratarse de algo breve, descriptivo, con unas gotas de humor y de invitación a la utilización de estas prendas, así como a la participación en la fiesta.

Encontré el hilo que me condujese a este ovillo y, después de unas cuantas tachaduras, los subsiguientes cambios de métrica, de rima y otras correcciones, llegué sin más contratiempos, si no a feliz puerto, al menos al embarcadero del Ebro en Ribotas, con cuatro décimas que algunos considerarán, no sin razón, el parto de los montes. A última hora procedí a una postrera variación sustituyendo una palabra en previsión de que al acto acudieran niños, no queriendo que los padres me acusaran de incitarles a utilizar palabras malsonantes.

Llegó el día esperado, ayer por la tarde y, en la popular y castiza Plaza de San Jaime, se congregó numeroso público a pesar de la lluvia. El incombustible Pepe Alfaro hizo ante éste mi presentación. A continuación, tras advertir de que, dado que el Felipe anunciado en los carteles de los bares no aparecía, iba a realizar yo el pregón, procedí a proclamar a los cuatro vientos las cuatro espinelas cuidadosamente preparadas para este día de la exaltación de la Elástica y la boina tudelanas, aprovechando una pausa en el aguacero que estaba cayendo durante toda la jornada.


En plena "faena" (Foto de Ángel Álvaro)
Después vinieron las tostadas de ajo y los vinos, con pincho de chistorra incluido, en un recorrido por los bares aledaños a la plaza. A continuación la cena en la sociedad gastronómica La Intemperie, donde degustamos el menú tradicional para este día: unos entrantes de lechuga con bonito en escabeche, la clásica sopa de ajo, el conejo en pebre con caracoles y, de postre, nueces, queso y carne de membrillo; el humeante café y los variados licores a gusto del consumidor terminaron por ponernos a tono.

Seguidamente di lectura de nuevo al pregón, esta vez con los nervios más templados que en la Plaza, en lo que el Inurrieta del ágape tuvo parte de culpa. Los gaiteros de Tudela, Luis González "El Jabonero", pregonero del año pasado, y Jesús María Iturre "Puchero", nos hicieron pasar una velada inolvidable, en la que, sin darnos cuenta, nos dieron las dos de la mañana.

Y aquí os dejo el pregón que, a la luz de las farolas de la castiza plaza de San Jaime, ante el numeroso público, entre el que vislumbre muchas caras conocidas, despaché en apenas dos minutos porque, según Baltasar Gracián, lo bueno, si breve, dos veces bueno y aun lo malo también.

IV PREGÓN DE LA BOINA Y LA ELÁSTICA TUDELANAS




Hoy recordamos la Elástica,
la chaqueta tudelana,
tan vetusta y tan cercana.
Es prenda cuasi monástica,
"supercalifragielástica".
Llevémosla con amor,
con cariño, sin rubor,
sobre la camisa blanca,
reflejo del alma franca,
aunque sea negro el color.

Al mismo tiempo ensalzamos
nuestra boina tudelana,
esta enseña tan liviana
que en la cabeza llevamos.
Por eso nos congregamos
todos aquí alrededor,
con la ropa de rigor,
contentos, en compañía,
disfrutando la armonía
de un castizo buen humor.

Son atuendos soberanos
en las tardes de noviembre
e incluso las de diciembre.
Avenidos como hermanos,
foráneos y tudelanos
gocemos a discreción,
sigamos la tradición.
Continuemos festejando
y acabaremos ahogando
las penas del corazón.

Gritemos con energía:
¡vivan la boina y la elástica!,
la indumentaria fantástica
que lucimos este día.
Con desbordante alegría
la fiesta va a comenzar,
las copas vamos a alzar.
El pregón ya ha fenecido.
¡Me ca..., qué tiempo perdido!
Vámonos pronto a cenar

Felipe Tajafuerte
Noviembre 2014

martes, 25 de noviembre de 2014

Incredulidad


Cuando mi mejor amiga me confesó lo de su marido, quedé muda y no supe qué decirle. Me pareció increible. ¡Era tan encantador...! Después de los hechos, ya no tengo dudas y sé lo que debo hacer: unir mi dolor al de sus padres.

Felipe Tajafuerte
2014











jueves, 20 de noviembre de 2014

De lagos por Italia. Garda


En este nuevo viaje por Italia, nuestro destino era el norte para conocer la Lombardía, el Véneto, el Piamonte y la Emilia Romaña. Aterrizamos en Milán, en la que pernoctamos, no sin antes hacer un recorrido por la ciudad con paradas en la Piazza della Scala, la Gallería Vittorio Emanuele II  y la visita a su espléndido Duomo. Pero no es de las ciudades de lo que voy a tratar en estas entradas, sino de los lagos que recorrimos en nuestro periplo.

La fortaleza de Sirmione
El lago Garda es el primero que visitamos tras nuestra primera estancia en Milán. Llegamos en una mañana luminosa solamente deslucida por la neblina que nos impedía ver con nitidez las orillas del lago italiano, que con una superficie de trescientos sesenta y ocho kilómetros cuadrados, es el mayor de Italia. En el embarcadero de Sirmione nos distribuimos en tres pequeños barcos para bordear todo el contorno a la península de ese mismo nombre.

La Rocca scaligera
Al inicio de la navegación, nos dimos de manos a boca con el magnífico castillo llamado Rocca scaligera. Pasando bajo el puente levadizo salimos al lago propiamente dicho dejando a nuestra derecha el casco antiguo del pueblo con sus numerosos hoteles. En la punta de la península se nos mostró, en medio del verdor de la naturaleza, las ruinas de una villa romana denominada las Cuevas de Catulo, que ni son cuevas ni pertenecieron al poeta latino Cayo Valerio Catulo, que vivió con anterioridad en el lugar.

Las Cuevas de Catulo
Allí dimos la vuelta a la península para acceder al punto de partida. En las orillas del lado por el que retornamos, se encuentran las playas y el balneario.

Las playas
En un momento dado, pararon las máquinas de las lanchas y pudimos observar cómo subía del fondo el agua burbujeante, al mismo tiempo que percibíamos un fuerte olor a azufre. Las aguas sulfurosas de este manantial son elevadas mediante bombas al mencionado balneario.

Vamos llegando al embarcadero
La iglesia
La hermosa silueta del castillo, la iglesia y el casco histórico de Sirmione se fueron acercando poco a poco. Desembarcamos, nos hicimos las fotos de rigor con la fortaleza al fondo y fuimos paseando hasta el estacionamiento donde había quedado nuestro autobús.

El gran lago Garda
Fue una visita breve, pero muy agradable y relajante, a este lago que nos pareció enorme por sus  cincuenta y dos kilómetros de longitud, sus dieciséis de anchura, con una profundidad media de ciento treinta y tres metros y máxima de trescientos cuarenta y seis.


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viernes, 14 de noviembre de 2014

Un puente y su castillo





Mi reciente viaje de Tudela a Cáceres me ha dado pie a componer estos versos alejandrinos, quizás no muy afortunados, con el deseo de dejar constancia de un pueblo salmantino, llamado Puente del Congosto, a orillas del río Tormes, escondido en un recodo de la carretera que une Piedrahíta con Sorihuela, que conocí en un no muy lejano mes de agosto.

Tal vez, un tal Lázaro, hijo de Tomé González y Antona Pérez, hace casi cinco siglos, anduvo por sus callejuelas en compañía de un astuto ciego, de un avaro clérigo o de un pobre escudero. Quien sabe si, durante mi corta visita, hollé sus pasos perdidos junto a las rocas por las que discurre el Tormes, bajo el hermoso puente medieval, o sus huellas olvidadas al pie de las almenas del castillo de los Dávila. 



El altivo castillo de Puente del Congosto
que vimos por primera vez en un mes de agosto
se levanta orgulloso a la vuelta del camino.
Surgió de pronto. Casi no lo vemos. Destino
esta gran fortaleza tutora de la ruta
que abre el paso en la seca y vasta meseta hirsuta.
Isabel la Católica oyó aquí la noticia
del fin de su hijo el Príncipe de Asturias. Justicia
del emperador Carlos V que honra le dio
cuando marchaba a Yuste donde se retiró.
No acaba aquí la historia de este feudal castillo:
cuando la francesada, el pequeño ventorrillo
fue durante dos años presa de los franceses
siendo objeto el poblado de infinitos reveses.
Aun perdura su fuerte torre, incólume, grácil,
con sus romas almenas. El acceso no es fácil.
A sus pies el vetusto puente del río Tormes
cuyas límpidas aguas, entre rocas informes,
discurren murmurando raudas hacia la presa
cercana del embalse azul de Santa Teresa.
Del congosto, castillo y puente son maravillas
que para sí quisieran buen número de villas
que entre gentes viajeras gozan de gran renombre.
sin tener monumento alguno que a nadie asombre.


Felipe Tajafuerte
2014

sábado, 8 de noviembre de 2014

Castaños, cochinos y castillo: todo en uno


Aprovechamos el sábado, un día soleado, magnífico, antes de que se instalasen entre nosotros las anunciadas lluvias. Tomamos la carretera hacia Miajadas, la que utilizábamos para ir de Cáceres a Villanueva de la Serena cuando todavía no se había construido la autovía a Trujillo.

Castillo de Montánchez
Las torres se fueron sucediendo unas a otras: Torreorgaz, Torrequemada, Torremocha y, por fin, Torre de Santa María. Aquí tomamos el desvío hacia Montánchez, el lugar quizás más emblemático del producto estrella extremeño, el jamón ibérico.

Dentro del recinto amurallado
Estacionamos nuestros automóviles junto a la plaza de toros y, como todavía no era la hora del yantar, decidimos dar un paseo por el bosque cercano. Elegimos la ruta del castañar, de algo más de dos kilómetros, suficiente para dar un paseo con los niños. Partimos pues, de la plaza de toros y, tras unos campos de vides de marchitas hojas amarillas, tomamos un camino empedrado, cómodo de andar a pesar de alguna que otra cuesta, siempre siguiendo las flechas rojas y azules que balizan la ruta ante las que mi nieto mayor mostraba la ingenua alegría de sus cuatro años al localizarlas. 

La materia prima
Llegamos a unas cochiqueras cercadas con piedra que fueron parada obligatoria para que los pequeños contemplaran una piara de cerditos pequeños, cenicientos, casi negros que, a juzgar por sus gruñidos de satisfacción, disfrutaban del sol otoñal.  En la ladera cercana, otros cerdos de mayor tamaño pastaban libremente en la dehesa de encinas de una finca delimitada por un pequeño muro pétreo. Continuamos nuestro camino, internados ya en pleno bosque.

El camino empedrado
A nuestro alrededor, encinas, alcornoques y castaños nos proporcionaban un agradable cobijo de los rayos solares. El color verde de los helechos y del musgo rompía el monótono gris de las rocas. Por un sendero a la derecha nos introdujimos en el castañar propiamente dicho.

El castañar
La alfombra mancillada de hojas secas y cápsulas vacías de las castañas ya recogidas crujía al avance de nuestros pasos por un vericueto descendente. Ante alguna de estas vainas espinosas, que todavía contenían algunos frutos, mostré a mi nieto pisándolas con un movimiento giratorio del pie, cómo sacar esos frutos sin clavarse ninguna púa. Él recogía encantado las castañas y se las daba a su padre.

De vuelta por el bosque
El sendero desembocó en un camino que nos devolvió al lugar donde se encontraban las cochiqueras y de allí, de nuevo al pueblo. La gazuza se dejaba sentir y nos dirigimos al sitio adecuado para calmarla. Muy cerca de allí se encontraba la plaza donde se ubica el Ayuntamiento. Las terrazas de bares y restaurantes estaban repletas, la magnífica temperatura invitaba a ello,  de gente cumpliendo el menester que nosotros pretendíamos llevar a cabo.

La animada plaza de Montánchez
Una vez satisfechos nuestros estómagos decidimos caminar hasta el castillo venciendo la modorra que se apoderaba de nosotros. Como todo castillo que se precie, éste se encuentra en la altura más escabrosa del lugar. Sin pensarlo dos veces, salimos de la plaza por una empinada cuesta, giramos a la izquierda y otra calle más pendiente todavía nos situó al pie de la fortaleza. Numerosas personas estaban haciendo el mismo recorrido que nosotros. Nos dimos cuenta de que allí mismo se encontraba el cementerio y que era el día de Todos los Santos, por lo que la mayoría se quedaron en él. Continuamos nuestra ascensión para visitar el recinto amurallado.

Puerta de entrada
El castillo lo constituyen distintos volúmenes superpuestos, adaptados al terreno abrupto, derruidos en su interior, por lo que solamente quedan sus muros almenados. De origen romano, fue reconstruido y ampliado por los almohades; fue remodelado durante la reconquista y durante los siglos XV y XVI  fue residencia de los comendadores de la orden de Santiago.

Dentro de recinto amurallado

Está edificado en la cota más elevada del terreno por lo que el panorama desde esa altura es espectacular. Esta ubicación, la altura de sus muros y la torre del homenaje emergiendo de ellos hace que el aspecto desde la carretera, al aproximarse al pueblo, sea de una esbeltez dominadora, lo que nos da una idea de lo que eran los castillos en tiempos de la reconquista.

Interior de la ermita de la Consolación
Nada más traspasar la puerta, a la izquierda, nos encontramos con la ermita de Nuestra Señora de la Consolación, toda blanca ella. Entramos y, mientras echábamos un vistazo,  descansamos de la subida.

Todo derruido en el interior
A continuación, fuimos pasando de un recinto a otro y pudimos constatar que en el interior estaba todo derruido; solamente dentro de la torre de homenaje parece que pueda haber algo en pie, pero no pudimos acceder a ella. Al pasear por las almenas escuchamos los rezos cercanos de los fieles en el camposanto situado al pie de la muralla.

El pueblo a través de otra puerta
El atardecer hacía luminoso el gris terso de dos embalses en la lejanía, mientras la bruma se hacía dueña del horizonte.

El ocaso ya muy cercano
Descendimos hacia el paisaje ocre de los tejados del caserío del pueblo. Hicimos una parada junto a la iglesia parroquial de San Mateo con su campanario exento, de cuatro cuerpos desiguales.

Campanario e iglesia. Al fondo el castillo
Mientras los niños se entretenían jugando en el parque infantil contiguo me acerqué al templo y, como la puerta estaba abierta, me  introduje sin reparar en la oscuridad; esta era tal que no hubo forma de hacerme a la idea de su interior. Más parecía haber penetrado en la boca de un lobo. En vista de ello volví donde me esperaban los míos y aún hice un par de fotos sin apenas luz ya que ésta desaparecía a pasos agigantados. Como nuestros coches estaban en la otra punta del pueblo, era ya noche cerrada -¡qué pronto anochece ahora!- cuando nos poníamos en marcha hacia Cáceres.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Ópera prima, un festival muy especial

Esta semana pasada he estado asistiendo a la proyección de las películas en concurso en el Festival de Ópera Prima Ciudad de Tudela, único del panorama nacional centrado en el debut del primer largometraje de cineastas españoles. Se conceden cuatro premios principales:  Mejor Película, Príncipe de Viana, Especial del Jurado y Premio de la Juventud. El primero lo concede el público asistente al finalizar cada proyección por votación secreta mediante papeletas con puntuaciones del uno al diez. El Jurado da el Príncipe de Viana a la mejor dirección y el Especial. El premio joven  lo conceden los alumnos de los institutos de educación secundaria que presencian las películas en horario lectivo, mediante votación similar al de Mejor Película. La singularidad de las distinciones de dicho festival al que, como es lógico, únicamente se puede concurrir una sola vez,  hace que nuestra ciudad sea la plataforma con la que sueñan los cineastas noveles. Este año hace la edición número quince y se le ha incorporado una nueva sección fuera de concurso: una ópera prima de cine europeo, en este caso la italiana MIEL, de Valeria Golino, a cuya proyección no pude asistir.

Durante toda la semana, día a día, he acudido puntualmente a la cita del Cine Moncayo, uno de los clásicos cines de barrio "de antes de la guerra", como dijo Fernando Méndez Leite en su intervención del jueves, día treinta, para presenciar las siguientes películas:

JUSTI & CIA de Ignacio Estaregui, interpretada por Hovik Keuchkerian  y Alex Angulo, entre otros con un tema muy actual: la corrupción política. La acogida del público y comentarios fueron muy favorables.

TRES MENTIRAS de Ana Murugarren cuyos principales actores son Nora Navas y Mikel Losada, con otro tema de rabiosa actualidad: la venta de bebés. Obtuvo unos comentarios muy elogiosos.

A ESCONDIDAS, de Mikel Rueda, protagonizada por Germán Alcarazu, Adil Koukouh y la colaboración del malogrado Alex Angulo, con el tema de integración y una poco más que insinuada homosexualidad. Por comentarios escuchados, pasó sin pena ni gloria.

OBRA 67, de David Sáinz, protagonizada por, entre otros, Álvaro Pérez, Jacinto Bobo y Antonio Dechent, presente en la sala. Esta cinta no dejó indiferente al público que se dividió entre la aceptación de unos pocos y el rechazo del resto. Hubo quien abandonó la sala ante ciertas escenas de sadismo.

EL AMOR NO ES LO QUE ERA, de Gabriel Ochoa, la historia de tres parejas en la que parecía no pasar nada. Quizás decepción por esperarse más de ella. Entre los protagonistas José Coronado y su hijo Nicolás.

INVESTIGACIÓN POLICIAL, de Daniel Aguirre, protagonizada por él mismo y Sergio Cortina, con la colaboración de Antonio  Resines. Película de diálogos para besugos, con un desenlace inesperado y original.

TODOS ESTÁN MUERTOS, de Beatriz Sanchis, en la se se hace aparecer un difunto para conseguir erradicar un caso de agorafobia, ante la actitud un tanto indiferente del público asistente.

Estas fueron las películas en entraban en concurso sobre las que el público fue emitiendo sus votos cada día tras las proyecciones.  El jueves , en la seccion de homenajes, pudimos ver la ópera prima de 1963 LOS FARSANTES, que nunca fue estrenada según manifestó el propio Mario Camus, su director, quien acompañado del crítico Fernando Méndez Leite y de la actriz Fiorella Faltoyano, dieron sus opiniones sobre la película y otros temas cinematográficos antes de la proyección. Relata las desventuras de los actores desplazándose por los pueblos para hacer representaciones en una época que se nos antoja ya muy lejana. El mismo tema tratado por Cómicos o El viaje a ninguna parte.

No pude asistir a la sesión de clausura en la que se proyectó la película BLUE LIPS y hoy desde este lejano Cáceres me he enterado del palmarés del certamen.

La elegida por el público tudelano
El publico eligió como mejor película TRES MENTIRAS, que recibió así mismo de la concejalía de Bienestar Social el premio de promoción de la igualdad. El premio Joven Castel Ruiz que otorgan los alumnos de institutos recayó en JUSTI & CIA. Personalmente comparto estos premios ya que fueron las producciones que más me gustaron.

La elegida por los jóvenes
Los dos premios que otorga el Jurado, compuesto en esta ocasión por Gracia Querejeta, Emilio Martínez Lázaro, María León, Andrea Duro, Dani Rovira, María Reyero, Manuel Vicent y Miguel Ríos, decidió repartirlos ex equo con lo cual todas las películas menos una recibieron algún galardón. Mis respetos para dicho Jurado, pero para este viaje no se precisan alforjas. Señores del Jurado un poco de seriedad, o hacen su trabajo o no les necesitamos, nos arreglamos con un sorteo. No puede ser que de siete, seis se lleven premios.

También me he enterado de que nuestro Gobierno de Navarra, dejando exhaustas las arcas forales, ha subvencionado este festival, único en España, con la nada despreciable cantidad de 62,74 euros que, dicho sea de paso, en mi modesta opinión, pueden meterse por ese lugar donde la espalda pierde su honesto nombre; en román paladino: por el mismísimo culo. Se nota que este festival no se celebra en la capital de Reyno. 

Me quedo con lo que apuntó Gracia Querejeta: “con subvención o sin ella los realizadores van a seguir viniendo a Tudela porque vuestra ilusión se contagia”.

  

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