Se desvanecen muertas las hojas vespertinas
tejiendo presurosas su alfombra de nostalgia,
y acarician los sueños imprecisos, prendidas
de las concupiscentes mariposas del tiempo.
Los horizontes beben recelosos los cirros
junto a las horas negras presentidas. Las olas
cálidas del verano cabalgan por parajes
perdidos en el cielo. Cárdenos nubarrones
se ciernen inmutables sobre el cenit oscuro
de la tarde. Centellas oblicuas, en zigzag,
anuncian deslumbrantes el fragor de los truenos.
Cuando los grillos callan su voz, y las veloces
lagartijas encuentran la anhelada oquedad,
estalla la tormenta abriendo sus fauces húmedas.
Felipe Tajafuerte
2013
Las tormentas me gustan, desde siempre, desde que las veía descargar en el mar, ahora que he leido tu tormenta me gustan mas y cuando el cielo baje y descuelgue las nubes grises, cuando eso ocurra me acordaré de tu descripción.
ResponderEliminarUn abrazo
A mi también me gusta verlas bien resguardado, y olerlas. Abrazos
EliminarHola Felipe. ¿Con qué quedarme? ¿Con tus palabras de tormenta o con la linda fotografía con que las acompañas? Difícil dilema; me quedo con las dos.
ResponderEliminarÁngel
Puedes disfrutarlas todo lo que quieras. Así me gusta, que no excluyas nada. Un abrazo
EliminarLa has ilustrado muy bien con tu fotografía, pero no es necesario para las palabras. Muy bueno, Felipe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Paco. A mí se me ocurre una cada tres o cuatro meses y a ti cada tres o cuatro minutos. Un abrazo
EliminarHermosa descripción, bien acompañada de la fotografía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre es bueno complementar las palabras con una imagen. Abrazos
EliminarNo me gustan las tormentas, soy como esas veloces lagartijas buscando su oquedad. No así tus versos que me han gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
A mí, bien cobijado, me gustan. Me parecen un buen espectáculo que afecta principalmente a tres sentidos: vista, oído y olfato. Abrazos
EliminarMe gustan las tormentas, y me gusta tu poema, pero especialmente eso de "Se desvanecen muertas las hojas vespertinas", y que desaparezcan de mi parcela, que se las lleve el viento, la tormenta o lo que sea.
ResponderEliminarSaludos
Pero se desvanecen para tejer su alfombra de nostalgia. No seas vago y dale marcha al recoge-hojas. Un abrazo
EliminarY olor a ozono ¿lo has percibido? Un abrazo
ResponderEliminarMe da la impresión de que tú estabas más cerca del chiringuito que de la tormenta. Un beso
ResponderEliminarNada, que a jubi se le ha escapado la cabra.
ResponderEliminarPreciosa poesía Felipe, a veces nos sale cantar, otras llorar, hablar, reír ... es bonito y necesario, para nuestra paz interior, dejar que nuestros sentimientos vuelen libres, es una necesidad.
Hay tiempo para todo ahora que el ajetreo laboral se ha desvanecido como las hojas vespertinas. Besos
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