jueves, 26 de diciembre de 2013

Soneto navideño


Perseguimos ansiosos la bondad,
en este torpe mundo sin sentido,
del niño que en pesebre ya ha nacido
de la Virgen María en Navidad.

Es un tiempo de intensa humanidad
en que el divino infante, compungido,
se encuentra en un establo guarecido
esperando aceptemos su verdad.

Esa celestial noche tan preclara
contemplamos absortos una estrella
que en el cielo parece conminara

a seguir los humanos tras la huella
de un Dios situado en cuna así de rara
en una humilde cuadra como aquella.


Felipe Tajafuerte
2013

martes, 24 de diciembre de 2013

Mi villancico


Niño querido

Porque en Belén ha nacido,
de la raíz de Jesé, 
este Niño tan querido
de María y de José. 

Nos trae una buena nueva 
Jesús desde aquel portal: 
Que los hombres hermanados 
lograrán, por fin, la paz, 
imperará la justicia, 
y a todos llegará el pan, 
y conocerán las gentes, 
las de buena voluntad, 
tendiendo la mano al débil, 
dónde encontrar la verdad 
en este mundo afligido. 

Porque en Belén ha nacido, 
de la raíz de Jesé.
este Niño tan querido
de María y de José.

Quisiera encontrar palabras 
con que poder expresar 
los daños que nos azotan, 
la causa de tanto mal. 
Pero mucho más quisiera 
todo el dolor desterrar, 
que convivieran los hombres 
sin enfrentarse jamás, 
que se evitaran las guerras 
que reinara la bondad 
en el orbe dolorido. 

Porque en Belén ha nacido, 
de la raíz de Jesé,
este Niño tan querido
de María y de José. 


Felipe Tajafuerte
Navidad 2013

sábado, 21 de diciembre de 2013

Llegó el frío



Riela la nieve
en las cumbres cercanas.
Invierno en flor.

Felipe Tajafuerte
 2013

martes, 17 de diciembre de 2013

Un aristócrata emprendedor

Llegamos al pueblo aragonés de Bureta hacia las cuatro y media de la tarde procedentes de Cortes, tras la visita de su castillo. Con rigurosa puntualidad comenzamos el recorrido por la casa-palacio de los Condes de Bureta, divididos en grupos de diez personas, encabezando el propio conde uno de los grupos.

Del folleto turístico que nos fue facilitado, entresaco los siguientes datos:

"El actual edificio de la Casa-Palacio de los Condes de Bureta se levantó en el siglo XVII, sobre el torreón principal del antiguo castillo construido por los moriscos que ocuparon la Marca Superior de Al Ándalus entre los siglos IX y X, de cuya muralla exterior quedan restos. En el salón llamado de los Caballeros, se celebraron Cortes en 1363 para ajustar las paces entre Castilla y Aragón.
A raíz de la Reconquista, el castillo y lugar de Bureta fue dado en tenencia, siendo Roger el primer caballero del que se tiene noticia en 1137.

Los Francia fueron señores de la Baronía de Bureta durante más de cuatrocientos años. El primero de ellos fue Sancho de Francia, entre 1275 y 1285.
El Señorío de los Francia recayó por vínculo en la familia Marín de Resende. Fue a don Antonio María de Resende y Francia, a quien el rey Carlos II concedió el título de Conde, el 24 de marzo de 1678.
El condado de Bureta lo ostenta actualmente don Mariano de los Dolores Francia López-Fernández e Izquierdo."
En esta casa vivió, junto con sus hijos, la condesa viuda doña María Consolación Azlor y Villavicencio, heroína muy distinguida de los sitios de Zaragoza durante el primer sitio francés de 1808.

Salón blanco de Caballeros
Esta casa-palacio ha sido restaurada con una exquisita fidelidad por su propietario, el actual Conde, cuya madre pertenece a una conocida familia tudelana. Salvo en alguna dependencia, la decoración carece de espectacularidad, sin embargo, bajo una apariencia sencilla, alberga verdaderos tesoros. Las escaleras, los techos, las lámparas, las llaves de la luz, el mobiliario, los cuadros etc. nos hacen recordar una de esas casonas nobles de principios del siglo pasado.

Escaleras
Fuimos recorriendo el primer piso en el se encuentra el copiosísimo archivo que conserva documentación de incalculable valor histórico de los siglos XII a XIX, en proceso de catalogación, al que se le calculan unos catorce mil documentos y probablemente sea el fondo más importante sobre la guerra de la independencia existente en España.

Despacho
Pasamos por el despacho del conde, en el que me sorprendió, como curiosidad, la presencia de una edición completa de la colección Austral, y un aparato de morse.

Sala de billar
Contigua a ella, a una sala de billar, en cuya mesa descansaban las bolas de marfil. En una de sus paredes observé una especie de ábaco pero que, en realidad, se trata de un instrumento para contabilizar las partidas.

Una de las habitaciones
En la segunda planta tuvimos el agrado de ir conociendo las habitaciones, el comedor con numerosa y valiosa vajilla, un estrecho  retrete con un inodoro alojado en un mueble de color oscuro, una preciosa cocina de la época con sus cacharros y sobre todo el salón blanco, llamado de caballeros, en el que las crónicas dicen que se celebraron las cortes para establecer las paces entre castellanos y aragoneses.

El retrete

Las vajillas

La cocina
Tiene una decoración de época exquisita y en uno de sus lados figura un incitador confidente.  También en esta planta existe una pequeña capilla, con bula papal concedida por Inocencio VII, desde la que se puede ver el interior de la iglesia, aneja a la casa.

Salón blanco

La chimenea

El confidente

En la última planta a la que accedimos hay una galería abierta mediante arquería desde la que se podrían contemplar hermosas vistas de Moncayo y del valle del Ebro si no fuera porque el día no acompañaba, y nos tuvimos que conformar con una panorámica gris dominando todo el contorno.

La galería superior
El recorrido por todas estas dependencias fue un encuentro con la historia y el arte propiciada por los numerosos cuadros que conforman su abundante pinacoteca colgando de sus paredes, en una de las cuales vimos el primer mapa de Aragón, del año 1620, de proyección cartográfica cónica y, en otra, un extenso y frondoso árbol genealógico.

Cuadros en los pasillos

Detalle decorativo
Cada estancia, con su mobiliario y las piezas artísticas que las adornan, todas auténticas, supuso una mirada retrospectiva a la vida aristocrática de los siglos XVIII y XIX, en la que percibimos la sensación de que, en cualquier momento, por las escaleras iluminadas tenuemente, iba a aparecer Doña María Consolación, la heroína de Zaragoza, acompañada por su primo el general José Palafox, departiendo sobre los pormenores de los sitios.

A través del bar, cuya barra atendía el hermano del Conde, bajamos unas escaleras para admirar una antiquísima bodega excavada en la roca. De vuelta a la cafetería, ante unas cervezas y café, atendimos la exposición que nos hizo el aristócrata de sus actuaciones en el edificio para convertirlo en algo activo y productivo para poder vivir del negocio y dar algo de trabajo al pueblo de Bureta.

La bodega
Ha realizado las obras de restauración sin ningún apoyo económico de las instituciones aragonesas quienes, a cambio de las subvenciones, exigían la cesión del su importante archivo histórico, a lo que se opuso categóricamente. Junto a su hermano Antonio, ha puesto en marcha un complejo hotelero con el palacio, casa rural, restaurante, cafetería y bodega. Él mismo da satisfacción a sus clientes haciendo de recepcionista y cicerone e incluso atendiendo ambos el comedor y la cafetería. Pretenden transformar la galería superior en una sala de exposiciones y restaurar el interior de la iglesia. Según sus manifestaciones, esta ocupación no da para hacerse rico en un lugar como Bureta, pero esperan ganarse el sustento y poder vivir de ello manteniendo el patrimonio y destacó que esta iniciativa está creando puestos de trabajo, tan necesarios en la zona y del que benefician los pueblos del contorno.

El comedor
Antes de marchar nos invitó a pasar al comedor para que lo inspeccionáramos. Es un hermoso salón muy bien acondicionado, lindante con la cafetería. Me fijé que tenía un menú del día muy aceptable a veinte euros. Nos animó a hacer una escapada hasta su complejo ya que, previa cita y por una cantidad razonable, ofertaba cena para dos personas, una noche de alojamiento en la casa rural y visita guiada por él mismo al palacio. Me pareció entender que el importe de la mencionada oferta era de cien euros.

Fachada de la iglesia
Entre tanto había oscurecido, y las luces daban una cálida luminosidad al entorno del palacio y a la bonita fachada barroca de la iglesia de la Santa Cruz, cuya portada de piedra, con arco de medio punto entre pilastras toscanas, muestra sobre ella una hornacina flanqueada por dos escudos condales. Remata la cubierta del templo un campanario octogonal que se eleva en el lado derecho. Al dirigirnos hacia el autobús, y como despedida, escuchamos la voz del emprendedor Conde:

- Y que sepáis, que me siento muy satisfecho de mi condición de tudelano.

Cuando llegamos a casa, un tanto cansados del ajetreo del día, tratando de conservar en la memoria todo lo que habíamos contemplado, era ya noche cerrada, pero albergábamos la satisfacción de que la jornada había sido verdaderamente provechosa. 

jueves, 12 de diciembre de 2013

Prioridades



¿Cual es la mayor virtud?

Salud

¿Qué procuramos primero?

Dinero

Y ¿a qué damos gran valor?

Amor


Porque esto ya es un clamor,

y bien lo sabes, querida,

lo que importa es, en la vida,

salud, dinero y amor.



Felipe Tajafuerte
 2013

sábado, 7 de diciembre de 2013

Arco entre guijos y olivos

El día amaneció luminoso y, con el sol luciendo en todo su esplendor, salimos de Cáceres con dirección a Tudela. Apenas llevábamos una hora de viaje, pasada ya la ciudad de Plasencia, cuando abandonamos la autovía Ruta de la Plata a la altura de Villar de Plasencia. Unos días antes, cuando hicimos la excursión a Hervás, me había fijado en un gran cartel turístico, indicando la dirección a seguir para llegar a las ruinas de la ciudad romana de Cáparra, situada en los límites municipales de Guijo de Granadilla y de Oliva de Plasencia. La imagen de su famoso arco siempre me llamó la atención cuantas veces la vi en folletos turísticos. 

Circulamos por una carretera estrecha, bien asfaltada, rasgando el rojo de la tierra y el verde de los prados. Al poco trecho, dejamos a nuestra izquierda un pequeño embalse, y poco más adelante vimos unos cuantos cerdos ibéricos, a la sombra de las encinas, destacando su color negro sobre la pradera. Hacía tiempo que no los veíamos así, sueltos por la dehesa. Recorrimos unos seis kilómetros y, en un cruce, vimos la entrada al recinto donde se encuentran los restos arqueológicos del arcaico municipio romano.


Centro de interpretación
Estacionamos el coche y nos dirigimos al centro de interpretación para solicitar la información pertinente. Recabada ésta, dirigimos nuestros pasos por una vereda de guijarros, entre olivos de poco porte, en suave pendiente ascendiente hasta situarnos en un cerro desde el que contemplamos una hermosa vista del valle del Ambroz. En la ladera de este promontorio se encuentran las ruinas de la antigua ciudad romana de Cáparra.


Restos de la muralla y la puerta sur
Su nombre no es de origen latino, sino vetón, como su asentamiento prerromano. Fundada durante la época flavia, en el siglo I, citada por Plinio y Ptolomeo, adquirió la categoría de municipium en tiempo de Vespasiano y formaba parte de la provincia romana de Lusitania. Se trataba de una ciudad amurallada, de unas doce hectáreas, con planteamiento octogonal, cuyo eje principal, el decumanus maximus, con una puerta en cada extremo, lo constituía la Vía de la Plata. Contaba con otra puerta, la del sur, que llevaba al foro a través del cardo máximo. Tuvo su época de esplendor, fue decayendo y durante la alta edad media comenzó a despoblarse. Su posición estratégica hizo que se mantuviese una población residual en el despoblado de Ventas de Cáparra, cimentada en una serie de posadas para dar servicio a los caminantes, hasta su abandono definitivo a principios del siglo XX.

Esta es la vista que llamó poderosamente nuestra atención
A primera vista  nos llamó la atención el edificio más importante que perdura, un arco conocido como tetrapylum.  Comenzamos nuestro recorrido, por el camino de grava que bordea la cuadrícula de las ruinas, dirigiéndonos, en primer lugar, a las termas. Son de forma cuadrada y en ellas se erigen airosos los restos de un muro, semejante a una especie de menhir. En el centro se encontraban los baños propiamente dichos, y a un lado transcurre el decumanus máximus, que, como ya he indicado, coincidía con la antigua Vía de la Plata. 

Las termas
Continuamos por éste hasta llegar al arco, bajo el cual se cruza con el cardo máximus, que desemboca en el foro. Este arco cuadrifronte, situado en el centro geográfico de la ciudad, parece ser que alcanzaba los trece metros de altura y su planta medía 8,60 por 7,35 metros, siendo el único en España de estas características.


El arco de Cáparra
Sus cuatro arcos de medio punto están sostenidos sobre otros tantos pilares, asentados sobre basamentos, con una cornisa sobresaltada. En los laterales que dan a la calzada, existen unos pedestales que posiblemente sustentaran estatuas o efigies. Tiene algunas inscripciones que no logré descifrar y que, según parece, indican el nombre del que lo ordenó edificar y en honor a quien.


Una de las inscripcciones del arco
Muy cercano, vemos un Miliario de Nerón, correspondiente a la vía de la plata que se encamina, imperturbable ante el paso de los siglos, en dirección a las alturas del Sistema Central, cuyos picos recortan el horizonte.

Miliario de Nerón
Paseamos por el cardo máximus contemplando el ajedrezado contorno de las casas o domus y de las insulae en cuyos bajos se situaban las tabernae, teniendo como fondo un paisaje de olivos y encinas, en cuyas diferentes tonalidades verdosas se integra el ocre de las piedras milenarias.  


Domus e insulae
Fuimos dando la vuelta al perímetro y nos encaminamos a una de las puertas de la ciudad desde la que parte el empedrado de la calzada romana que, atravesando este singular monumento, se pierde en el verdor de los campos buscando las frondosas laderas de la Sierra de Béjar.


La antigua Vía de la plata
Un camino ancestral, usado desde tiempos prehistóricos, que ponía en comunicación el norte y el sur del occidente de la península Ibérica, y que los romanos, con su habitual pragmatismo, potenciaron a fin de unir Emérita Augusta con Astúrica.

El foro
Las ruinas romanas tienen todas un cierto parecido, pero siempre existe en ellas algún detalle que las hace singulares, y en ésta el arco cuádruple es digno de tenerse en consideración al tratarse de una edificación muy peculiar en un estado de conservación relativamente bueno. 

El cardo máximo desde el arco
Algo más de una hora duró nuestro recorrido y, dado que todavía nos quedaba mucho camino para alcanzar nuestro destino, no nos entretuvimos en el centro de interpretación, sino que reiniciamos nuestra marcha hasta llegar a Villacastín, lugar donde teníamos prevista una parada para reparar fuerzas y, a continuación, proseguir nuestro viaje con el fin de arribar a nuestra ciudad antes del anochecer.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Abatimiento



Siete grados centígrados marcaba el termómetro de la farmacia de la esquina. Un cielo gris, plomizo, se cernía sobre la ciudad y un viento gélido hacía jirones el smog. Apartó de un manotazo los cartones que le servían de cobijo, derramando el oscuro líquido bermejo del tetrabrik, fiel compañero nocturno. Encaminó sus pasos vacilantes hacia el extrarradio, abrumado por el peso de negros pensamientos. No recordaba ya el tiempo transcurrido desde aquellos fatídicos días en los que lo había perdido todo: el trabajo, la casa, la mujer, los hijos, la dignidad… incluso la esperanza se le había quedado extraviada entre los pliegues de su memoria. Los monstruos de la desesperación habían desovado en el nido incongruente de su raciocinio. Al llegar al viejo puente de piedra, se sentó en el pretil, pasando con dificultad las piernas sobre él. Miró hacia el abismo encrespado. Las turbulentas aguas le fascinaron con seductores guiños concéntricos. Cerró los ojos...




Felipe Tajafuerte
2013

sábado, 30 de noviembre de 2013

Presentaciones (2x1)

El pasado miércoles, venciendo la pereza ocasionada por la crudeza de la noche, cuatro grados en Tudela, con el cierzo colándose por la rendija del Ebro, me acerqué hasta la S.D.R. Arenas, donde Carlos Aurensanz iba a hacer la presentación de Banu Qasi, La hora del Califa, tercera y última entrega de la trilogía dedicada a esta familia.

Conseguí llegar felizmente a la sala de actos múltiples de la sociedad tudelana, sorteando el pequeño laberinto que me supuso hacerlo. El autor estaba ya firmando ejemplares antes de comenzar el acto.  Me acerqué para saludarle y, ante su indicación, dejé la firma del mío para después de la presentación.

Comenzó ésta con unas breves palabras de la representante de la S.D.R. Arenas, organizadora del evento. A continuación, Carlos Aurensanz, sin tomar asiento, de una manera informal, nos fue desgranando sus informaciones con ayuda de fotografías proyectadas sobre una pantalla. Hizo algunas referencias a sus anteriores novelas para enlazar con el argumento de la que era, en este momento, objeto de nuestra atención. Desveló que el personaje sobre el que gira esta tercera parte, donde los Banu Qasi, perdida su ejemonía en las tierras del Ebro, se trasladan a Córdoba,  es el emir Abd al Rahman III, que convierte esa ciudad en la más importante de occidente en esa época.

La trilogía de Banu Qasi al completo
Una por una fue revelando una serie de cuestiones planteadas en la pantalla: ¿Qué relación de parentesco unía al califa de Córdoba y a la reina Toda de Pamplona? ¿Cómo pudo un hombre rubio, con tres cuartas partes de sangre vascona, llegar a gobernar Al Ándalus? ¿Por qué el emir Abd al Rahman III sucedió a su abuelo en el trono? ¿Por qué era Lucena la única ciudad que abastecía de eunucos a los harenes de Al Ándalus? ¿Cual era la causa de que muchos de los emires y califas de Córdoba fueran sietemesinos? A estas preguntas fue dando cumplidas respuestas, acordes con lo relatado en la obra.

Carlos Aurensanz firmando ejemplares
Se refirió al testamento de Abd al Rahman III, con el que finaliza esta novela, destacando que en él se dice que en los más de cincuenta años victoriosos, siendo poseedor de todos los honores y riquezas, tan sólo sumaban catorce los días que tuvo colmados de felicidad.

Más tarde dio cuenta del proceso para la confección de la tapa llevada a cabo por el diseñador gráfico de origen uruguayo, afincado en Barcelona, Alejandro Colucci. Fue interesante conocer el desarrollo, desde la idea inicial del autor y el primer boceto de Colucci, hasta la consecución de una excelente portada.

Inesperadamente, Carlos Aurensanz tuvo el detalle de recomendarnos la novela, recientemente publicada, El sanatorio de la Provenza, cuya autora, la alcañizana Rosa Blasco, médico de familia en Tudela, se encontraba presente en la sala. Según él, se trata de un excelente thriller, protagonizado por el facultavivo tudelano Galo Aldave, que nos gustará. Un gesto que le honra.

A continuación, con la amabilidad que le caracteriza, procedió a la firma de ejemplares. Cuando llegó mi turno, y vio que le hacía un par de fotos, me dijo:

- ¿Son para tu blog?
- Sí, por supuesto. Cuando termine de leerlo haré algo sobre él.

Nos dimos la mano y me marché con viento fresco. Nunca mejor dicho, porque la noche estaba de perros.



miércoles, 27 de noviembre de 2013

El tesón de un pueblo

Mientras recorremos los poco más de veinte kilómetros que separan Tudela de Cortes, lugar donde vamos a tener la aproximación inicial a los actos previstos para el día de hoy, el Moncayo nos muestra su falda nevada emergiendo de las plúmbeas nubes que lo envuelven. Nuestra primera visita programada es la del Castillo de Cortes.

Esta fortaleza, con una superficie construida de más de 4.500 metros cuadrados, se alza en el centro urbano de la localidad. Sus orígenes son muy antiguos y se pueden remontar a la época de la dominación musulmana, antes de la reconquista por Alfonso I el Batallador en 1119. Fue uno de los principales baluartes medievales del reino de Navarra debido a su situación fronteriza con Aragón. Perteneció durante más de doscientos años a los reyes navarros, quienes aprobaron reformas sucesivas que fueron transformado su carácter militar por uno más señorial, y cuyos salones fueron escenario de bodas reales y otros actos institucionales.

En el siglo XIX tuvo lugar una ampliación y restauración de estilo neogótico, continuando su ocupación hasta finales del siglo XX en que falleció su último propietario. En 1997 el Ayuntamiento de Cortes, no queriendo dejar en el olvido los siglos de historia, de la que sus muros son testigos silenciosos,  lo adquirió e intentó darle, sin éxito, alguna utilidad práctica. Se propuso para ser la sede de la Comunidad de Bardenas Reales, para parador nacional y para hotel, cosechando fracaso tras fracaso. Ante su inminente ruina, el consistorio efectuó inversiones para la conservación de las cubiertas y las murallas. Al no poder hacerse cago de su mantenimiento, sacó a concurso su gestión, y éste quedó desierto.

El torreón
El año 2007 un grupo de vecinos, los Amigos del Castillo de Cortes, ante el deterioro del edificio, se aunaron para reformar, con sus propias manos, una de sus alas. Rehabilitaron de forma totalmente altruista varias dependencias. El año 2012 vieron recompensados su tesón y sus esfuerzos al serles concedida una subvención con la que el Ayuntamiento acometió las obras para completar la  restauración de dicha ala con el fin de abrirla a las visitas del público. Esta apertura ha tenido lugar el pasado mes de septiembre, tras los arreglos en el patio de armas. El grupo de voluntarios ha colaborado muy eficazmente en estas restauraciones parciales, que tienen previsto continuar, y oferta y realiza las visitas guiadas al castillo. 

Cuando llegamos al pueblo, el día amenaza lluvia, está muy desapacible y no se ve un alma por la calle. Nuestras guías se presentan muy pronto y nos dividen en dos grupos para poder transitar con holgura por las dependencias interiores. Previa al comienzo de la visita, nos facilitan toda la información que acabo de relatar en el párrafo precedente. Trasmiten el entusiasmo y orgullo que les aporta las acciones que ha realizado y vienen realizando para dar a conocer este inmueble, emblema de su pueblo.

La puerta de carruajes
Penetramos al interior por la puerta de carruajes, flanqueada por dos torreones, y accedemos al patio de armas. De sus muros totalmente enjalbegados, muy limpios, destacan unas repujadas rejas. Enfrente, uno de los tres torreones de que constaba el antiguo castillo, al que no podemos acceder. A la izquierda unas escaleras por las que se asciende al piso superior. A la derecha, dependencias de servicios por las que pasamos a una bodega, con bóveda de cañon, en la que hay una serie de tinajas.

El patio de armas

La bodega

Volvemos al patio y subimos las escaleras que nos llevan directamente a la parte noble, al pasillo principal.  Grandes ventanales dejan penetrar la luz exterior del patio, a la derecha, cuatro puertas con jambas y dinteles con motivos platerescos. Las dos primeras corresponden a un comedor muy sobrio en uno de cuyos laterales se encuentra una pequeña capilla a la que no le falta ni una diminuta sacristía.

El pasillo principal
Tornamos al pasillo y por otra de las puertas entramos en el salón principal, en forma de ele, situado en un nivel un poco inferior gracias a unos escalones de madera. Está impecable. Todo el mobiliario es original, limpiado y reparado por los voluntarios. La alfombra es comprada y la lámpara está también confeccionada por un vecino del pueblo. Me llama la atención un piano muy peculiar.

La entrada al comedor
Traspasamos la puerta que nos lleva al salón de te, una sala espaciosa, pintada de blanco, con unos preciosos muebles también originales. Sobre una de las mesas, un gramófono muestra orgulloso su prominente bocina de color verde. Cuadros y espejos adornan las paredes, en una de las cuales, una chimenea abre sus negras fauces.

El salón de te
Por una puerta ojival entramos en el pasillo de las habitaciones que también servía de salón de baile. A la derecha una chimenea, a ambos lados del salón, unas sillas muy curiosas y los cuadros familiares.Al frente, el paso al vestidor y a la habitación de la condesa en la que, junto a la cama, nos han dejado a la vista un vetusto orinal.

Salón de baile

Habitación de la Condesa
Al otro extremo de la chimenea, subiendo unos escalones, una puerta nos devuelve al pasillo principal. Echamos un vistazo a un aposento que llaman del torero, cuya restauración van a acometer en breve, y salimos al exterior, a una terraza que podría ser el paso de ronda por las murallas, para dar la vuelta, bordeando el torreón, hasta llegar a una nueva entrada en lado opuesto.

Nos introducimos de nuevo, bajamos unas escaleras y vemos una estancia con un gran tapiz en el que se describe la batalla de Aibar donde Carlos, el Príncipe de Viana, se rinde a su padre Juan II de Aragón, usurpador del trono de Navarra. Seguidamente, en otra bodega examinamos una bonita maqueta del castillo realizada por un aficionado tudelano.

Como todo castillo que se precie, también tiene su leyenda. Es aquí donde escuchamos las vicisitudes de la niña Victoria, cuyos padres le cortaron los pies para evitar lo que hoy día llamaríamos su hiperactividad. Cuentan que su espíritu vaga errabundo por los salones del palacio. 

Puerta de salida al parque
Salimos al exterior por la puerta que da a la antigua huerta, hoy parque municipal. Una fina lluvia nos obliga a utilizar los paraguas. El recorrido lo hacemos cada uno a nuestro aire deteniéndonos en aquello que más llama nuestra atención. El arbolado está constituido por especies muy variadas y bien dispuestas.

Un cisne muy coqueto
En el estanque, los patos lavan su colorido plumaje, y los cisnes, muy coquetos, posan para que les hagamos las fotos. En uno de los lados de este extenso jardín, se encuentra una plaza provista de un escenario al aire libre donde tienen lugar los diversos eventos programados a lo largo del año.

El escenario de la plaza del parque
Caminando hacia la salida observo dos curiosas bombas de agua, una de 1850 y la otra de 1900. Veo también un arado romano y otro de reja o braván, y algún apero de labranza más, distribuidos por el sendero.

Bomba de agua de 1900

Bomba de agua de 1850
El tiempo restante hasta la hora de la comida, la dedicamos a realizar una breve visita a la iglesia parroquial de San Juan Bautista, en cuyo exterior se erige una torre de ladrillo, con el primer cuerpo cúbico adornado con rombos de estilo mudéjar, y dos cuerpos superiores octogonales rematados por un chapitel con forma de bulbo. En el interior, un retablo mayor renacentista del siglo XVII,  en una capilla lateral un Cristo barroco de Juan de Biniés y, destacando sobre todo esto, en un retablo barroco, situado en el lado del evangelio,una bella imagen flamenca, policromada, del siglo XV, sobre una columna a modo de la Virgen del Pilar. Según cuenta la tradición fue donada por la reina Blanca I de Navarra y Evreux. A los piés del templo, un crucifijo del siglo XV, de gran valor, que los peregrinos portan inconscientes durante la javierada.

La iglesia desde la terraza del castillo
Terminada esta visita, nos encaminamos a un restaurante de la localidad para dar buena cuenta de una sencilla comida. A continuación, nos dirigimos a un cercano pueblo aragonés para cumplir con la última cita prevista, y conocer la Casa Palacio de los Condes de Bureta. Pero eso, probablemente, será objeto de una entrada posterior.

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