Últimamente, los viajes emprendidos me suscitan el deseo de leer algo, más bien novelas, relacionado con el lugar visitado. No recuerdo muy bien cuándo me surgió el primer impulso de hacer ésto que ya se ha consolidado como una costumbre. Quizás fue cuando comencé a viajar con cierta regularidad. Además, no siempre son nuevas lecturas, sino que, en numerosas ocasiones, se trata de obras leídas con anterioridad.
Unos breves días en Valencia, con motivo de un viaje para conocer las fallas, hicieron resurgir mi deseo de volver a leer Cañas y barro, de Vicente Blasco Ibáñez.
Después de mi recorrido por Italia, A los pies de Venus, de Blasco Ibáñez, y Los Borgia, de Mario Puzo, fueron los elegidos. Un par de meses mas tarde, Sinué el egipcio, de Mika Waltari, me situó de nuevo en el país del Nilo.
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San Juan de Letrán en la Roma de los Borgia |
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Egipto, el país de Sinué |
Mi periplo por la volcánica Lanzarote fue la causa de una nueva lectura de Océano, la primera entrega de la trilogía de los Maradentro, escrita por Alberto Vázquez Figueroa, lo que, por otra parte, me dictó una de mis entradas hace ya algún tiempo.
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Timanfaya, escenario de Océano |
El viaje a Rusia me sugirió Ana Karenina, de León Tolstoi, posiblemente porque la protagonista está inspirada en la hija del poeta Alexander Pushkin, pero la idea no cuajó y me conformé con visionar de nuevo la pelicula Doctor Zhivago, una de mis favoritas.
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Monumeto a Pushkin en Moscú |
De mi recorrido por Austria surgió la idea de la película Sonrisas y lágrimas, desechando Sissi por razones obvias, pero el triste final de ese viaje me quitó las ganas de todo y el tema se enfrió, estando pendiente todavía sin ningún deseo de acometerlo.
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Monumento a Sissi en Viena |
De Croacia me traje el propósito de leer Un puente sobre el Drina, de Ivo Andric, influido por nuestro guía croata al visitar la ciudad de Móstar y su reconstruido puente. Transcurrido algún tiempo en busca de la novela, conseguí hacerme con ella y cumplir lo propuesto.
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El puente de Mostar similar al del Drina |
Mi incursión en la Cueva de Montesinos, durante mi estancia manchega para visitar las Lagunas de Ruidera, fue la causante de mi cuarta lectura de las aventuras de Don Quijote de la Mancha. Soy consciente de que algunos tienen atravesada la novela de Cervantes, sin embargo a mi me gusta echarle una ojeada de vez en cuando y vuelvo con frecuencia sobre ella.
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Los molinos de la aventura de los gigantes |
El paso cerca de Tudanca en las recientes vacaciones en Cantabria me han hecho volver a la "Tablanca" de Peñas Arriba, de José María Pereda, una de las lecturas de mi juventud.
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Las peñas arriba de Pereda |
La lluvia amarilla, de Julio Llamazares, me ha acompañado durante unas horas nocturnas en el reciente recorrido por el Pirineo oscense, en el que existen tantos pueblos abandonados como Ainielle, donde el autor sitúa a Andrés, su protagonista.
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En Ordesa no se ha iniciado la lluvia amarilla aún |
Como consecuencia de las vacaciones del pasado año en Asturias, ahora me encuentro centrado en La Regenta, de Leopoldo Alas "Clarín", transitando por las calles de "Vetusta", la Oviedo lluviosa que conocí en aquella ocasión. Una relectura varias veces pospuesta sin saber exactamente la causa.
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El lluvioso Oviedo de la Regenta |
Con éste hábito adquirido, rememoro los puntos visitados, es causa de nuevas satisfacciones y origina que los buenos momentos vividos se prolonguen en el tiempo, haciendo más difícil el olvido. Como ya dije en otra ocasión, sin duda, el conocimiento de los lugares en los que se desarrolla la acción de un relato da a su lectura una nueva dimensión.
Amigo Felipe, magnífica costumbre y buena elección de libros de ¿viaje?, o simplemente libros.
ResponderEliminarSaludos
Simplemente libros, Emilio, para viajar y para leer en cualquier momento. Un saludo
EliminarEsa cultura llamada mundo logia, esa es la que envidio, por el he no de viajar y por recordarlo todo. Así que me viene muy bien leerte. Gracias y gracias
ResponderEliminarSiento los espacios blancos, no se porque sucede, era mundología y hecho. Un abrazo
ResponderEliminarSe entiende perfectamente, Ester. Un abrazo
EliminarMuy buena costumbre.
ResponderEliminarOye y la reseña de alguna de ellas no se prodia publicar en Leo y comento
Un abrazo
Es que en esta temporada estoy un poco vago, con síndrome postvacacional. En cuanto me reponga haré algo. Un abrazo
EliminarUna excelente costumbre que yo también practico, generalmente antes de realizar los viajes (a veces también después). Es la mejor manera de comprender los lugares que se visitan, si se eligen bien las lecturas; y por lo que veo tú las eliges muy bien. Un abrazo.
ResponderEliminarYo suelo informarme del país previamente y después del viaje escojo la lectura de algo ambientado en ese lugar. Me parece estar viviendo mejor los relatos. Un abrazo
EliminarEs una maravillosa forma de unir la imaginación con la realidad. Es estupendo releer un libro en dónde te puedes situar hasta el punto de sentirte protagonista del mismo.
ResponderEliminarUn abrazo
Esa es precisamente la sensación, o al menos ver los escenarios reales del relato. Un fuerte abrazo
EliminarPor cierto, Felipe, cuando no puedas o no te apetezca viajar físicamente, los libros te permiten siempre viajar desde tu sillón preferido hasta cualquier lugar que se te antoje. Yo tuve una época muy anterior a los blogs e Internet, que escribía viajes imaginarios. Un mapa, un plano de la ciudad, una guía turística... y a viajar. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mucho me pide, Paco. A pesar de algunos microrrelatos, hechos como ejercicios literarios, la imaginación no es mi fuerte para escribir. Me encuentro más cómodo en la realidad de los reportajes. Un fuerte abrazo
EliminarBuena costumbre la tuya.
ResponderEliminarYo no conozco Oviedo físicamente, pero me la imagino desde que leí "La Regenta".
Un abrazo Felipe.
Poco conozco de Oviedo porque el día que fui a visitarla no cesó de llover, y con el paraguas en una mano y la cámara en otra poco se puede hacer. Abrazos
EliminarAlgo así me pasa a mi pero al revés.Pero suelo leer autores del país visitado que no había leídos antes.
ResponderEliminarYo lo hago cuando termina el viaje o a más largo plazo. Me sirve de recordatorio y no tengo ningún inconveniente en que sea una lectura ya hecha con suficiente anterioridad, y más que los autores, elijo los lugares. Un abrazo
EliminarEs disfrutar doble porque lo vives mucho más realmente.
ResponderEliminarAsí es, Angelines. No veas cómo me he situado durante este último viaje en el pueblecito de Ainielle, escenario de La lluvia amarilla, sobre todo cuando nos hablaron del Serrablo. Un beso
EliminarExcelente idea, Felipe,con las novelas el autor,nos muestra a través de su mirada los paisajes y la mejor manera de entender a sus gentes y costumbres, es cierto, para mi, Madrid es Pérez Galdós y Max Aub,como Valencia es Blasco Ibañez, y París, el impresionismo...
ResponderEliminarUn abrazo
Es cierto, María, me sitúo mejor en el escenario de un relato si antes he pateado ese lugar. Abrazos
EliminarBuen trabajo de la imaginación y la realidad. Es un juego maravilloso y de grandes alcances.
ResponderEliminar"Los viajes son en la juventud una parte de educación y, en la vejez una parte de experiencia". (Sir Francis Bacón)
Un abrazo
Es un buen complemento a los viajes realizados. Abrazos
EliminarInmejorable relación de obras literarias que no deberían faltar en cualquier estantería o biblioteca casera. ¿Me permites una pequeña broma? ¿Qué deberías haber leído si hubieras tenido oportunidad de in a la luna? Quizás dentro de poco solo te falte ese viaje como incasable viajero. En serio Felipe, estoy contigo, es bueno conocer de buena lectura los lugares que visitamos.
ResponderEliminarUn abrazo.
De momento me viene a la mente Viaje a la luna, de Julio Verne, pero seguramente habrá algo más actual. Abrazos
EliminarMe pasa algo parecido cuando visito algún sitio, trato de comprarme como mínimo un libro que hable del sitio en el que he estado, de esta manera y acompañado de las fotos que he ido haciendo, me documento mucho mejor con lo que he visto.
ResponderEliminarUna curiosidad con respecto al libro de Llamazares, La lluvia amarilla, lo compré hace bastante tiempo en Broto, lo dejé prestado en Zaragoza, lo volví a comprar y sigo sin tener el libro ya que en otra ocasión en que lo volví a prestar no me lo han devuelto, así que de momento no compro otro y si lo hago no se lo dejaré a nadie.
Saludos
Yo también tengo unos cuantos "extraviados". Puedes recurrir a la biblioteca pública que viene muy bien en estos casos. Un cordial saludo
EliminarHola Felipe veo que mi blog ya se actuliza en el tuyo pero al revés no pasa lo mismo, acabo de dejar de seguirte y luego vuelvo a hacerme seguidora para ver si consigo que se regule.
ResponderEliminarNo sé a qué puede ser debido, chelo, y lamento las molestias que esto te ocasiona. Un abrazo
EliminarHola Felipe. Buena relación de libros cuyos títulos y autores nos brindas. Qué pena que no has realizado viajes por el África del Doctor Livingstone y otros exploradores pues estoy interesado en leer cosas de estos aventureros hombres de ciencias. Trato de recordar algún libro y ninguno me viene a la memoria. Seguro que tu conocerás unos cuantos.
ResponderEliminarSi es así compártelos con nosotros tus lectores. Ángel
Sobre África ha escrito algunas novelas Alberto Vázque Figueroa (Arena y viento, Tuareg, Ébano, África Llora), que suelen ser interesantes y se leen fácilmente. Un fuerte abrazo
EliminarTengo ganas de leer "Un puente sobre el Drina", pero no encuentro el momento. Me ha gustado mucho tu entrada.
ResponderEliminarAbrazo!
Yo lo hice a propuesta de nuestro guía croata al visitar el puente de Móstar. Es puente similar a ése. Un abrazo
EliminarInteresante entrada amigo!!!! los viajes culturizan y en tu caso mucho más. Te confieso que yo soy de las que ya no puedo coger el Quijote...Ya por estos Cáceres pasando calor y añorando mis montañassssssssss!!!! ainssssssss!!!! besos
ResponderEliminarA mí sin embargo me gusta darle un repasico de vez en cuando, es bueno que haya gustos variados. También por aquí mucho calor. Besos
EliminarEs una buena idea, con lecturas sobre el lugar visitado nos quedará grabado el viaje para siempre.
ResponderEliminarBesos.
Y la lectura adquiere una nueva visión. Un beso
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