Hoy nos hemos dado un paseo por La Rioja. Nos ha salido un día algo gris tirando a tristón pero ha ido asomando un tímido sol que poco a poco ha ido enseñoreándose de la campiña para acompañarnos durante toda la jornada.
Después de aprovisionarnos de vino en Sotés, escusa para nuestra excursión, nos hemos encaminado hacia la N-111 que enlaza Logroño con Soria con el fin de dirigirnos a San Román de Cameros donde teníamos previsto comer.
En el tramo de Islallana a Viguera hemos contemplado todo el esplendor cromático del otoño. Verdes, amarillos, rojos, ocres, marrones… ¡qué maravilla de paleta! Abajo, paralelo a la sinuosa carretera, dando feracidad a un valle encajonado, el Iregua afluye raudo a su desembocadura cerca de la capital riojana lamiendo las rojizas peñas.
Como ya es habitual, el navegador de mi cuñado nos informa, con una voz rebosante de amabilidad, que no encuentra la ruta para llegar a San Román de Cameros. Le echo una mano al dueño del "aparatito" y entre los dos le damos un buen repaso al santoral ante la mirada desconcertada de nuestras respectivas. Tomamos una carretera a la izquierda y, como es natural, tenemos que volver porque termina en Ribabellosa y no continúa.
Tras preguntar en un par de ocasiones, por fin llegamos a buena hora para el yantar. El navegador nos informa con su acostumbrada cortesía que estamos en San Román de Cameros. ¡Será cabrón!
Después de comer, para desengrasar, damos un paseo por el pueblo que está muy bien aunque solitario (es la hora de la siesta) y continuamos viaje de vuelta.
Pasamos por la "mazapanera" localidad de Soto en Cameros, ascendemos un buen trecho por la serpenteante carretera y en unos minutos aparcamos junto al mirador del Cañón del Leza. Mientras mi cuñado descabeza un sueñecillo, nos encaminamos hacia el observatorio con el fin de contemplar el panorama.
El espectáculo que se abre ante nuestros ojos es magnífico. Es uno de los paisajes más llamativos de toda la Comunidad de La Rioja. En una zona muy deforestada, el río Leza, en su corta trayectoria, ha excavado en la roca caliza un profundo desfiladero en cuyos roquedales un grupo heterogéneo de animales, entre ellos varias aves rapaces, han encontrado refugio para ellos y sus crías. Alimoches, halcones, búhos reales y algunas parejas de buitres leonados han hecho de esta garganta su hábitat natural adecuado.
Según los paneles indicativos existentes, hace 200 millones de años este lugar era el mar de Tetis. La orogenia alpina provocó que los materiales se plegaran y rompieran dando lugar al vaciado del mar y la formación del río Ebro y sus afluentes, entre ellos el Leza que excavó este cañón. Esto dicen que sucedió hace unos 60 millones de años. Total, ayer.
Como el tiempo apremiaba ya, iniciamos el retorno quedando yo un tanto frustrado al no poder realizar el recorrido, de unos 1.800 metros , bordeando el cañón desde este mirador hasta el cercano pueblo de Soto en Cameros. A pesar de esto y de las vicisitudes ya relatadas he acabado satisfecho de esta breve salida.