Vista la imposibilidad de iniciar la marcha a pie hacia el castillo de Javier, después de pasar por un periodo de abatimiento, mal humor y cabreo, me he resignado y, haciendo de la maldad virtud, he optado por una alternativa que llenase el vacío causado por este inesperado contratiempo: acompañar a mis compañeros en algunos momentos de estas caminatas y brindarles el homenaje de un pequeño reportaje fotográfico que iré haciendo a lo largo de estas jornadas.
Con esta nueva e ilusionada expectativa he ido ideando la forma y manera de llevar a feliz término estos nuevos deseos que, si bien no son los inicialmente previstos, satisfarán y darán cumplimiento en cierto modo a los que nacieron una vez finalizó la última javierada.
Jueves, 7 de marzo
A las tres y media de la tarde, sobreponiéndome al dolor que siento en la pierna, acudo al punto de partida de los que inician hoy el camino. He quedado con Jesús Marí "Puchero", nuestro jotero, que tampoco puede caminar y se ha apuntado a la intendencia. En su vehículo lleva las mochilas de este grupo adelantado de caminantes. Montamos en el coche y hacemos la obligatoria parada en el puente del Ebro, donde concluye la salida neutralizada con el rezo de la oración de los peregrinos. Son casi las cuatro de la tarde.
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Punto de partida |
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Por Las Norias |
Ellos, tras cruzar el puente, toman el camino de Carramurillo, nosotros, por carretera, vamos a su encuentro por el Ventorrillo y los vemos llegar a Las Norias. Llevan un buen ritmo y la tarde está muy agradable para caminar. En Murillo de Las Limas, hora y media más tarde, primer avituallamiento: un poco de café y unas pastas. Echo una mano en los preparativos y en la recogida de utensilios. Nos dirigimos hacia el albergue del Yugo, dejando atrás a los animosos andarines.
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Avituallamiento en Murillo de las Limas |
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Llegada al Yugo |
Voy muy cómodo y no siento ningún dolor. Cuando llegamos, el albergue está ya abierto, descargamos las mochilas y preparamos unos tacos de chorizo, salchichón y queso como aperitivo para cuando lleguen. A las siete y cuarto aparece el primero, un muchacho muy joven y detrás Manolo que con sus setenta y dos tacos está hecho un chaval. Poco a poco van llegando todos después de diecinueve kilómetros de marcha, los cuatro últimos en ascenso con una considerable pendiente. Comienza a llover. Algunos pernoctan allí y otros volvemos a casa para descansar.
Viernes, 8 de marzo
Por la mañana, echo mano de mi amigo Juanjo como conductor, y a las nueve y media estamos de nuevo en El Yugo. No hemos llegado a las migas de Salvador pero, en un santiamén, nos ventilamos uno de los jugosos bocadillos de tortilla de escabeche que cocina mano a mano junto a Calixto, atendidos por Ascen. "Puchero", junto a las sartenes, me recibe con un abrazo que me emociona. Van llegando aquellos de nuestro grupo que han salido a las seis de la mañana desde Tudela.
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Llegando al yugo por la mañana |
En la explanada numerosos peregrinos, repartidos por las distintas intendencias de los diversos grupos organizadores de nuestra ciudad y de otros lugares de La Ribera, consumen los apetitosos almuerzos que, sobre las mesas, son una verdadera tentación. Cerca del santuario, un puesto de la Cruz Roja atiende a quienes lo necesitan.
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Primer almuerzo en el Yugo |
Nuestro grupo se pone en marcha. Entramos en el santuario de Nuestra Señora del Yugo para recibir la bendición del peregrino. Jesús Mari entona la jota y el resto nos unimos a ella con emoción. Las notas alegres del cántico recorren las bóvedas de la iglesia posándose a los pies de la Patrona de los riberos:
y no hay pintor que la pinte
ni una imagen que la iguala.
Dejamos que marchen y mi acompañante y yo vamos saludando a amigos de otros grupos. Recogemos a su sobrina, a la que han atendido en la Cruz Roja, que no puede continuar ya que tiene los pies llenos de ampollas sangrantes. Lleva caminando desde Cascante de donde han salido a las tres de la mañana.
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Por Landazuría |
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Subiendo al Alto de los Tambores |
Montamos y bajamos por la cuesta del Yugo hacia la Bardena. Vamos adelantando a un rosario de peregrinos. Atravesamos Landazuría y nos paramos a esperar en la cuesta del Alto de los Tambores. Dejamos el vehículo junto a la corraliza y vemos cómo se van acercando mis compañeros. Al pasar junto a mí, me invitan al refrigerio de la cima. Trato de seguirlos por la empinada pendiente pero no puedo. Me sube mi amigo en el coche y allí me reuno con ellos.
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Descanso para iniciar El Plano |
Charlamos un rato mientras descansan y hago unas cuantas fotos. Mari Paz, nuestro médico particular, pregunta si alguien necesita algún antiinflamatorio. Me despido de ellos hasta mañana y los veo alejarse internándose en El Plano. Les quedan más de dos horas para la comida al final del mismo y hasta las seis de la tarde no llegarán a Murillo El Fruto, final de etapa. Nosotros volvemos a casa porque las lluvias de estos días han hecho el camino impracticable para este tipo de vehículos. Mañana será otro día.
Sábado, 9 de marzo
Salimos a las siete y cuarto de la mañana acompañados de dos amigos que se incorporan a la marcha en Murillo El Fruto. Me encuentro bien y conduzco yo. Llegamos justo a tiempo para almorzar. Ascen y Calixto a los fogones y Ricardo, Jesús Marí, una chica y un chico jóvenes, cuyos nombres desconozco, atendiéndonos. Mis compañeros se interesan por mi estado y recibo de todos atenciones que agradezco.
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Salida de Murillo El Fruto |
Después del almuerzo se ponen en camino por la carretera de Ujué. Nosotros en mi coche. Conduce Juanjo y yo me dedico a la fotografía. Nos adelantamos y alcanzamos a un nutrido grupo de Corella, nos dicen que van unos doscientos. Esperamos junto a uno de sus vehículos de apoyo y nos ofrecen un moscatel que yo acepto por no hacer un desaire. La mañana luce un sol radiante y una excelente temperatura para caminar. La cinta del río Aragón se estira en el valle. En la carretera que discurre al otro lado, se ve un lejano pelotón de peregrinos en bicicleta.
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Hacia Gallipienzo |
Vemos que nuestro grupo desciende, abandonando la carretera, por el camino que, por la margen derecha, aguas arriba, se dirige a Gallipienzo a donde tardarán cuatro horas en llegar. Allí harán un alto para comer y posteriormente continuarán hasta Sangüesa. Nos detenemos junto a un grupito de tudelanos reponiendo fuerzas que nos invitan a un café. Se acerca una pareja de la policía foral para impedir el acceso a este camino a vehículos que no sean todo terreno. Declinan el café que se les ofrece pero charlan distendidamente con nosotros.
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El grupo de Murchante en San Isidro del Pinar |
Retrocedemos a Murillo El Fruto y Carcastillo; pasando por Cáseda, recalamos en San Isidro del Pinar. Allí nos encontramos con tres grupos de Tudela y uno de Murchante que están acabando de almorzar. Los de Fontellas ya han desaparecido. Son los que hacen el camino por la ruta alternativa y clásica atravesando el Monte Peña para llegar a Gabarderal hacia las tres de la tarde. Algunos nos comentan la inquietud que sienten por el estado de esta montaña. Dado que ya no tenemos nada más que hacer tomamos el camino de casa para comer con nuestras familias. Yo quiero descansar esta tarde ya que mañana tocan diana de madrugada.
Domingo, 10 de marzo
Salgo a las seis de la mañana en el autobús que recogerá de vuelta a mis compañeros que han peregrinado a pie. Me ha costado llegar a la estación por el dolor en la pierna y, en vista de esto, al llegar a Sangüesa, no me apeo y continúo hasta Javier. Son ya las ocho cuando llegamos. La campa del Castillo se encuentra muy solitaria ya que el grueso de peregrinos estará tomando la salida con el vía crucis.
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Pocos peregrinos a las nueve de la mañana |
Voy a desayunar, hago las compras de costumbre y después oigo misa a las ocho y media en la basílica. Permanezco sentado durante todo el acto religioso. Me dispongo a esperar la llegada de mis compañeros. El tiempo transcurre lentamente. Ya no sé cómo ni dónde ponerme. Creo que estoy bien situado para hacer las fotos pero cambio de lugar dos o tres veces. Elijo, por fin, una isleta del centro de la calzada y me apoyo en la señal de tráfico.
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Comienzan a llegar mis compañeros |
Son más de las nueve y media cuando comienzo a hacer las primeras fotografías a mis compañeros de grupo. Vienen muy diseminados. Después, me reuno con mi mujer y mis hijos, que han llegado por otro lado, y asisto junto a ellos a otra misa, la de peregrinos que, en la explanada del castillo, celebra el obispo. Hoy voy bien servido. A nuestro lado unos jóvenes, con pañuelos verdes al cuello de una asociación de Huesca, siguen atentamente la celebración.
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Durante la misa de peregrinos |
Terminada la ceremonia, abandono a mi familia a su suerte y me incorporo a mi grupo para tomar el autocar que nos conducirá a una conocida bodega de Murchante, donde nos espera un contundente cocido muy bien surtido de colesterol, para celebrar la despedida. La sobremesa se prolonga con el fin de fiesta. El dúo de "los pucheros", padre e hija, dedican una jota a Marí Paz, nuestro particular servicio "javierero" de salud, a la que se le escapa alguna lagrimica. Más tarde, ella se arranca con una jotica alusiva a la Virgen del Pilar, como corresponde a una aragonesa de pro. Más y más canciones. En plena euforia llega el punto final, la despedida: adiós, que te mejores, nos vemos, hasta el año que viene...
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Nuestros animadores |
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Últimas canciones |
Desde que recale en él, siempre me he sentido cómodo en el grupo Tudelanos por Javier, a pesar de que algunos de sus componentes me eran totalmente desconocidos, pero, en esta ocasión más que nunca, he notado su aprecio a flor de piel, el hacer que sintiera que estaba caminando junto a ellos. Sólo tengo palabras de agradecimiento y me siento muy satisfecho de haber sido capaz de despertar tal empatía en ellos y suscitar su amistad. Espero estar a la altura de las circunstancias y que disfruten con mis fotos tanto como yo al hacerlas.