Estos días he estado haciendo un poco de limpieza de todas esas cosas que vamos guardando sin saber qué utilidad vamos a darles y si esto va a ocurrir en alguna ocasión. Cuando la cantidad de objetos inútiles llega a abrumarnos decidimos deshacernos de ellos y, probablemente, en un corto espacio de tiempo nos lamentamos echando en falta tal o cual cosa.
De este cajón de sastre emergió este relato, cuya autoría desconozco, conservado desde hace muchos años, que se salvó de otros barridos. Antes de condenarlo definitivamente a la hoguera, he decidido aprovecharlo para esta entrada a pesar de que soy consciente de que es muy conocido. A aquellos que lo desconozcan creo que les hará pasar un rato divertido y a quienes lo tengan en su memoria, al recordarlo, ahuyentará durante un tiempo de su pensamiento la corrupción, los desahucios, los recortes etc. arañando una sonrisa relajante. Dado que un poco de humor no hace daño a nadie, aquí os lo dejo a modo de indulto, en contraposición a mi anterior post:
En cierta ocasión, una familia inglesa pasaba sus vacaciones en Escocia. Durante uno de sus paseos, observaron una casita de campo que de inmediato les agradó y pareció adecuada para su próximo veraneo. Indagaron quien era el dueño, resultando ser un pastor protestante al que se dirigieron para rogar que les mostrase la pequeña finca. El propietario se la mostró y tanto por su comodidad como por su situación fue del agrado de la familia que se mostró interesada en adquirirla para disfrutar durante ulteriores descansos.
De este cajón de sastre emergió este relato, cuya autoría desconozco, conservado desde hace muchos años, que se salvó de otros barridos. Antes de condenarlo definitivamente a la hoguera, he decidido aprovecharlo para esta entrada a pesar de que soy consciente de que es muy conocido. A aquellos que lo desconozcan creo que les hará pasar un rato divertido y a quienes lo tengan en su memoria, al recordarlo, ahuyentará durante un tiempo de su pensamiento la corrupción, los desahucios, los recortes etc. arañando una sonrisa relajante. Dado que un poco de humor no hace daño a nadie, aquí os lo dejo a modo de indulto, en contraposición a mi anterior post:
En cierta ocasión, una familia inglesa pasaba sus vacaciones en Escocia. Durante uno de sus paseos, observaron una casita de campo que de inmediato les agradó y pareció adecuada para su próximo veraneo. Indagaron quien era el dueño, resultando ser un pastor protestante al que se dirigieron para rogar que les mostrase la pequeña finca. El propietario se la mostró y tanto por su comodidad como por su situación fue del agrado de la familia que se mostró interesada en adquirirla para disfrutar durante ulteriores descansos.
De regreso a Inglaterra iban recordando detalle por detalle cada una de las habitaciones. De pronto, la esposa no recordó haber visto el excusado y dado lo práctico que son los ingleses, decidieron escribir al pastor protestante en los siguientes términos:
Estimado Pastor:
Soy miembro de la familia que hace unos días visitó su finca con deseos de adquirirla para nuestro próximo veraneo y, como queríamos enterarnos de un detalle, le agracederemos que nos indique, más o menos, donde se encuentra el W.C.
Al abrirla y leerla, el pastor, que desconocía la abreviatura W.C., creyó que se trataba de una capilla de su religión, llamada Wells Chapel; y les contestó de la siguiente manera:
Estimada Señora:
Tengo el agrado de informarle que el lugar al que se refiere queda a doce kilómetros de la casa, lo cual es algo molesto si se tiene la costumbre de ir con cierta frecuencia, pero algunas personas llevan la comida y permanecen allí todo el día; unos viajan a pie y otros en tranvía, pero de ordinario llegan en el momento preciso.
Hay lugar para cien personas cómodamente sentadas y para otras tantas de pie. Los asientos están forrados de terciopelo color púrpura. Está dotado además de aire acondicionado para evitar sofocaciones y es muy recomendable llegar temprano para coger sitio. A la entrada se entrega un papel a cada uno de los asistentes y aquellos a quienes no alcanza el reparto pueden utilizar el del compañero de asiento, pero al salir deben devolverlo para continuar usándolo durante todo el mes.
Todo lo que se deja allí depositado se aprovecha para dar de comer a los pobres huérfanos.
Hay fotógrafos profesionales que toman instantáneas desde diversos ángulos. Estas fotografías son publicadas posteriormente en el diario de la ciudad, en la sección “Vida Social”, así el público puede conocer a las personas en actos tan humanos.
Buenísimo, no importa que lo repitas más veces
ResponderEliminarCosas agradables no importa recordarlas cuantas veces haga falta.
EliminarNunca debe uno fiarse de primeras impresiones. jajaja
ResponderEliminarEs lo que sucede por ignorar ciertas expresiones.
EliminarEs lo que ocurre con los cajones de sastre que, a veces, encuentras algo util y lo vuelves a guardar.
ResponderEliminarSaludos
Lo que pasa es que toda la vida guardado cosas... alguna vez hay que hacer limpieza.
EliminarNo conocía la historieta, eso suele pasar cuando desconocemos perfectamente un idioma. Me ha gustado.
ResponderEliminarSaludos
Con eso ya está justificada la entrada. Un saludo
EliminarMuy buena idea haberlo recuperado.
ResponderEliminarUn abrazo
Tenía mis dudas, pero tratándose de jumor... Un abrazo
Eliminarjajajajajaja!!! muy bueno Felipe, pero que muy bueno.
ResponderEliminarSiempre digo que las cosas hay que explicarlas muy bien y con detalle porque las malas interpretaciones dan lugar a casos como este. Besos mil desde un lluvioso Cáceres.
Y por bien que las expliques siempre habrá distintas interpretaciones. Besos
EliminarJejeejej! Siempre las cosas hay que explicarlas o contarlas como si el otro no supiera nada sobre el tema. Así me enseñó mi profe de práctica de la enseñanza cuando yo era estudiante.
ResponderEliminarSaludos Felipe desde mi blog de NUTRICIÓN
Esa es una buena forma de actuar. Saludos
EliminarConocía la historia pero no me ha importado recordarla.
ResponderEliminarUn abrazo
Trantándose de humos no importa la repetición. Abrazos
EliminarGracias, Felipe. No hay nada más saludable que una sonrisa y con este antiguo relato, me la has arrancado. Un abrazo.
ResponderEliminarEs era mi pretensión. Un fuerte abrazo
EliminarGracias por hacerme reír.
ResponderEliminarNo hay de qué, de eso se trata.
EliminarCuidado con las abreviaturas jajaja.
ResponderEliminarMe imagino la cara de la señora al recibir la carta. Me alegro que lo hayas conservado. Me ha divertido la descripción ta concienzuda del Pastor.
Un abrazo
Fue concienzudo hasta para indicar a quien se entregaba los allí depositado. Abrazos
Eliminarjajajaja...
ResponderEliminarAsí son los malos entendidos, nunca sabe una por dónde van a salir.
Muy divertido el texto, Felipe.
Un abrazo.
Es bastante más agradable que leer los periódicos o escuchar las noticias. Un fuerte abrazo, cordobesa.
EliminarHo conocía la historieta, pero entiendo que las cosas hay que explicarlas con la suficiente claridad para que se entiendan y nunca con abreviaturas, que muchas veces llevan a la confusiñon, como en este caso.Me he reido mucho con la respuesta del Pastor. Felicidades y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLas siglas indudablemente propician la confusión, pero estamos en un mundo en el que abundan por todas partes. Abrazos
Eliminar