Continuando, pues, por la carretera en dirección a Cáceres después de nuestro reconocimiento del puente de Mantible y la torre de Floripes, llegamos al cruce y tomando el desvío hacia la derecha recorremos los nueve kilómetros que nos separan de Garrovillas de Alconétar. Nos dirigimos al centro por unas calles estrechas y aparcamos el coche en una algo más ancha con jardines en el centro.
Buscamos un sitio donde almorzar, pero nuestros pasos se dirigen inconscientemente hacia donde se vislumbra un espacio abierto y la torre de una iglesia al fondo. Al penetrar en él quedamos sorprendidos por la bella sinfonía de cal, piedra y madera que conforman una gran plaza, con un pequeña fuente metálica y un brocal de piedra en el centro. Es un enorme recinto cuadrangular y está formado por edificios de dos plantas, de un blanco impoluto, la mayoría con soportales con arcos de medio punto de ladrillo sostenidos algunos de ellos por columnas de granito.
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Plaza y brocal |
Está abierta a cinco calles. Una central por la que hemos accedido. Enfrente otra también central por la que a través de un arco se llega a la iglesia cuya torre hemos visto desde fuera. En el costado izquierdo dos calles estrechas en los extremos. En el derecho una calle en el extremo más alejado. En la del frente, junto a esta última calle, el palacio de los condes de Alba de Liste convertido en un establecimiento hotelero de cuatro estrellas con el nombre de Hospedería Puente de Alconétar. Decidimos conocerlo por dentro y degustar su cocina dándonos un homenaje.
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Arquería lateral |
Elegimos el menú de caza compuesto por un entrante de salmón sobre pan tostado, rissoto de boletus de la dehesa de Extremadura, solomillo de venado con salsa de vainilla y pasas; de postre "repápalos" con leche y canela. Acompañamos el ágape con un muy agradable tinto Payva Selección 2005, denominación de origen Ribera del Guadiana. Al niño no se le dio opción a elegir y tomó su biberón de leche con cereales. Todos, incluido el pequeño, salimos satisfechos. A nuestro entender, tan solo los "repápalos" no estuvieron a la altura de las circunstancias.
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Esperando para reponer fuerzas a las puertas de la Hospedería |
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San Pedro Apóstol |
A continuación del buen yantar, comenzamos nuestra exploración siguiendo la calle del arco central que nos conduce a una plaza en la que se encuentra la magnífica iglesia de San Pedro Apóstol, templo fortaleza, de sillería, construido en el siglo XV, con ventanas en forma de aspilleras. Tiene tres portadas. La más antigua ojival abocinada y sobre ella enmarcados tres escudos. En el lado izquierdo de esta puerta se levanta una maciza torre donde se ubican las campanas. Las puertas están cerradas por lo que no podemos visitar el interior.
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Una chimenea muy especial |
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Ventana junto a Las Jerónimas |
Muy cercano, el convento de las Jerónimas de Nuestra señora de la Salud, coronado por una espadaña de ladrillo. Enfrente una casa con una hermosa ventana de esquina y en la de al lado una curiosa chimenea sostenida por cuatro columnas corintias. Como las puertas del santuario están abiertas, penetramos y, mientras escuchamos a las monjas ensayar sus cánticos, admiramos en la cabecera, bajo la bóveda de crucería, un dorado retablo barroco. A la izquierda la verja que da a la clausura y a los pies el coro protegido por otra reja.
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Barrio judío |
Recorremos las zigzagueantes calles del barrio judío donde el sol de la tarde juega al claroscuro. Sobre las níveas paredes descuellan las ventanas y dinteles de las puertas , a pesar de que no son tan llamativas como las que contemplamos hace un par de años en Valencia de Alcántara.
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Santa María |
Proseguimos y nos topamos con la iglesia de Santa María. De sillería y mampostería revocada de cal, tiene una torre similar a la de San Pedro y la puerta principal con un arco de medio punto, abocinado, con arquivoltas decoradas con bolas. Existe otra puerta lateral con un arco también de medio punto y arquivoltas moduladas, sobre él una hornacina con una imagen de la Virgen de las Nieves. El templo permanece cerrado y como consecuencia de ello no podemos contemplar en su interior el pequeño órgano considerado como el más antiguo de la península y el tercero de Europa.
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ermita del Cristo |
Nos dirigimos a la salida del pueblo y dejando atrás la ermita del Cristo, ascendemos una leve cuesta y nos situamos en el ruinoso convento de San Antonio. A pesar de que permanecimos allí durante un buen espacio de tiempo, no voy a extenderme sobre él puesto que será objeto de una entrada posterior.
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Arco de salida de la plaza |
Volvemos a la plaza a través de un arco ojival de piedra. El sol vespertino le confería un aspecto dorado alargando las sobras de las arcadas. Al frente la casa Consistorial y a su lado el más moderno edificio del Corral de Comedias, de estilo típico de nuestro siglo de oro, cuya característica diferencial con los demás corrales de comedias es su tercer nivel para contemplar los espectáculos.
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Soportales de la plaza |
La plaza es un rectángulo de más de 4.000 metros cuadrados, tiene 65 arcos, 103 ventanales y 5 accesos. Está considerada como Monumento Artístico Histórico de Interés Nacional. Durante las fiestas patronales es utilizada como coso taurino.
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Plaza |
Este emplazamiento, en un principio denominado Garro, era una aldea o barrio de Alconétar, cuyos vecinos, al ser ésta última arrasada por una avenida del río Tajo, se trasladaron a este lugar, tomando desde entonces el nombre de Garrovillas de Alconétar. Alfonso X el Sabio le concedió el título de villa y alcanzó una gran prosperidad. En el siglo XVI contaba con más de 7.000 vecinos que en el siglo XIX se habían reducido a poco más de 6.000. Hoy día cuenta con apenas algo más de 2.000 habitantes. La pretérita importancia de este municipio se da a notar por la calidad de sus iglesias y edificios.
Tornamos a Cáceres con la satisfacción de haber podido saborear el encanto de esta villa tan sorprendentemente atractiva y disfrutar con la visión de una las plazas de origen medieval más bellas de España.