Iniciamos el recorrido de esta catedral que, tras la conquista de la ciudad a los musulmanes en 1119, comenzó a erigirse con un proyecto inicial románico que fue arrumbado por el de una iglesia gótica completamente nueva, fuera del recinto protegido de la muralla, en la huerta de la población. Fue consagrada el 20 de abril de 1235 respondiendo a partir de entonces al nombre de Santa María de la Huerta. Fue destruida en gran parte dos siglos más tarde por Pedro I el Cruel durante la guerra "de los dos Pedros" (1356-1369) y se renovó en el siglo XIV apareciendo el estilo mudéjar que afectó a la terminación de las naves y las capillas que las circundan, las fachadas exteriores, el cimborrio y la torre. Aprovechando la sustitución del antiguo cimborrio muy deteriorado, tuvo lugar en el siglo XVI, en plena época renacentista, una nueva reforma que afectó al interior de la seo, culminando con la pintura de la misma con una imprimación gris con falsas juntas blancas incorporando en la cabecera resplandecientes dorados. En 1981 fue cerrada al público por correr riesgo de derrumbamiento, comenzando una larga rehabilitación interrumpida varias veces por falta de fondos. En abril de pasado año fue abierta al público sin estar finalizada su restauración completa.
La catedral desde el mirador del Palacio Episcopal |
Hasta aquí la historia de esta catedral de estilo gótico francés (cabecera y naves), con el cimborrio y campanario mudéjares y la parte central del crucero renacentista. En el exterior descuellan su torre campanario, de gran altura e imponente presencia y la cúpula del cimborrio formada por cuatro cuerpos superpuestos decrecientes, transición del tambor a una espléndida linterna. Se hace patente la limpieza llevada cabo. Los contrafuertes y arbotantes sujetan airosamente los muros. La portada no podemos contemplarla puesto que se encuentra, como consecuencia de la restauración inconclusa todavía, oculta por una gran malla con su silueta impresa. Esta portada está situada en el extremo norte del transepto.
El crucero |
Penetramos al interior por la puerta del lado opuesto y la primera sensación es la sorpresa. A pesar de los cambios posteriores realizados en el templo se reconoce perfectamente el estilo gótico francés. A media altura de los muros, dándoles gracilidad, discurre un fino trifolio con arquillos góticos muy estrechos.
La nave central y el coro |
La esbeltez de la nave principal es impresionante así como la de las columnas que sustentan el cimborrio, realizado por Alonso González, que llama poderosamente mi atención. Se trata de un tambor octogonal con un friso de dragones y centauros, con ocho hornacinas con apóstoles flaqueadas por columnas abalaustradas y pinturas murales de grisalla que, según nos dicen, permanecían ocultas hasta esta última restauración. Contemplamos algo insólito en el ámbito religioso europeo: una representación desnuda de personajes bíblicos y clásicos como Adán y Eva, Safira y José, Dido y Eneas, Apolo y Venus, Judit y Holofernes, Periandro y Baco, Rafael y Tobías y David y Hércules. Sobre el tambor un polígono estrellado con nervios terceletes y florones dorados.
El cimborrio |
En la capilla Mayor un gran retablo con la figura central de la Inmaculada y en su bóveda pinturas de grisalla sobre fondo dorado. En sus pilares vemos de nuevo unas pinturas góticas un tanto deterioradas.
El retablo de la capilla Mayor |
Damos vuelta a la girola deteniéndonos en las capillas de San Andrés y la de S. Lorenzo, S. Prudencio y Sta. Catalina con un vistoso retablo gótico de principios del siglo XV. Unas magníficas pinturas también góticas nos acompañan en este recorrido por el deambulatorio.
Paseando por la girola |
También llaman mi atención los ventanales de alabastro policromado y un trabajado púlpito con la figura de un Ecce Homo. Las capillas del lado del evangelio se encuentran tapiadas y las del lado de la epístola también están cerradas pero en algunas podemos atisvar su situación en espera de la restauración pendiente.
Yeserías del claustro |
Pasamos al claustro y me sorprende la yesería mudéjar que cierra los vanos. Una exposición en uno de los laterales nos facilita información sobre los trabajos de reconstrucción realizados.
Me detengo un tiempo en una reproducción con grandes fotografías de las pinturas de grisalla del cimborrio observándolas con detenimiento.
Reproducción de una de las grillas del cimborrio |
A pesar de la lluvia, salgo al patio interior del claustro para no perderme la singularidad de estas celosías en su conjunto. Quizás por asociación de ideas se me representa como un gran encaje de bolillos, de esos que hacían nuestras abuelas y que el pasado año volví a ver en Camariñas.
Patio interior del claustro cerrdo con celosías de yeso |
Terminada la visita, saco la impresión de que se trata de una perfecta catedral gótica, aderezada en su interior con sorprendentes detalles renacentistas, recubierta por un hermoso envoltorio mudéjar y digna de ser contemplada por los diversos tesoros que encierra. Debo reconocer que, a pesar de no ser de mi agrado la pintura sobre la piedra ya que personalmente la prefiero limpia, el tono gris con falsa junta blanca de que hace gala le da un empaque impactante al primer golpe de vista.
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Cuando yo sea mayor, espero lograr reportajes como los que tú haces. En este momento me apetece salir de inmediato para Tarazona y seguir tus pasos.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues me avisas y en un cuarto de hora estoy contigo en Tarazona y nos tomamos unos vinos. Un fuerte abrazo
EliminarLa visité en septiembre y me gustó mucho.
ResponderEliminarComo bien has dicho y fotografiado es "una perfecta catedral gótica, aderezada en su interior con sorprendentes detalles renacentistas, recubierta por un hermoso envoltorio mudéjar y digna de ser contemplada por los diversos tesoros que encierra".
Merece la pena visitar estas obras magistrales que nos ofrece nuestro país.
Un abrazo
Estuviste a un cuarto de hora de Tudela. Te hubiese enseñado nuestra catedral y también te hubiese encantado. De paso nos podríamos haber tomado unos vinos acompañando a unos pinchos de vewrduras. Un cálido abrazo
EliminarYa estuve en la fiesta de la Verdura del año pasado y pude admirar la Catedral de Tudela, toda una joya; además conocí unas huertas y degusté sus productos, compré unos espárragos blancos que estaban de miedo.
EliminarPara mi próxima visita te avisaré y nos tomamos esos vinos. Muchas gracias por tu cariño.
Besos
Qué preciosidad, qué sitio tan espectacular; digo como Francisco, dan ganas de salir para allá.
ResponderEliminarUn abrazo Felipe.
Te digo lo mismo que a él, te espero cerca y nos tomamos algo. Un fuerte abrazo
EliminarBellas fotos, impecable narrativa... y esa yesería mudéjar... uhhhhhhhhhhhhhhhh!!! me encanta. Nos vemos pronto. Besossssssssss!!!
ResponderEliminarLo comentaremos juntos. Ya se ha terminado el puente y te llamo mañana. Besos
EliminarNo la conozco. Es imponente y por lo que veo en tus magníficas fotografías, la han dejado que da gusto verla. Un abrazo Felipe.
ResponderEliminarPuedes estar seguro de ello. Un fuerte abrazo
Eliminar¡Qué bonita es!
ResponderEliminarUn abrazo!
Sí que lo es. Abrazos
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