Miguel de Cervantes en el
Quijote pone en boca del bachiller Sansón Carrasco aquello de “nunca segundas
partes fueron buenas”. A mi entender, no es así en este caso. La nueva entrega
de la saga de los Banu Qasi, La guerra
de Al Ándalus, no ha decepcionado las expectativas auspiciadas durante la
presentación de la obra realizada por Carlos Aurensanz a la que asistí allá por
el mes de noviembre.
Los diversos escenarios
hispánicos como León, Pamplona, Huesca, Monzón, Tudela, Zaragoza, Toledo, Sevilla, Córdoba, Bobastro etc. se encuentran
perfectamente enlazados en las escenas de esta historia en la que los
descendientes de Musa ibn Musa vuelven a las andadas en sus continuas
revueltas. No obstante, la marca superior cede el protagonismo al incipiente reino de Pamplona, a la nueva
corte de León con Alfonso III y, sobre todo, a la Córdoba de los Omeyas con
los levantamientos del rebelde Umar ibn Hafsún refugiado en el “nido de
águilas” de Bobastro.
El relato se sigue con fruición a
pesar de la dificultad que entraña el parecido de los nombres de los protagonistas
árabes o muladíes. Ayuda a paliar este inconveniente el inicial Dramatis personae
así como el árbol genealógico de los Banu Qasi y los Arista. Dispone además de
una ayuda adicional al final del volumen constituida por un Glosario y un
Glosario toponímico. De la fidelidad a los hechos históricos observada por Aurensanz
da cuenta la abundante bibliografía que se incluye justo antes de los
agradecimientos.
Los adeptos a la novela histórica
disfrutarán con la narración de estos acontecimientos situados en la España del siglo IX, tan
exiguamente examinados en la literatura del género.
El libro llega a su fin con la
trágica muerte de Muhammad ibn Lubb en el largo el asedio de Saraqusta
(Zaragoza) que hace exclamar amargamente a Sahra su esposa:
¡Sin cabeza me lo entregaron! ¿Lo oyes, Lubb? ¡Sin cabeza! ¡Hasta de eso me privaron, de la posibilidad de despedirme de él mirando su rostro por última vez!
Finaliza la novela con la promesa que, ante la tumba de su padre, hace Lubb ibn
Muhammad junto a sus hermanos:
Estamos todos aquí, padre… todos tus hijos juntos. Y juramos sobre tu tumba… que tu muerte será vengada, y que no cederemos en nuestro empeño hasta culminar tu tarea.
Parece ser el anuncio que hace el autor de una tercera entrega de Banu Qasi, serie dedicada a los descendientes del conde Casio y del gran Musa ibn Musa, rey del Ebro.
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Hola Felipe!!! Una reseña literaria muy bien documentada!!!! Las novelas históricas no son el género que más me gusta... yo tiendo hacia las biografías... entiendo que para comentar así una novela hay que haberla leído en profundidad y creo que tú lo has hecho. Muchos besos cariñosos desde Cáceres.
ResponderEliminarMe encanta la novela histórica, y la Córdoba de los Omeyas es una época apasionante.
ResponderEliminarUn abrazo Felipe.
Dan ganas de ponerse a leer de inmediato, Felipe. ¿Sabes que cada día te admiro más? Tus reseñas, tus paseos y ahora (la anterior entrada) tu creatividad, son para nota. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarInteresante crítica literaria. Tomo nota de esta novela.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nos has invitado a una lectura apasionante. Sí que merece la pena conocer el libro.
ResponderEliminarPena me da de la mujer a la que le entregan el cuerpo y no la cabeza, lo más importante de la persona.
Besos
Un estupenda reseña de una no menos estupenda novela histórica. Un buen regalo para obsequiar también.
ResponderEliminarGracias
Bss
No es un tipo de libros que me guste leer pero leyéndote, hasta me han entrado ganas de ir a comprarlo.
ResponderEliminarMuy buena tu reseña, como todo lo que haces.
Un abrazo
Gracias, Felipe, por el interés que muestras en mis novelas, y el trabajo que te tomas para hacer sus reseñas. Siempre tengo muy en cuenta vuestras opiniones para mejorar en lo posible en el futuro. Un abrazo fuerte, y gracias por todo. Seguimos en contacto...
ResponderEliminarCarlos Aurensanz