El día veinte del pasado diciembre tuvo lugar en nuestra ciudad la presentación de este librito de José Javier Alfaro Calvo, presentación a la
que no pude asistir por encontrarme ausente de Tudela. Previamente, el autor
impartió una charla con el título Elogio de las nanas destacando
la influencia de las mismas en el desarrollo de los niños durante las primeras
etapas.
Mostró de nuevo su erudición y facilidad para contactar con el público.
Como ya he dicho, no estuve presente pero he tenido la oportunidad de ver la
grabación en vídeo de este evento.
En la contraportada de este libro, publicado en pequeño formato
por Olifante, escribe Alfaro algo que nos hace intuir el contenido del mismo
con una promesa de canciones y arrullos:
TIENE toda nana
su nube y su luna,
su estrella lejana
y, además, alguna
pirámide. Nana
de mar, cielo y duna
-animal o humana-
que canta oportuna
su letra cercana
meciendo una cuna.
Se trata de un poemario de cincuenta páginas que contienen veinte
nanas, en otras tantas clases de versos, dirigido a los pequeños y muy oportuno
para los mayores que tenemos la sana costumbre de leer algo a los niños al
acostarse tratando de que concilien el sueño con una sonrisa beatífica.
Hay nanas de los animales más dispares: del delfín, de la
golondrina, del armiño, del ornitorrinco, incluso de la carpa japonesa, ésta en
haikus naturalmente; así hasta completar las veinte. Seguidillas con bordón, versos
de cabo roto, aleluyas, octavillas, haikus, ovillejos etc. se van sucediendo en
un intento de que los animalicos se duerman con la cadencia de sus rimas. Cada
una de estas nanas cuenta con una ilustración del propio autor.
Con el fin de facilitar la comprensión del contenido de la obra,
incluyo uno de estos poemas que trae a mi memoria reminiscencias de la
entrañable Gloria Fuertes . Se trata de un romancillo, el de las Nanas
del grillo
Señoras, señores,
el grillo Martín,
por más que lo intenta,
no puede dormir.
Se pone tapones,
toma ajonjolí,
pero no hay manera
de dejar de oír
una voz continua
que dice cricrí.
Hasta que el
doctor
le curó al decir,
que era él el dueño
de aquel cricricrí.
Posteriormente, el día tres de enero, tuvo lugar la presentación de esta obrita en una conocida librería
de Zaragoza.
José Javier Alfaro Calvo nació en Cortes (Navarra) en 1947. Es
maestro y licenciado en Filología Española. En 1974 se trasladó a vivir a
Tudela, donde dirigió el Colegio Griseras y ha ejercido en la ETI como -ironías de la vida-
profesor de matemáticas durante muchos años. Se dedica a la pintura, escribe
poesía y cuentos. Da pautas al profesorado de cómo escribir cuentos. Colabora
habitualmente en revistas y seminarios, coordina "Traslapuente",
publicación literaria ribera. Su obra figura en la II parte de la Antología de Escritores
Navarros Actuales y publica en la revista "Litoral". También ha
dirigido talleres de lectura y escritura. Ha ganado numerosos premios poéticos
y literarios.
Qué buena costumbre esta de leerles cuentos a los niños. También es importante que ellos vean leer a sus padres, ya sabemos que ellos copian a los mayores
ResponderEliminarSaludos Felipe
Es muy provechoso inculcarles la costumbre de la lectura desde muy niños. Saludos
EliminarLas nanas, todas tan hermosas, tan entrañables y tan añoradas.
ResponderEliminarTodo ser vivo, animal o humano, necesitamos que nos arrullen los primeros sueños con dulce nanas, que nos hablen de lo bonito de la vida, del amor del que las cantan, nanas que nos ayudan a dormir, a soñar, a tener esperanzas.
Un beso muy fuerte
Tanto el canto de las nanas como el contar cuentos es una buena arma para lograr que se duerman. Un besos Mirentxu
EliminarUna entrada muy bonita y entrañable. Las nanas forman parte de la literatura y no sólo infantil. Las nanas que nos has regalado tienen una cadencia armoniosa y dulce... para eso están hechas, verdad???? Muchos besos desde un Cáceres lluvioso.
ResponderEliminarEn su sencillez tienen una cadencia que nos trae a la memoria canciones y arrullos. Besos
EliminarParece que ya no se estila eso de arrullar a los niños y cantarle nanas y sin embargo ahí está un hombre valiente que apuesta por ellas.
ResponderEliminarLe deseo mucho éxito con el libro.
Un abrazo
Quizás se estile más el contar cuentos, para mí por lo menos es más fácil.
EliminarSiempre me gustó arrullar y cantar a mis hijos, y ellos aún se acuerdan de mis canciones.
ResponderEliminarUn abrazo Felipe.
A mi lo del canto no se me ha dado muy bien, pero sí que les contaba cuentos.
EliminarPor lo que cuentas veo que es un libro precioso. Enhorabuena para el autor... que impartió clases de matemáticas. Ángel
ResponderEliminarParece ser que las letras no son tan opuestas a las ciencias.
EliminarLas nanas es lo más conmovedor, te crean una sensación de cariño y ternura inigualables.
ResponderEliminarEsa es la misma sensación de este librito
EliminarNo pretendo decirte lo mismo, sino simplemente que ha atinado plenamente en la forma de contra el contenido de la presentación de este libro.
ResponderEliminarUn abrazo
Como bien dices, no se trata de contar el contenido, sino dar una idea que haga apetecible el leerlo. Un abrazo, Paco
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ResponderEliminarLA NANA
La nana es una canción,
que en nuestra cuna se oía,
un susurrar que venía,
a ocultar una oración.
El niño así se dormía,
ayer con mucha ilusión,
yo no sé si ocurre hoy día,
o es quizás una obsesión.
Cuando el niño balbucía
a media lengua en cuestión,
el cuento sustituía,
a la nana en la canción.
Pero hoy el cuento, presiento,
que hay que tenerlo inventado,
porque no esté desvelado,
el niño en el aposento.
Que a veces, despierta airado,
y te dice en un lamento,
que esto ya me los contado,
abuelo en otro momento.
Y así cambiamos de estado,
y añoramos aquel cuento,
que el abuelo hubo contado,
como un apreciado invento.
Con el cuento y la alegría
llegamos a la verdad,
aunque fuera en realidad,
un sueño de fantasía,
hecho de amabilidad,
y de cariño, diría,
que era una dulce ansiedad,
que llegaba en lejanía,
con profunda suavidad
y en la cuna se dormía,
de paz y felicidad.
O.Z.M. Felicidades, Felipe, y un fuerte abrazo.
Estupendo, Olegario, aunque al contar los cuentos tampoco nos podemos desviar y contarlo de otra manera porque entonces te dicen: así no es, yayo.
EliminarUn abrazo
¡Qué lejos veo las nanas que nos cantaban nuestras madres y abuelas! ¿Tienen cabida en nuestra sociedad las nanas? A mí me gustaría que así fuera.
ResponderEliminarUn abrazo
Un poco difícil lo veo. Lo que sí se mantiene es lo de los cuentos. Abrazos
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