Es la hora. El anhelado y
estridente ulular de las alarmas pone punto final a la dura jornada laboral. La
salida del trabajo provoca en su rostro
algo parecido a una sonrisa. Atrás quedan los momentos monótonos de la tarea. Hora
tras hora, minuto a minuto golpeando, cincelando, esculpiendo graníticas losas
que quizá, más adelante, servirán de túmulo al cuerpo del último pescador
desaparecido.
Camina ensimismado recorriendo
las callejuelas del pueblo hasta llegar, sin apenas darse cuenta, a la puerta enjalbegada
de la casa de Nerea, su novia. Cogidos ambos de la mano, recorren los últimos
tramos de la calle y se dirigen a los acantilados. Sentados sobre la hierba, arrobados, contemplan el atardecer, la estela
bermeja que perfilan los rayos del sol.
Permanecen expectantes. Va a
suceder de un momento a otro. Es la hora bruja en que, desde los escollos, los
dorados cuerpos de las sirenas se
zambullen en las aguas gélidas, tal vez a reunirse con los náufragos que han
sucumbido a sus cantos seductores.
Felipe Tajafuerte
2012
(Taller de escritura creativa. Otro de mis ejercicios)
Muy bonito texto Felipe.
ResponderEliminarHay quien no lo cree, pero las sirenas siempre asoman a la superficie a la misma hora.
Un abrazo.
Seguro que oirás algún canto de sirenas de elogio sobre tu escrito. Muy romántico y real a la vez.
ResponderEliminarBss
Holaaaaaaaaaaaaa!!!! Bella tu narración, bien adjetivada, sintaxis impecable, palabras muy bien buscadas, muy escogidas... ARTISTAAAAAA!!!!!
ResponderEliminarVa en serio pero que muy en serio... como me encanta el marisco... hay veces que imagino ser sirena... a los naúfragos... los salvaría!!!
besos cariñosos desde Cáceres.
Que mas añadir a todo lo que te ha dicho Liova.
ResponderEliminarUn texto concreto, con la longitud apropiada e insisto en el vocabulario tan acertado que has utilizado.
Felipe, si este es el segundo, como serán los que nos esperan.
Un abrazo .
Hay quienes niegan la existencia de las sirenas, pero no es de extrañar que así sea; no son pocos los oídos rígidos que no alcanzan a percibir la dulce melodía de sus cantos seductores, cuando en los atardeceres desdibujan la línea del horizonte con sus zambullidas: son muchos los que miran y no ven, los que escuchan y no oyen. ¡Menudo progreso, Felipe!
ResponderEliminarMe he sentido transportada a ese lugar mágico.
ResponderEliminarSe nota que le estás tomando gusto a esta nueva forma de escribir, lo digo porque sólo las cosas que se hacen con gusto se hacen tan bien. Un saludo.
ResponderEliminarY ante ese paisaje, frente a el sol rojizo que se esconde por el horizonte, la toma por el talle dándole largo y cálido beso.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Soberbio!, ¡magnífico! me ha encantado. Al leer tu primer relato ya vi que apuntabas maneras y ahora con el segundo me he quedado sencillamente "boquiabierta", así con todas las letras y todas juntas.Te felicito Felipe, si te tuviera enfrente te daria un beso y un fuerte y calido abrazo.
ResponderEliminarToda mi admiración.
A las doce de la mañana, en los años 50, sonaba una sirena en el puerto de Alicante todos los dias. En el año 56, esa sirena fue lo último que oí antes de quedarme dormida por anestesia para hacerme unos "forceps" para que naciera mi primera hija.
ResponderEliminarBonito relato. Lola
Acabo de oír una sirena y ello me ha recordado que tenía esta entrada sin comentar.
ResponderEliminarNo hay derecho, tenias que haberle hecho unas fotos a las sirenas, es que he leído "aunque en su forma original eran seres híbridos de mujer y ave, posteriormente la representación más común las describe como mujeres jóvenes con cola de pez", me imagino que en este caso tendrán cola de pez. El relato muy bonito.
Saludos
Si existen … seguro les gustara leer este post. Saludos.
ResponderEliminarMe encanta tu relato, como decia tu hermano orgulloso de ti que eras el genio de la familia yo tambien lo estoy y digo soy su cuñà
ResponderEliminarFelipe, parece que en la vida de cada quien siempre hay un sirena que evoca un recuerdo , en mi caso en Madrid , era una sirena que anunciaba(nunca supe de donde provenía el sonido) que poco después, llegaba mi padre del colegio donde era profesor, yo lo esperaba feliz en la ventana para nuestro paseo diario. Me encantó tu relato y me trajo buenos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.