No vamos a conseguir este año hacer una excursión con buen tiempo. Salimos de Tudela con unas nubes plomizas,preñadas de malos presagios, que los cristales tintados del ómnibus convierten en más amenazadoras, si cabe. El amarillo de la colza emerge entre un mar verde que asciende por las laderas hasta esconderse en algodonosos jirones de niebla, adheridos a las cumbres que se intuyen. El limpia parabrisas zigzaguea haciendo desaparecer las pequeñas gotas de lluvia del cristal.
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Calles de Lumbier |
Llegamos a la población de Lumbier y descendemos del autocar para tomar un tentempié. Afortunadamente no llueve. Tras el refrigerio, nos dirigimos hacia el centro del pueblo para hacer un pequeño recorrido por sus calles. Son estrechas, con las casas apiñadas, algunas de ellas blasonadas, otras con inscripciones religiosas, numerosas con portadas de arcos apuntados o de medio punto, de tres o cuatro alturas, generalmente la primera de ellas de piedra y el resto de ladrillo.
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Un rincón de la plaza |
Nos detenemos en la plaza. Cerca de ella, en la calle Mayor, arteria vertebradora de la población, la casa consistorial, el Ayuntamiento más antiguo de Navarra, una edificación renacentista de finales del siglo XV, construido en ladrillo, mampostería y sillería.
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La iglesia |
Después visitamos la iglesia, cuya torre constituye un bloque prismático. Al entrar nos topamos con un original cristo románico. En el interior, el retablo mayor, barroco, de grandes proporciones. En un retablo lateral, de estilo romanista, encuentro un relieve de Santa Ana que fotografío. Finalizando el paseo por sus calles observamos el abandonado palacio del marqués de Jaureguizar, llamado Casa Antillón, existente ya en el siglo XV y remodelado en el XVIII.
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La Casa Antillón |
Abandonamos el caserío y en nuestro autobús recorremos el corto trayecto hasta el estacionamiento habilitado para visitar la Foz.
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Entrada a la foz |
Iniciamos nuestro paseo por el cómodo camino formado por la antigua vía estrecha del Irati, el ferrocarril eléctrico más antiguo de España, que hacía el trayecto de Sangüesa a Pamplona y estuvo en funcionamiento desde 1911 hasta 1955.
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El Irati discurre entre roquedales |
Es un recorrido de mil trecientos metros, paralelo al río, con dos túneles, uno de entrada de 167 metros y otro de salida de 206, finalizando en los restos del llamado Puente del Diablo, levantado en el siglo XVI y destruido en 1812 por Espoz y Mina.
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Hay algunos remansos |
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Salida del primer túnel |
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Al fondo los restos del Puente del Diablo |
La Foz de Lumbier es una angosta garganta labrada por el río Irati en las estribaciones de la sierra de Leyre, declarada reserva natural.
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El final con el Puente del Diablo |
La espectacular geología de sus rojizos farallones, la exuberante vegetación que puebla los abruptos roquedales, las limpias y frescas aguas que esculpen estrechos pasos caprichosos, las oscuras estalactitas incrustadas en las escarpaduras a las que se acercan bermejos ababoles, forman un agreste paisaje de una belleza indescriptible.
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La vegetación surge en los acantilados |
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Las aguas erosionan la roca |
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Estalactitas y ababoles |
Los buitres leonados sobrevuelan los acantilados vigilando nuestro placentero deambular. A pesar de que el día está tristón, la hermosura de este lugar no se ve empañada por ello.
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Las rocas se nos vienen encima |
El aislamiento de este enclave hace que podamos disfrutar de los sonidos de la naturaleza producidos por las aves y el rápido discurrir de las aguas.
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El cauce del Irati |
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El camino, antigua vía estrecha |
Otro compañero, también aficionado a la fotografía, y yo nos vamos quedando rezagados deleitándonos con nuestro hobby.
- Mira, mira aquellos buitres en aquella oquedad -ambos dirigimos nuestros objetivos hacia las alturas.
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Buitres en la oquedad |
No penetramos en el segundo túnel porque es largo, hay una curva y no se ve ni torta. Unas linternas nos hubieran venido como anillo al dedo, facilitando la consecución del paseo, pero carecemos de ellas. Nos quedamos sin llegar al Puente del diablo, damos la vuelta y retrocedemos por la misma vereda que hemos venido. Estoy exultante con este tranquilo caminar. He estado antes en la foz un par de veces y siempre he sentido un gozo muy similar al de este momento.
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Exuberante vegetación en los cortados |
Recuerdo la primera vez que realicé este recorrido. Lo hice con el coche, entonces no había ningún impedimento, llegando por este camino hasta la vieja estación de Liédena. Hoy día no existe esa posiblidad, es obligatorio dejar los vehículos en el estacionamiento de la entrada. Creo que se ha ganado mucho y no solamente por motivos ecológicos, sino también porque resulta una excelente y tranquila andadura.
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Desde el segundo túnel |
Subimos a nuestro autobús para acercarnos hasta Aoiz donde tendrá lugar el almuerzo y, ya por la tarde, la visita al pantano de Itoiz. Durante la breve duración del viaje, se me ocurre que el destino de Lumbier es el de permanecer siempre encubierto por el esplendor de su foz. No creo que les preocupe demasiado.
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Regresando por el mismo camino |
A pesar de que el tiempo no es un buen acompañante, la excursión está resultando muy satisfactoria. Tendremos que proponer que, además de ajustar el restaurante, en estas ocasiones, se debiera contratar también la meteorología.
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Impresionante de verdad |
Esta entrada se sustenta en algunas de las numerosas fotografías realizadas durante esta visita, porque es muy difícil, yo diría que poco menos que imposible, describir con palabras este paisaje tan espectacular.