Ha salido un día radiante, soleado. El Moncayo, con su nívea capa recién estrenada preside una mañana donde el astro rey absorbe los vestigios fríos de la noche haciendo desaparecer, humeante, la rosada que cubre los alcachofares.
Calor dentro del autobús mientras la autopista discurre en paralelo rompiendo la marea ocre, rojiza de los viñedos. Las conversaciones se van quedando en el olvido, entretanto nos va dominando un placentero sopor, arrullados por el suave y sedante ronroneo del motor. Apenas ha transcurrido una hora cuando debemos despejarnos saliendo de nuestro confortable adormecimiento. Estamos llegando a la capital riojana.
Recogemos a nuestra guía e iniciamos la visita panorámica de la ciudad. En escasos treinta minutos finalizamos el recorrido y nuestro transporte nos deja situados en la plazuela del Marqués de Murrieta. Desde este lugar iniciamos nuestro callejeo por el casco antiguo de la ciudad.
Recogemos a nuestra guía e iniciamos la visita panorámica de la ciudad. En escasos treinta minutos finalizamos el recorrido y nuestro transporte nos deja situados en la plazuela del Marqués de Murrieta. Desde este lugar iniciamos nuestro callejeo por el casco antiguo de la ciudad.
Puerta Nueva |
Comenzamos contemplando el escaso lienzo de la muralla que ha sobrevivido, cruzamos el dintel blasonado de la puerta nueva en sentido contrario al que lo hacen los peregrinos del camino de Santiago y nos topamos con un monumento en homenaje a la “valvanerada” frente a la sede del parlamento de
Iglesia de Santiago |
Caminamos soportando el frío matinal por la Rúa vieja en plena restauración y llegamos a la iglesia de Santiago. Remata su fachada barroca un gran relieve de Santiago matamoros que nos domina desde las alturas atemorizándonos con hacer caer las enormes cabezas cercenadas que pisotean los cascos de su caballo. Es una construcción de una sola nave y en su interior destaca un retablo del siglo XVIII dedicado al mismo apóstol.
Posteriormente visitamos la Imperial iglesia de Santa María de Palacio. La figura de su aguja barroca octogonal es parte fundamental de la silueta de la urbe. Fundada sobre el palacio de Alfonso VII fue la primera sede castellana de la Orden del Santo Sepulcro. Resulta un tanto obscura, a pesar de sus tornasoladas vidrieras, debido a que la lucerna de su aguja está cegada. Cuenta con elementos arquitectónicos de diversas épocas y entre sus imágenes destaca una pequeña Virgen del Ebro.
Iglesia de San Bartolomé |
Continuamos con la iglesia de San Bartolomé de la que, debido al culto que se está llevado a cabo, solamente podemos contemplar su fachada con un deteriorado grupo escultórico reflejando la vida y martirio de este santo. Iglesia construida entre los siglos XII y XIII y reformada en el XVI en el que se le añadió la torre mudéjar con un cuerpo de sillería y el superior de ladrillo.
Concatedral de Santa María la Redonda |
Finalmente, por la calle Portales, llegamos a la concatedral de Santa María la Redonda con sus dos torres barrocas. Están divididas en tres tramos: una base cuadrangular, sobre ella otra octogonal y se remata con una tercera circular. Es sede compartida de la diócesis de Calahorra/La Calzada-Logroño , a pesar de que su obispo nunca haya residido en ella. En mi modesta opinión, poco a destacar en su interior salvo un pequeño cuadro de Miguel Ángel representando un calvario en el que se encuentra una Magdalena a la que parece haberle crecido un tercer brazo.
Aquí terminamos de visitar el escaso patrimonio artístico de Logroño y acto seguido nos dedicamos con entusiasmo al otro, al gastronómico. Guiamos nuestros pasos por las calles San Agustín, Travesía del laurel y Laurel degustando sus excelentes pinchos y vinos.
En un céntrico asador saboreamos las patatas a la riojana, una buena ensalada y unas sabrosas chuletas de cordero a la brasa.
En un céntrico asador saboreamos las patatas a la riojana, una buena ensalada y unas sabrosas chuletas de cordero a la brasa.
En el anochecer se recorta la figura del General Espatero |
Reconfortados, damos un paseo por la Gran Vía y por el Espolón donde nos detenemos a admirar los mentados y generosos atributos del caballo de Espartero. Tras ello, acudimos a nuestro centro de reunión, la plaza del Marqués de Murrieta, tomamos el autobús e iniciamos el regreso a casa.
Y esto es todo lo que ha dado de sí esta excursión que nos ha hecho pasar un ameno día en la capital de nuestra vecina Comunidad de La Rioja , en la grata compañía de nuestros amigos de Albea.