Durante una de las clases del taller de escritura creativa, nuestro profesor, Pepe Alfaro, nos puso como ejercicio el hacer un microrrelato basado en un personaje mitológico incardinándolo en la coyuntura actual. Yo en ese momento estaba enfrascado en la lectura de la novela de Dolores Redondo El guardián invisible. Influido por la temática de la ficción, se me ocurrió relacionar ambas cosas, y surgió este relato gravitando sobre el basajaun, al que se alude en la citada novela. Es éste un personaje fantástico de la mitología vasco navarra, protector de los bosques y los rebaños, anunciador de las tormentas, cual arcaico meteorólogo, y avisador, mediante sus aullidos, de la llegada de los temidos lobos.
Quiero dedicar esta entrada, con todo mi afecto, a mi amiga virtual Nerim, una magnífica escritora vasca, catalana de adopción, que tantas satisfacciones me da al leer tanto los relatos que publica en su blog Cajón secreto, como los reflexivos y amables comentarios que hace de los míos. Aquí os presento el micorrelato de marras:
Un nuevo basajaun
Es un secreto a voces que tu carácter ha cambiado. Ya no eres el señor benéfico y protector de los bosques que todos conocíamos. Cierto es que tu envergadura es enorme y tu larga cabellera sigue llegándote más abajo de las rodillas, cubriendo tu cara, tu pecho, tu vientre y tus bien dotadas vergüenzas. Lenguas viperinas me han dicho que, persiguiendo a una lamia rubia, de cuyas grandes tetas estás prendado, el pié derecho se te quedó aprisionado en el cepo de un cazador furtivo, y tuviste que sustituirlo tú mismo por una gran pezuña circular, ya que, según cuentan, no eres amigo de médicos. Desde entonces te levantas con el pie izquierdo y tienes un humor equino. Sin embargo, lo más inaudito ha sido la pérdida de tu tradicional y abnegada función de pronosticador de tormentas y avisador de presencias lobunas con grandes aullidos. Así nos ha ido. Sin previo aviso, se nos ha colado una espantosa tempestad, alimentada por un hediondo vendaval corrompido, y los lobos carroñeros campan por sus respetos a lo largo y ancho de nuestra piel de toro. Tampoco podemos ya permitirnos dejar, como antaño, el pan para que lo recojas. ¡Hasta en eso debemos economizar!
Felipe Tajafuerte
2013
¡Plas, plas, plas! Me he puesto a aplaudir como una loca. Magnificamente escrito, de rápida lectura y comprensión, ¡Dios mio! ¿qué mas puedo decir? Es un relato estupendo, redondo, original, sorprendente.
ResponderEliminarFelipe como vas creciendo, ¡que alumno mas aventajado que tiene tu profe Pepe Alfaro! seguro que está encantado de tus progresos como relatista y narrador.
Yo, como amiga virtual, hasta el 19 de junio, día en el que tendré la oportunidad de conocerte personalmente y darte un fuerte y calido abrazo, me siento orgullosa de que me hayas dedicado este excelente relato que tanto me ha gustado.
Gracias, muchas gracias amigo Felipe. Estoy verdaderamente emocionada.
Un beso
Pensé que te iba a gustar aunque solamente fuera por el tema que creo te es cercano. Puedes estar segura de que ha sido un verdadero placer dedicártelo y ver el cariñoso comentario que has hecho. Gracias por lo aplausos. Nos daremos ese abrazo tan esperado.
EliminarDe escribir por buena voluntad y afición a recibir una cierta instrucción hay una abultada diferencia, Felipe. Este relato es un ejemplo vivo de ese amejoramiento espectacular que se produce en ti. Hasta ahora has descrito fundamentalmente vivencias de paseos y excursiones con una calidad de cronista indiscutible, pero este adentrarte en la ficción es una novedad muy alentadora. ¡Ánimo, Felipe, tú puedes!
ResponderEliminarUn fuerte aplauso.
Quizás tengas razón, Paco, pero yo cuando cuento mi experiencias y vivencias es cuando me encuentro en mi salsa. Esto me cuesta más, pero empieza a gustarme. Un abrazo
EliminarFelipe, me ha encantado! Por lo que veo, ese taller de escritura cumple muy bien su función.
ResponderEliminarAbrazo!
Sí, pero es muy cortito. Solamente son unas cuantas clases al año, no obstante, la verdad es que que asisto con verdadero placer. Un abrazo
EliminarMe ha gustado el relato.
ResponderEliminarNo conocía la figura de Basajaun y eso que este ser mitológico también existe en la mitología aragonesa de los valles de Tena, Ansó y Broto, donde recibe los nombres de Basajarau, Bonjarau o Bosnerau.
Saludos
Es bastante lógico, puesto que también son valles pirenáicos. Así mismo, los nombres guardan cierta similitud con el de basajaun. Un saludo
EliminarMitología, cercanía geográfica, tradición,sutil crítica de la realidad española.... has sabido enlazar con maestría tus propósitos.
ResponderEliminarJopé lo que cunden esos talleres... es que habrá que apuntarse!!!!!
Besitos.
Se hace lo que se puede, Liova. Siempre hay que tratar de hacer cosas nuevas, es un estímulo. Besos
EliminarMe ha parecido un estupendo relato con una gran sencillez en cuanto a su forma y contenido, de ahí su grandeza ya que eso no es fácil de conseguir.
ResponderEliminarUnn fuerte abrazo que pronto será real.
Gracias, Chelo. Espero impaciente ese abrazo
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