El día amaneció luminoso y, con el sol luciendo en todo su esplendor, salimos de Cáceres con dirección a Tudela. Apenas llevábamos una hora de viaje, pasada ya la ciudad de Plasencia, cuando abandonamos la autovía Ruta de la Plata a la altura de Villar de Plasencia. Unos días antes, cuando hicimos la excursión a Hervás, me había fijado en un gran cartel turístico, indicando la dirección a seguir para llegar a las ruinas de la ciudad romana de Cáparra, situada en los límites municipales de Guijo de Granadilla y de Oliva de Plasencia. La imagen de su famoso arco siempre me llamó la atención cuantas veces la vi en folletos turísticos.
Circulamos por una carretera estrecha, bien asfaltada, rasgando el rojo de la tierra y el verde de los prados. Al poco trecho, dejamos a nuestra izquierda un pequeño embalse, y poco más adelante vimos unos cuantos cerdos ibéricos, a la sombra de las encinas, destacando su color negro sobre la pradera. Hacía tiempo que no los veíamos así, sueltos por la dehesa. Recorrimos unos seis kilómetros y, en un cruce, vimos la entrada al recinto donde se encuentran los restos arqueológicos del arcaico municipio romano.
Estacionamos el coche y nos dirigimos al centro de interpretación para solicitar la información pertinente. Recabada ésta, dirigimos nuestros pasos por una vereda de guijarros, entre olivos de poco porte, en suave pendiente ascendiente hasta situarnos en un cerro desde el que contemplamos una hermosa vista del valle del Ambroz. En la ladera de este promontorio se encuentran las ruinas de la antigua ciudad romana de Cáparra.
Su nombre no es de origen latino, sino vetón, como su asentamiento prerromano. Fundada durante la época flavia, en el siglo I, citada por Plinio y Ptolomeo, adquirió la categoría de municipium en tiempo de Vespasiano y formaba parte de la provincia romana de Lusitania. Se trataba de una ciudad amurallada, de unas doce hectáreas, con planteamiento octogonal, cuyo eje principal, el decumanus maximus, con una puerta en cada extremo, lo constituía la Vía de la Plata. Contaba con otra puerta, la del sur, que llevaba al foro a través del cardo máximo. Tuvo su época de esplendor, fue decayendo y durante la alta edad media comenzó a despoblarse. Su posición estratégica hizo que se mantuviese una población residual en el despoblado de Ventas de Cáparra, cimentada en una serie de posadas para dar servicio a los caminantes, hasta su abandono definitivo a principios del siglo XX.
Centro de interpretación |
Restos de la muralla y la puerta sur |
Esta es la vista que llamó poderosamente nuestra atención |
Las termas |
El arco de Cáparra |
Una de las inscripcciones del arco |
Miliario de Nerón |
Domus e insulae |
La antigua Vía de la plata |
El foro |
El cardo máximo desde el arco |
Me ha gustado seguir el recorrido, no lo conocía ni creo que lo hubiera encontrado nunca. Villacastín si, he ido muchas veces adrede a comer. Un abrazo
ResponderEliminarCuando viajas con tranquilidad, es habitual encontrar lugares en los que merece la pena detenerse. Abrazos
EliminarMagnífico el arco, disminuido, pero terco ante el paso del tiempo que lo mina poco a poco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Parece mentira que tenga dos mil años y todavía se mantenga en pie. Abrazos
EliminarBonito viaje por esta ruta romana.
ResponderEliminarMe he dado cuenta de una cosa, todos los centros de visitantes son iguales de feos.
Saludos
Tienes mucha razón, Emilio, son horribles. Un saludo
Eliminar¿Esa construcción de cuatro arcos era donde estaban situados los baños? Estaba hecha a prueba de bomba, llama la atención que este así después de tantos años.
ResponderEliminarUn abrazo.
No, José. Ese es un monumento que un dirigente erigió en memoria de un familiar en el lugar de confluencia del cardo máximo ( calle norte-sur) con el decumanus máximo (calle éste-oeste). Aunque es posible que alguien lo haya utilizado de baño indebidamente. Abrazos
Eliminar¡Qué bonito lo cuentas, Felipe! Estos restos son importantísimos, no sólo son piedras más o menos alineadas y derruidas, sino historia de nuestros antecesores.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mi me gusta verlas porque aunque son todas muy parecidas siempre se encuentra algo peculiar en ellas. Un fuerte abrazo
EliminarMuy interesante reportaje para un sitio que es del todo interesante. Aquí en Canarias carecemos de ruinas romanas aunque últimamente han encontrado algo en la pequeña isla de Lobos que parece puede ser restos de romanos que venían a por la púrpura. Algo es algo. De todas maneras seguiré añorando ver sitios como los que describe con tanta minuciosidad.
ResponderEliminarUn saludo para todos desde Gran Canaria, Ángel
¿La isla de Lobos está entre Lanzarote y Fuerteventura? Creo recordar algo de esto de mi estancia en Lanzarote y de la novela Océano de Alberto Vázquez Figueroa, primer tomo de la trilogía Maradentro. Un cordial saludo
EliminarPero es una maravilla !!!
ResponderEliminarUn verdadero tesoro que conozco gracias a ti. Muchas gracias Felipe.
Me encanta vivirlo y luego contarlo, si además te gusta ¡qué más puedo desear? Un beso, Angelines
EliminarAndáááááá!!!! Pues no tenía ni idea que tan cerquita de aquí hubiera una ciudad romana. Me recuerda a un viaje que hice hace muchos años a Itálica cerca de Sevilla. Claro, es que me subo por Madrid!!! Besos amigo y gracias por esta entrada que me ayuda a conocer más mi entorno.
ResponderEliminarPues ya ves, lo tienes a apenas cien kilómetros de casa y es el complemento ideal de una visita a Hervás. Besos
EliminarQué maravilla, no conocía estos restos romanos.
ResponderEliminarGracias a ti conocemos unos rincones magníficos.
Un abrazo Felipe.
Hay muchas cosas que deconocemos y algunas las tenemos muy cerca. Abrazos
EliminarEstuve en Hervás 3 días pero no me dio tiempo a visitar estas ruinas de las que teníamos conocimiento. Una maravilla en medio de la nada.
ResponderEliminarBuen recorrido y explicación acompañan tus estupendas fotos.
Un abrazo
Pues es una pena porque lo tenías a tiro de piedra. Abrazos
EliminarBonito recorrido y estupendas fotos, como siempre gracias a tus viajes he ampliado conocimientos por supuesto desde tu artículo, y de otras fuentes, entre ellas quiero destacar este enlace.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Emilio, por completar mi entrada con ese enlace para que aquellos que estén interesados en el tema puedan ampliar sus conocimientos. Es un buen añadido porque yo tan sólo me limito a dar una somera explicación y poner de manifiesto mis impresiones in situ. Un saludo
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