Estos días están de actualidad en nuestra Ciudad. Tras apenas tres meses desde que fueron desmontadas para su restauración, ahora lucen expuestas en la Catedral hasta mañana martes día 6 que serán ubicadas en sus respectivos lugares de la torre para acompañar a la gran campana María que por su peso y dimensiones no pudo ser desmontada y ha sido reparada in situ.
Según hemos sabido van a sonar ahora siete campanas en lugar de las tres que últimamente estaban en funcionamiento. Ya veremos cómo afecta esto a nuestro actual ritmo de vida. También se les va a dotar de un motor y van a ser informatizadas con el fin de regular desde la sacristía la intensidad y volteo de estas campanas, cuyo sonido va a ser una imitación del que se producía antiguamente con los toques manuales.
A propósito de esto, en el reciente viaje que realizamos a Rusia, en la visita que hicimos a la isla de Kitzi en el lago Onega, un campanero nos obsequió con una exhibición de sus habilidades. Fue curioso ver cómo mediante los dedos y los pies sujetos con cuerdas a los badajos hacían que estos golpearan estos instrumentos de diversas formas y tamaños y escuchar los armoniosos acordes que se producían.
Es indudable que el oficio de campanero como tal pasó a la historia, siguiendo la trayectoria de otros muchos. En todo caso tendremos que darle el nombre de campanero al ordenador que las haga funcionar a su debido tiempo.
Por lo menos este no se nos morirá en la torre de soledad, como el de la canción, por muy enamorado que esté de alguna computadora.
No, el oficio de campanero no ha pasado a la historia; por el contrario, está más vivo que hace unos años.
ResponderEliminarEs curioso el contraste entre las dos catedrales navarras, que han restaurado sus campanas al mismo tiempo: en Pamplona hay un numeroso grupo de campaneros, que ha participado en el diseño de los toques, que hizo un concierto de despedida (concierto manual, por supuesto) y que espera ansioso el regreso de sus campanas a las torres, tras la restauración de la fachada, para volverlas a tocar. Tudela debería recuperar el toque manual, ya que la restauración que se ha hecho lo permite.
Creemos que las campanas manuales son la mejor expresión de los sentimientos de la comunidad (y desde luego unos mecanismos, por muy perfectos que sean como en este caso, nunca pueden transmitir esas emociones)
Pues me alegro de estar equivocando en cuanto al oficio de campanero. No obstante estimo que en Tudela será difícil introducir los toques de campanas manuales.
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