Fuimos a cenar a casa de nuestra hija y, en el transcurso de la conversación, no recuerdo a santo de qué, surgió el título de la canción Ata una cinta amarilla alrededor del viejo roble. Ante la cara de incomprensión del joven matrimonio les informamos que se trataba de una canción que en los años setenta tuvo un gran éxito. Él, ni corto ni perezoso, fue en busca de su tablet y rápidamente tuvimos en pantalla, después de desechar otra, la versión de DAWN con su vocalista Tony Orlando interpretando "Tie a yellow ribbon round the old oak tree". Mientras la escuchaba me dije con benevolencia hacia nosotros: ¡qué mayores se han hecho nuestros hijos!
Esta canción ha perdurado desde hace más de 400 años con diversas formas. En 1917 George A. Norton obtiene los derechos de una marcha popular a la que tituló Round her neck she wears a yellow ribbon. En 1949 John Wayne protagonizó una película con el título de She Wore a yellow ribbon y las hermanas Tanner grabaron su versión en Londres el 30 de diciembre de ese mismo año.
Parece ser que, siguiendo una vieja tradición procedente de Europa, se inició en la guerra de secesión de los Estados Unidos, la costumbre de que los familiares con soldados en el frente de batalla atasen una cinta de color amarillo al árbol más próximo a su residencia. Este hábito se siguió practicando en ambas guerras mundiales y en las de Corea, Vietnan, Golfo Pérsico, Afganistán e Irak.
El tema escrito por Irwin Levine y L. Russel Brown hace referencia a estos hechos y nos narra la historia de un joven condenado injustamente a prisión que escribe una carta a su ex novia de la que, en los tres años que ha durado su cautiverio, no ha tenido noticias. En ella le comunica que, revisada su condena, ha sido puesto en libertad. Si le sigue queriendo, sabe lo que tiene que hacer: debe atar una cinta amarilla alrededor del viejo roble testigo de su amor. Él pasará con el autobús y si la cinta no está continuará el viaje y tratará de olvidarle. Cuando el autocar va a pasar junto al árbol no se atreve a mirar y ruega al conductor, al que ha contado sus cuitas, que le informe. Éste le dice que mire y, con gozo y estupor, contempla un centenar de lazos amarillos colgando de las ramas del viejo roble.
A mí es una canción que, personalmente, siempre me ha gustado tanto por su letra romántica como por su melodía. Para los nostálgicos que quieran volver a escucharla, aquí tienen una aceptable versión, distinta de la de Tony Orlando, y, más abajo, una de las traducciones más habituales al español.
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Hoy vuelvo a tí
Vuelvo a mi hogar
Aprendí a respetar a los demás
Ya te escribí en mi carta
Que logré mi libertad
Tú ya sabes qué has de hacer
Si aún piensas en mí
Si piensas en mí
Pon alrededor del viejo roble aquel
Una cinta si tú pensaste en mí
Pues hoy hace seis años
Que me fui de aquí
Yo debo mirar pues el autobús
Cerca pasará
El viejo roble donde
Deberás darme tu amor
Si al final no puedo hallar
Esa cinta amarilla en el lugar
Me sentiré de nuevo
En prisión y lloraré
Con el autobús me iré
Y te olvidaré
Y te olvidaré
Pon alrededor del viejo roble aquel
Una cinta si tú pensaste en mí
Pues hoy hace tres años
Que me fui de aquí
Yo debo mirar pues el autobús
Cerca pasará
El viejo roble donde
Deberás darme tu amor
Y por fin el autobús llegó
Mas no sé que sentí
Cien cintas amarillas en el roble vi.
Qué buena manera de empezar la mañana bloguera.
ResponderEliminarTe confieso que de vez en cuando me pierdo por esos mundos de internet rebuscando canciones del "año la polca" y me encanta recordarlas.
Un abrazo Felipe.
Ciertamente es mejor que poner el telediario.
Eliminarnananana nananana naaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
ResponderEliminarQué música y qué letra!!!! qué pegadiza y bonita!!!!! De lo que no tenía ni idea es de la historia que cuentas!!!! Así que todo tiene un origen y un sentido!!!!. Siempre me gustó la canción. Besos mil amigo!!!
Sobre esta canción hay bastante escrito. Besos
EliminarUna lanza a favor por ese romanticismo de cien cintas amarillas atadas a robles, que bien que hace falta en los tiempos tan realistas que corren...
ResponderEliminarEste tema musical me ha remontado a la invasión de habitación de hermanos mayores que la escuchaban mientras mi naricilla curiosa se metía entre la puerta entreabierta...
Está lleno de optimismo y, en mi caso, recuerdos. Me gusta.
Un abrazo.
Es, sin duda, una bonita canción, melódica, romántica y con una letra que cuenta una bella historia. Abrazos
EliminarReconozco que cuando he empezado a leer tu entrada he pensado que yo tampoco conocía la canción, pero ¡oye! que sí la conocía, aunque no supiese que se llamaba así. No sabía del significado de la cinta amarilla. ¡Qué curioso!
ResponderEliminarAbrazo
Incluso se cree que los pañuelos amarillos que portaban los soldados que vemos en los western tienen algo que ver con esta canción. Un abrazo. ¿Qué tal Antoñito?
EliminarQue bonita, dulce y cuantos recuerdos !!!
ResponderEliminarEs agradable recordar estas cosas.
EliminarMe ha pasado como a Zamarat, me ha gustado recordarla.
ResponderEliminarUn abrazo
Esta canción siempre ha estado muy presente en mi ánimo. Hay cosas que se graban. Abrazos
EliminarHabía oído esta historia del recluso y el autobús, pero aún antes de conocerla, ya me gustaba la cancioncilla. Un abrazo, Felipe.
ResponderEliminarEn los 70 yo estaba recien casado y me recuerda tiempos muy felices. Abrazos
EliminarCreía que te había dejado un comentario... posiblemente lo visualizaría y lo daría por publicado.
ResponderEliminarDecía que me traía agradables recuerdos, además empecé a recordar varias canciones similares de la mili, nada menos que la hice en Sidi Ifni, así que en ocasiones con casi lágrimas en los ojos.
Un abrazo
Somos unos nostágicos. Abrazos
EliminarUna canción de toda la vida y tarareada en todos los países. Aquí en España la pudieron de moda "Los Mismos" allá por los años 67-68 si no me equivoco.
ResponderEliminarBuenos recuerdos.
Un abrazo
Buenísimos, sobre todo porque éramos más jóvenes. Abrazos
EliminarNo es que se hayan hecho mayores nuestros hijos; ellos han madurado y nosotros somos los que nos hemos hecho mayores, Felipe. En este caso, y de forma circunstancial, fue una preciosa canción la que propició todo esto que nos cuentas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Sí Paco, sí. Preferí pensar que son nuestros hijos los que se han hecho muy mayores, por lo cual ya sabes donde estamos nosotros. Un abrazo
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