Tiene el Sábado Santo de Tudela unos actos
que bien pudieran verse durante un vodevil.
Si hay uno que destaca como función insólita,
este es, sin duda alguna, el fugaz volatín.
Muñeco articulado de madera, figura
de Judas redivivo, da vueltas de perfil
y termina desnudo ante un variado público
congregado en la plaza para acechar su fin.
Un petardo en su boca, con forma de cigarro
puro, en las narices le estalla entre los mil
gritos atronadores de niños, y aún mayores,
que balones y dulces desean conseguir.
Un acto suspirado con enorme alegría
por todos los que gozan del entorno infantil.
Disfrutan de la fiesta los que en la ciudad viven
y también los que llegan de uno u otro confín.
Felipe Tajafuerte
2014
Una curiosidad más de nuestras fiestas y celebraciones, en los blogs se aprende de todo. Feliz fin de semana
ResponderEliminarAsí es, Ester, aprendemos cosas que no imaginábamos de todos los lugares. Saludos
Eliminar¡Algo distinto! ¡Original
ResponderEliminarY lo mejor, la forma de contarlo
Que tengas una Feliz Pascua. Un afectuoso saludo.
Una celebración documentada desde el siglo XVIII. Saludos
EliminarVamos, que ya te lo decía: que a este paso, Pepe, te echa del curso.
ResponderEliminarSageraooo, ya será algo menos.
EliminarImagino, Felipe, la alegría y la admiración de los niños al ver y participar de aquello.
ResponderEliminarSaludos australes.
Además de un acto muy tradicional, del siglo XVII, se ha convertido también en un día muy especial para los niños que difrutan de lo lindo. Un abrazo
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